jueves, 27 de enero de 2011

181. Flores verdes


Claudia no daba crédito, sin darse cuenta estaba dando por segunda vez puntadas a su vida al mismo tiempo que las daba sobre la tela.

Ella, que jamás había vuelto la vista atrás, que la memoria la usaba como una biblioteca de consulta, y que cuando escuchaba a algunas personas contar algo pasado con nostalgia o melancolía siempre la aburrían.

Creía firmemente que había que vivir en el aquí y ahora; lo sucedido pasó, del mañana no se sabe nada, y por mucho que lo programemos, en cuestión de segundos puede cambiar.

Con cada puntada en la randa (calado que se hace para unir bordes o dobladillos y afianzarlos), un nuevo recuerdo. ¿Sería producto de la edad o de esa labor que ahora estaba reciclando?

Levantó la vista y lo vio claro, la luz del sol iluminaba hasta la vuelta de hilo en la aguja como en una pirueta. Esa pirueta o vuelco con que algunas veces nos sorprende la vida.

Alguien abrió el frigorífico y comprobó que ese pitido era el único sonido que se conservaba de la vieja casa, ahora transformada. Todo había cambiado, la luz natural iluminaba todos los rincones de esa antigua oscuridad repetida en las casas de los pueblos.

Y esa luz, que iluminaba también su vida, hizo que reparara en un detalle: las flores de la labor no eran de su color. Ella había bordado estas flores en su niñez y elegido los colores.

Claudia sonrió, flores y margaritas verdes ¿por qué no?

Para Rubi y Espe por la luz regalada.

viernes, 21 de enero de 2011

180. Imágenes domingueras

Nueva construcción en la plaza de la Encarnación de Sevilla

Ensayando

Plaza de Dña. Elvira y el rumor del agua.

viernes, 14 de enero de 2011

179. Deshojando la margarita: ¿lo pongo o no lo pongo?

La cuestión es que me han dado una mención de honor en el Portal del Escritor por un microrrelato que envié al concurso “Escritores en su tinta”.

¿Por qué lo refiero? Primero para agradecer desde aquí la mención. Y segundo para no tocarlo, aunque no me faltan ganas. Mi problema es que me corrijo continuamente, pero ahora no debo hacerlo por respeto a las personas que eligieron el mío. Ha sido un regalo para mí y un estímulo para seguir aprendiendo.

Es la primera vez que envío uno a un concurso y lo hice porque me gusto la cláusula: uno de los personajes tenía que ser un escritor vivo o muerto.

Fue en el pasado Noviembre, tiempo de difuntos, y me salió esto:

ZOMBI

La curiosidad de saber qué estaba pasando fuera lo resucitaba cada semana.

Al salir de su tumba, dispuesto a ver cómo seguía todo, comprobó que había más gente que otras veces y advirtió al guardián del cementerio que no desvelara su identidad. No quería que nadie indagara y descubriera que su suicidio no había sido por amor, sería como traicionar al romanticismo.

La voz del guardián hizo que volviera la cabeza, éste vociferaba en medio de un grupo de gente:

¡Vuelva usted mañana, Mariano! No se me quede por ahí que me la cargo.

Pueden leer los demás aquí:

lunes, 3 de enero de 2011

178. Raices

Como un universo en expansión

sábado, 1 de enero de 2011

177. Deliciosa vagarosidad

Comienzo el año aprendiendo una nueva palabra: "vagarosidad".

Es idónea para este levantarse en un día en que el silencio lo invade todo dentro y fuera.
Paseo por la casa y las cosas usadas y dejadas a su amor me dicen, "déjanos estar, tú a lo tuyo".

Y yo a lo mío, primero agua con limón para limpiarme por dentro, mientras, preparo café y tostadas con mantequilla y miel de flores.

Desayuno y leo. Me gusta comenzar las mañanas así, aunque solo sean una cuantas líneas.
Hoy empiezo un libro, "Historias" de Robert Walser, regalo de mi hijo mayor.

Leo "El muchacho está envuelto en una distraida vagarosidad que la maestra parece no querer advertir".

Y disfruto de este momento.

Os deseo muchos momentos felices en este año que comienza. Nos alimentan tanto para seguir adelante como estas deliciosas tostadas.