lunes, 12 de julio de 2010

148. Remolino


Y si tu voz discordante se perdiera...

domingo, 4 de julio de 2010

147. El cuarto de atrás

Recordar etapas de mi vida es lo que me suele pasar cuando muevo los libros de sitio.
No soy aficionada a recordar, sólo si necesito acudir a ese cuarto de atrás de la memoria para recuperar algún dato. Así tituló Carmen Martín Gaite su pequeño libro "El cuarto de atrás" que se va haciendo grande a medida que te adentras en él y que ahora tengo en mis manos; lo ojeo, amarillean sus páginas pero no importa, el mensaje sigue ahí:
Los recuerdos que pueden darnos alguna sorpresa viven agazapados en el cuarto de atrás, siempre salen de allí, y sólo cuando quieren, no sirve hostigarlos”.

O este otro que conviene recordar:
Nadie quería hablar del cataclismo que acababa de desgranar al país, pero las heridas vendadas seguían latiendo, aunque no se oyeran gemidos y disparos: era un silencio artificial, un hueco a llenar urgentemente de lo que fuera”.

Mi cuarto en el que escribo también es el de atrás, el más lejos de la puerta de entrada, aquí me escondo, como dice M. Esta mañana me ha montado dos armarios nuevos para libros y disfruto poniéndolos a buen recaudo.

Como decía, cuando cambio los libros de sitio algo ocurre en mí. Primero los miro en sus pastas, los abro, veo las notitas que doblo porque sobresalen de ellos; no me gusta subrayar, quiero dejarme sorprender por cosas nuevas que quizás no capté en una lectura anterior, por eso apunto la página y el comienzo de la frase en notas que dejo dentro de ellos.

Si quiero limpiarle el polvo a los libros y colocarlos en un nuevo lugar con prisas, como ahora, éstas desaparecen; me sitúo fuera de la realidad como en un baile lento; con movimientos pausados los abro para que respiren –están tan juntos siempre y apretaditos- y las sensaciones que emanan me envuelven como en una sinestesia. Surgen hilos que me llevan de acá para allá en el tiempo, no sólo a los momentos en que ellos irrumpieron en mi vida, sino a los momentos que el propio autor/a los pensó y escribió.

Se puede escenificar una vida, la de una persona a través de sus libros o mediante entrevistas que desgranan vivencias, instantáneas de circunstancias y situaciones.
Se puede entrar así en la vida de alguien; evocarla al leerla, y traer sus palabras al presente porque quizás te identificas con ellas.
Y es que el libro te da calor, te acoge, lo sientes cuando descubres la complicidad de sentimientos y pensamientos con lo que en él se dice. Carmen escribía desde la sencillez para volar lejos, hacia lo complicado que sólo se descubre si te fijas. Era fácil sentir esa especie de comunicación al leerla.

En ese abrir y cerrar de libros ya leídos siempre vuelvo a esa frase que los abre y que resume esa idea que lleva implícita, como en este:
La experiencia no puede ser comunicada sin lazos de silencio, de ocultamiento, de distanciaGeorges Bataille


Y para completar esa ida y vuelta leo las dedicatorias y otros hilos se enlazan. Me gusta dedicar y que me dediquen libros y guardo algunas muy queridas, pero quiero poner aquí sólo una, la más simple y la más importante para mí:
Para mí de yo
Si pasas por aquí, ¿te importaría añadir tu preferida? Me gustaría conocerla.

domingo, 27 de junio de 2010

146. Pequeños placeres


Cuando éstos se presentan, hay que cogerlos al vuelo. Sobre todo si con ello no se perjudica a nadie. Son pequeños ahorros de felicidad de los que tiramos en los momentos malos.

En los campos del sur el verano aparece antes, el pasto abarca casi todo, excepto algunos olivos, una que otra higuera y, cómo no, los campos de girasoles. Contemplar un girasol y comprender a Vincent van Gogh es todo uno porque ese girasol que anuncia el verano y esa perspectiva que la vega del Guadalquivir nos ofrece de ellos es maravillosa.
Soy pesada al repetir estas “margaritas grandes” como las llamaba mi hijo pequeño, pero más se repiten las estaciones, ¿o no?

Y como colofón del paisaje: pararse en Carmona, un lugar con historia y presente, para tomar unas cervezas con amigos en uno de sus lugares emblemáticos:
El Tabanco, es el bar del hotel Alcazar de la Reina. Sí ya sé, es rimbombante, no tengo por costumbre ir a esos sitios, pero curiosamente es un lugar de tapeo con una cocina excelente y bien de precio.
Tabanco, así lo explica en una pizarra, es “un puesto, tienda o cajón que se pone en mercados o calles para la venta de comestibles. La gente del norte, sorianos, burgaleses y montañeses, a mitad del siglo XVIII, se hicieron con las tabernas sanluqueñas teniendo una importancia capital en la aparición de los vinos de crianza biológicos y crearon el tabanco, sitio característico a caballo entre tienda de comestibles y taberna”.
Pues eso, no tengo dinero pero no me lamento, porque tengo una hucha donde ahorro momentos felices.

domingo, 20 de junio de 2010

145. Una conclusión es un lugar donde llegaste cansada de pensar.

Ya no sé si la frase del título se me ha ocurrido a mí, la he leído, o la he escuchado, pero sí hay veces que llegas cansada de pensar a lugares ya transitados.
Dicen que en tiempos de crisis se agudiza la imaginación, tampoco estoy muy segura de eso, yo por si acaso leo para avivarla.
De todos los misterios del universo, ninguno más profundo que el de la creación...” Así comienza Stefan Zweig una conferencia sobre “El misterio de la creación artística” el 29 de octubre de 1940 en Buenos Aires.
Quién no se ha preguntado cómo crean aquellos artistas que admiramos. Por qué insisten todas las encuestas sobre cada cual, una y otra vez, con las mismas preguntas que les deben resultar tan cansinas.
El mismo Edgar Alan Poe se lamentaba “Yo mismo he pensado muchas veces cuán interesante habría de ser un artículo en que un autor -si fuera capaz de ello- nos describiera con todos los detalles cómo una de sus creaciones alcanzó paso a paso el estado definitivo de la perfección...”
Zweig cree que “sólo podemos tratar de reconstruir ese acto creador por las pistas como si tratáramos de averiguar algo en criminología”.
Si pensamos cómo puede surgir una idea, puede que ésta tenga lugar en el cerebro, y si ese estímulo lleva la urgencia de ponerla en práctica será quizás incompatible con la voluntad de dejar constancia del cómo y el porqué.
Es cuando se retoma aquello que surgió... ¿de dónde? Cuando se quiere plasmar algo, la memoria, que todo lo transforma, plasmará el hecho sin la fidelidad inicial. Y no es raro que el artista al contemplar su obra desde fuera se pregunte ¿esto lo hice yo?

En el mundo material en que vivimos los expertos en creatividad sostienen que para ser innovador en su campo, una persona tiene que saber algo o bastante, pero nunca poco o demasiado.
Rita Levi Montalcini, premio Nobel de Medicina 1986, nos dice que “la creatividad -cualquiera que sea la manera de entenderla- es máxima en el periodo del desarrollo pleno de las actividades cerebrales, disminuye en las décadas siguientes y decae poco a poco en la edad senil, pero puede cobrar nuevos bríos en este último periodo vital”.
Por otra parte, los neurólogos creen que vivir con los pies en la tierra intentando solucionar los problemas que surgen a diario es suficiente entrenamiento para un cerebro sano. Y cómo no, observar la realidad sin prejuicios, cultivar la atención y, a veces, como recomiendan algunos psicólogos “fijarnos un objetivo imposible” y analizar el porqué de esa imposibilidad identificando qué aspectos, personas o circunstancias impiden alcanzar el objetivo.
Edelman nos anima cuando dice que “la experiencia no es pasiva, sino activa y que por serlo selecciona o modela un nuevo esquema de grupos de neuronas con conexiones más complejas”.
La percepción crea mientras nos movemos; nuestros órganos de los sentidos toman muestras del mundo y crean mapas en el cerebro. Cada percepción es un acto creador.

jueves, 17 de junio de 2010

martes, 8 de junio de 2010

143. El empedrao

Al leer en el blog de Freia la palabra: “empedrado” me acordé de esta foto de un viaje.
Hace tiempo al pasar por Roma nos encantó este empedrao, como decimos nosotros.

Cuando contemplas los vestigios de la ciudad, inevitablemente comparas lo que sería en su esplendor esta civilización como tantas otras. Lo que queda estremece y me pregunto: qué quedará de la nuestra. Quizás unos cuantos hierros reciclados además de las piedras de catedrales y castillos, que apenas me dicen nada.

Me gusta asomarme a estos rincones; sentarme en sus plazas y escuchar a la gente hablar en su idioma, saborear sus comidas; posar mis pies sobre tantas y tantas pisadas de este empedrao que absorve la lluvia. Todo eso me devuelve al presente, a este presente incierto y efímero.


La segunda foto es de Robert Rauschenberg
Museo Guggenheim Bilbao

martes, 1 de junio de 2010

142. A veces...


Buscamos

cada noche

con esfuerzo

entre tierras pesadas y asfixiantes

ese liviano pájaro de luz

que arde y se nos escapa

en un gemido.


Idea Vilariño “Buscamos”

jueves, 27 de mayo de 2010

141. Entresijos


Supongamos que en una obra cuidadosamente preparada un actor, ya sea por pereza, por descuido, o por falta de atención, se aleje tanto de la verdadera forma de hacer su personaje que actúe de una manera mecánica y rutinaria.

¿Tiene derecho a hacer esto?

Después de todo no es el único que ha puesto en pie la obra, no se debe a él exclusivamente el trabajo que ha invertido en ella.

En un empeño así uno trabaja para todos y todos para uno
”.

La construcción del personaje
C. Stanislavski

jueves, 20 de mayo de 2010

140.Tan imposible como preguntarle algo a la imagen de un sueño


-¿A quién quieres más?
-No sé... que te lo diga... ella... –contestó Clara en un balbuceo casi incomprensible.
-¿Qué ella? –preguntó de nuevo el niño de los ojos grandes, mientras, con sus manitas cogía el rostro de su madre y lo movía de un lado a otro intentando despertarla.

Era raro, muy raro aquel sueño en el que estaba sumergida.
Clara, desdoblada en dos; no era un espejo, la mujer que tenía enfrente era ella misma, lo sabía porque estaba vestida de forma distinta. Los dos vestidos pertenecían a cada uno de sus embarazos: uno de lunares blancos sobre fondo rojo, otro de cuadritos en tonos pasteles.

-Mamá, mamá, despierta, estás sudando mucho. Dímelo mamá, dímelo, ¿a quién quieres más de los dos?



El título lo tome de un cuento de Filisberto Hernández “Nadie encendía las lámparas” y fue leyendo a Vila-Matas cómo lo descubrí. Pongo el enlace del cuento para que lo disfrutéis:

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/hndz/nadieen.htm

Hay veces que en un cuento no pasa nada relevante, hay veces que en un cuento la belleza o lo que te impresiona está en algunas de sus frases. Al leerlas... parece como si se levantaran del papel y volaran hacia el subconsciente del lector y allí germinaran.

martes, 18 de mayo de 2010

139. Capacidad de asombro

En mis visitas a algunos blogs he podido comprobar en ellos el sentimiento ante la muerte de algún bloguero desconocido. Pienso que las palabras unen ante el dolor y éstas siempre han sido conmovedoras.
Pero no siempre ocurre así con las imágenes, a pesar de lo impactante que puedan ser algunas.

Ayer por la tarde al salir de mi casa hacia el taller de teatro, me encontré un bloque de pisos de mi barrio acordonado por la policía; una joven se había tirado de un cuarto piso y yacía en el suelo cubierta con una sábana.
Mientras una señora me explicaba esto yo no podía ni escucharla; no conocía a la familia, pero ella insistía y mi cabeza era un signo de interrogación de los porqués del supuesto suicidio.
Me marché impresionada y a la vuelta del taller otra persona me contó que la joven era alcohólica.

Si comento esto es porque en las explicaciones de lo sucedido no vi ningún gesto de asombro ni de condolencia.
El relato de la muerte violenta era el mismo que dan en la noticia de cualquier cadena de televisión.

jueves, 13 de mayo de 2010

138. Eduard Punset


Busco una imagen de Eduard Punset para ilustrar el post y esta es la que más se repite.
¿Será por su actitud, positiva y, en parte, revolucionaria sobre los temas que trata?

El día que pensaba ir a la Feria del libro de Sevilla, una amiga me avisó que presentaba su último libro, así que después de comprar algunos en la Feria, me acerqué al hotel Alfonso XIII para escuchar a Punset.

Sólo lo había visto en televisión, desde el principio del programa Redes en aquel horario imposible, ahora resulta más cómodo seguirlo. En persona es cercano y mucho más cuando habla. Se quedó con el público, que abarrotaba una hermosa sala, nada más empezar. Yo hubiera preferido que ni siquiera lo hubieran presentado, dado que es de sobra conocido.

Primero situó a los seres humanos con relación a nuestro planeta y su velocidad y nos advirtió que mirásemos más las estrellas porque puede que en miles de años no las veamos.
Y una vez quedado claro que sólo nos parecemos a los crustáceos en la cabeza que protege nuestro cerebro, desechó todo el contenido dogmático del pensamiento heredado para decirnos que lo que nos han inculcado no es lo único que cuenta.

Las emociones ocupan casi todo el sitio en nuestro cerebro. Son el equipaje con el que venimos al mundo y lo hemos aparcado en aras de la razón. Ni siquiera la conciencia nos tiene que dar problemas porque los procesos cognitivos no la precisan para tomar una decisión. En la vida tomamos decisiones importantes guiados por la intuición más que por el conocimiento. Aunque estemos predeterminados genéticamente, es la experiencia individual la que incide en la capacidad cerebral.

Después de explicar algunos experimentos vistos en sus programas, como la resistencia o no de unos niños frente al deseo de comer caramelos, nos explicó que no estamos educados para gestionar las emociones con que venimos al mundo, ni lo estamos haciendo con nuestros hijos. Hay que enseñar a manejar las emociones, sobre todo en las primeras edades para que cuando lleguemos a ser adultos no tengamos tantos problemas para saber qué nos pasa por dentro. Distinguir entre la ansiedad y el miedo; concentrar y focalizar nuestra atención. En resumen incorporar a nuestra educación el aprendizaje emocional.

Puso en evidencia que en un mundo globalizado y con los problemas actuales el sistema educativo que tenemos no sirve y que hay que gestionar la diversidad; gestionar lo común siendo dispares, hace falta mucha interrelación para que se produzca la innovación; trabajar cooperativamente y no competitivamente; conciliar el entretenimiento con el conocimiento.

Y con su lenguaje sencillo en todo momento, con esa cercanía y ocurrencia, nos habló de sus nietas y de cómo les explica que nos resistimos, a veces, a cambiar de opinión cuando la materia cambia de sólido a líquido o de líquido a gaseoso. Y que si eso hace la materia, ¿cómo no va a cambiar de opinión una persona si no quiere que los acontecimientos se la lleven por delante?

No sabemos todas las respuestas, pero sí hay adelantos científicos sobre la plasticidad de nuestro cerebro. De todo esto habló para terminar con un consejo más:

“Sí os quedáis parados empequeñece el cuerpo, no veis nada”.

viernes, 7 de mayo de 2010

137. Manos


“Todas las historias son también historias de manos, manos que agarran, que sopesan, que señalan, que unen, que amasan, que enhebran, que acarician; manos abandonadas en el sueño, manos que cortan, que comen, que limpian, que tocan música, que rascan, que pelan, que se aferran, que aprietan un gatillo, que se cruzan.

Te estoy escribiendo.

Y me miro las manos, que quieren tocarte, y me parecen obsoletas, porque hace tanto que no te acarician”.


John Berger “De A para X”