MAR
Me ha encantado volver a verte.
Tus formas
tu olor
tu color
tu sonido.
De enfado
de calma.
De no entender.
Rosa Guzmán
El hilo que conduce al costurero te llevará al lunes 10 de Septiembre de 2007.
MAR
Me ha encantado volver a verte.
Tus formas
tu olor
tu color
tu sonido.
De enfado
de calma.
De no entender.
Rosa Guzmán
Cuando ibas a la ciudad de pequeña te quedabas embobada ante el movimiento de coches y personas; era como un carrusel de feria, colores y olores al pasar por la puerta de algún restaurante o puesto callejero de chucherías. Estabas aprendiendo a leer y leías todos los letreros en voz alta y, mientras, te agarrabas fuerte de mi mano para no tropezar y caerte. ¡Y qué decir del tren! Lo que disfrutabas en el trayecto.
Ahora vives en la ciudad y apenas sales. Aunque ha pasado lo peor, no te puedes aislar.
Como no te vayas a una cabaña al campo... Y, aun así, tampoco. ¿Quién te dice que no pasará un pastor con su rebaño de ovejas? Deseoso de conversación te provocará y tú, que tampoco estás acostumbrada a estar callada porque no lo has sido nunca, claudicarás.
Te lo repetía durante el primer confinamiento y más severo; aquel en que cada vez que tenías que llenar la nevera te dabas una vuelta por la ciudad primero, y te quedabas anonadada. Las ciudades no se han hecho para estar vacías en sus calles y plazas, decías enfadada. Es peor que la guerra física esta sensación de soledad, te quejabas. Porque el silencio era tan grande que parecía que todos estuvieran muertos dentro de la propia vivienda, como si hubiera sucedido una catástrofe nuclear.
¡Ni que tú hubieras pasado ninguna!, te contestaba riéndome para relajarte.
Y buscaba ventajas: los pájaros vuelan libremente y cantan felices, el aire es más limpio...
Pronto todo esto pasará, te decías tu misma. Y es verdad.
puede que la envidia te vaya transformando.