porque el pensar es algo que nadie nos
puede quitar.
Y, mientras camino, pienso sobre lo
desinformados que estamos aún con los medios que hay. En esa bola
enorme que crean los poderes, esos que en la sombra nos van poniendo
cortapisas para pronunciarnos, para andar, para caminar en esa
libertad que nos pertenece.
Y pienso, en las personas que en ese
caminar tienen una fuerza y una capacidad para la resistencia, porque
de resistir se trata, de crear, de inventar, de buscar resquicios
para poder mostrar otra manera de hacer, otro mensaje, otro camino
más justo. Porque no son tantos los que tienen el dinero y el poder
comparado con los que sufren el abuso del mismo.
Y pienso en otros países, en
comunidades indígenas, esas que ni sabemos que existen, pero que una
amiga de Costa Rica, periodista, que vino a una celebración en casa,
nos contó sobre su trabajo con ellas. Una chica encantadora que daba
gusto escuchar con esa cadencia en su voz y una
alegría que contagiaba. Hablamos de esa otra realidad en muchos países que se tergiversa en las noticias que recibimos.
Nos
contó, por ejemplo, cómo hacen
para que la palabra y la formación llegue a lugares más remotos. Tienen una página que yo he
pretendido enlazar pero que google no me deja, pero como todo tiene
sus vueltas la pongo
aquí para quien le interese entrar.
Y, cómo no, desde aquí vuela también
mi agradecimiento a todas esas personas que nos transmiten la verdad y que, incluso, dan la vida por informar.
Caminar nos lleva de un lado a otro
como el pensamiento y me acuerdo de la entrevista que leí no hace
mucho en la que
Yochai Benkler también aclara algunas cosas.