viernes, 21 de diciembre de 2018
sábado, 15 de diciembre de 2018
490. Regalos
Es difícil regalar libros cuando te gusta mucho leer y tienes tus preferencias. Pues la persona que me regaló estos
dos que muestro acertó de pleno, así que desde aquí quiero darle
nuevamente las gracias.
Me gusta leer
primeras novelas como “Las esposas de los álamos” de Tarashea Nesbit. Es una historia arriesgada por su forma y fondo. Los
hechos transcurren durante la Segunda Guerra Mundial y es la reconstrucción
imaginaria de lo que no sabemos sobre algo tan cierto que cambió el
mundo.
Contada en plural,
un narrador poco habitual, suma, pero oculta. Son voces que sin
señalarse expresan una opinión conjunta que pesa y obliga.
“Éramos más que
Yo, éramos Nosotras. Éramos nosotras pese a nuestras aspiraciones
de singularidad. Por solas que nos sintiéramos había cosas que no
podíamos hacer de forma individual”.
Alejadas de la
guerra y en aquel extraño lugar cuando hablaban entre ellas se preguntaban: por qué no sabían casi nada. Ellas, las
esposas, que eran parte tan importante con sus cuidados para que lo
que construían sus maridos se llevara a cabo. Son voces que al final, incluso al saberlo, se hacen preguntas sobre todo lo que les concernía
directa o indirectamente.
“Dijimos: Me
preocupan nuestros hijos, y dijimos Me preocupa lo que hemos
hecho, y dijimos Me preocupa
la paz”.
Muchos autores han bebido del
ingenio de Joe Brainard y no solo George Perec, sino todo aquel que
evoque en un “me acuerdo” de su historia personal. Reconozco que no
soy yo de ir hacia atrás en el tiempo, me gusta más el presente, exprimirlo.
Pero me gusta el sentido del humor de quien recuerda, como en este
caso, el autor. Este es un libro para abrir por cualquier parte al
azar como con estas frases:
Me acuerdo de ponerme
bronceador y de que justo entonces el sol se vaya.
Me acuerdo de pensar en lo que
podía haber dicho pero no dije cuando la gente ya se ha ido.
Me acuerdo de que tenía que
ir a pelarme cada dos sábados. Y de que el barbero siempre estaba
haciendo sonar las tijeras, hasta cuando no estaba cortando nada.
Me acuerdo de tener miedo a
que el barbero se le fuese la mano y me cortase la oreja.
Me acuerdo de haber aprendido
desde bien pequeño el arte de dejar las cosas tal y como estaban.
Me acuerdo de, al firmar una
carta, “Tuyo hasta que la cocina se inunde”.
Me acuerdo de una vez,
rellenando un formulario, en que no supe qué poner en “raza”.
viernes, 30 de noviembre de 2018
domingo, 18 de noviembre de 2018
488. Cine, cine, cine...
Cine, cine, cine…
Lo difícil en un
Festival de Cine es escoger película, porque no solo hay que estar muy
documentada de lo que se va a proyectar, también hay que combinar los días y
horas que puedes dedicar al cine, etc. A veces aciertas y
otras no, pero si te gusta el cine y quieres ver algo distinto de lo
que se muestra en pantallas, un festival es el lugar idóneo; siempre
hay algo que te gusta, algo que aprendes de directores noveles, sus
historias y cómo las expresan. No soy crítica ni nada parecido, lo que he visto en ellas lo expongo
de manera subjetiva. Una mirada más, la mía.
“Non-Fiction”,
Olivier Assayas
Comedia de enredo,
crisis de los cuarenta, con el fondo de una industria cambiante son
las líneas por las que transcurre la película. Ese futuro-pasado de si
la edición de libros en papel podrá seguir competiendo con todo lo
nuevo que Internet ofrece. Buenas interpretaciones con diálogos
rápidos y suculentos. Las relaciones de pareja y tertulias entre
ellos me recuerdan las pelis de Woody Allen. Al
ser la película que abrió el Festival de Cine y acabarse las
entradas, antes incluso de sus proyecciones, hace que se cree una
expectación influida por su protagonista asidua al Festival,
Juliette Binoche, y un director, Olivier Assayas, que decepciona
si no está a la altura.
Al término de la
película, mientras bajaba las escaleras de la sala; a mi lado y
protegido por la oscuridad, un joven le decía a su pareja:
-¡Vaya dos horas
más perdías! Porque digo yo que la Julí, bueno, está bien, pero
no es pa tanto, porque ¡vamos!, mensaje, yo no he captao ninguno, lo
que sí tengo es ¡un colocón con los letreros que pa qué!
“Touch Me Not”, Adina Pintilie.
Adina,
su directora, al
presentarla dijo: «esta película es
una investigación y
pretende
establecer
un diálogo con el espectador» Su rostro es el primero que aparece
justo detrás de la cámara, y es para preguntarse ella misma por las cuestiones que expone; para
que nos reconozcamos en su personal extrañeza, cómo ocultamos nuestra intimidad y nuestra sexualidad, y dónde nos situamos; bien porque no nos conocemos
o no queremos que nos conozcan los otros, incluso, las personas con
las que convivimos. Lo que viene después es blanco
(el color que predomina en las imágenes)
y piel, la piel de los otros, los cuerpos, algunos
deformes, los
que
no
son patrones griegos de belleza como nos muestran continuamente para
conseguir vendernos lo inimaginable. La
relación con el cuerpo, cómo vivimos y viven personas diferentes
por discapacidad o no, y su sexualidad es
lo que nos plantea su directora.
En un contraste de planos secuencia con los sonidos bien ajustados al
tema, vamos pasando por los distintos espacios que muestra. No todas
las imágenes son agradables,
pero
creo que las
escenas sí son necesarias al guión.
Tampoco se
ve
la linea entre realidad y ficción, lo que sí se aprecia es:
la
naturalidad, la sensibilidad y la
dificultad
para mostrar
lo diferente con
esa desnudez
y por supuesto el amor, porque al final esa es la cuestión cómo
amamos y nos aman.
Scary mother, Ana
Urushadze, autora
asimismo del guion.
El
entorno en
el que vive
esta
familia
es
una ciudad abandonada a su suerte con
edificios
grises que parecen abandonados, fruto
de una posible
tiranía
institucional. La
protagonista, Nato
Murvanidze, Manana
en la ficción,
es
una persona
con una
imaginación desbordante. La
casi claustrofóbica manera de escribir un libro, su propio marido le busca espacio y la anima a terminarlo, tiene como
resultado el conflicto principal. Con
cantidad de temores se decide a leerlo a
todos y
la
familia va
mostrando su desconcierto porque se
ve retratada en el libro en el que Manana
parece vampirizar a quien cree
que la vampiriza. Inspirada
en un sueño recurrente: teme convertirse en Manananggal, una
criatura mítica de las Filipinas que adquiere la forma de una mujer
que, a su vez, se convierte en un monstruo de una noche a
otra.
Con
la obsesión
de encontrar un final para su novela y ante la desaprobación del
marido que la desautoriza a publicarla, elige
el
ofrecimiento de la única persona que cree en ella, el librero de
enfrente, pero eso será otra vuelta de tuerca
a su origen y
las consecuencias que se derivan.
La casa de
verano, Valeria Bruni-Tedeschi.
Comienza
con el detonante que es el
conflicto principal de la protagonista: el abandono de su pareja que
además actúa
en la película que ella
dirige (una vez más cine dentro del cine). Él no
piensa ir con ella a la casa
de verano donde la espera
su disparatada familia
que solo se preocupa de
divertirse mientras que
una servidumbre, más que
harta, siga sometida a sus
caprichos. Una magnífica interpretación arropa la película, demasiado larga para mi
gusto.
Something
is Happening, Anne Alix – Guion: Anne Alix, Alexis Galmot.
Todo
viaje es transformador y
este más porque transforma
radicalmente a sus protagonistas.
Una
reportera,
Lola
Dueñas, prepara
una guía turística gay-friendly.
Al
comienzo de la película salva a una mujer búlgara del suicidio y se
la lleva de compañera por las marismas de la Camarga francesa, un
paisaje para nada parecido a la Costa Azul que muestra “La casa de
verano”, pero nada deprimente. No
hay desesperanza, sino la lucha por salir adelante de
las
distintas personas de razas diferentes que han tenido que abandonar
su país sin posibilidad de regreso al mismo y
cómo dan prioridad a lo verdaderamente importante.
Lola
Dueñas, con su interpretación pone la sal en este periplo, además
de conseguir las imágenes que buscaba para su guía
gay-friendly.
All
good, Eva Trobisch.
La
directora alemana
pone de manifiesto en este
primer largo, “Todo
bien” que
la negación de un hecho, tan lacerante para una mujer como es la
violación, pasa factura. Y más cuando quien la
viola después de una fiesta,
pasa a ser un nuevo
compañero de trabajo de la
protagonista. Un papel lleno de contención y
difícil porque el
rostro de Janne (Aenne
Schwarz),
ocupa la pantalla casi
todo el tiempo. La
insatisfacción hace mella en ella,
no
solo por la violación y
su negación interior,
sino por cómo son los afectos a su alrededor por parte de su
compañero y su madre.
Border,
Ali Abbasi. Basada
en una novela corta de John
Ajvide Lindqvist,
Border
me remitió a cómo debieron ser los primeros homínidos, con caras
diferentes a las nuestras, con capacidades olfativas para oler hasta
los sentimientos...
Es
lo que le ocurre a Tina, guarda fronteriza que detecta contrabando,
etc. Su día a día es el de una persona normal, exceptuando los
rasgos de su rostro.
Hasta que aparece Vore, muy parecido a ella del que se enamora, pero
que no ha recibido la educación de Tina ni ha crecido en el mismo
entorno. Como si de un error genético de esa raza se tratara, Vore
es un
depredador,
condición que él mismo critica en los humanos.
Sunset,
Laszlo Nemes. Una
puesta en escena impecable. Budapest,
1913. La protagonista, con 20 años y una infancia de orfanato ha
aprendido un oficio: sombrerera y busca trabajo en la fábrica que
fue de su familia. Una búsqueda, la de su hermano, le lleva por los
entresijos del poder y la revolución contra el mismo en
vísperas de la primera guerra mundial.
Su
director, László Nemes, nos
aconsejó
antes de la proyección dejarnos llevar. Es difícil no hacerlo con
el ritmo trepidante
que tiene
la película, tanto que ni me di cuenta de su duración, 144 minutos.
Palmarés
aquí:
http://festivalcinesevilla.eu/noticias/palmares-15o-festival-de-sevilla-2018
martes, 13 de noviembre de 2018
487. Buen cine, por favor
Hace
tiempo que no hablo de las películas que veo y es que son tantas…
Y aún más con las nuevas plataformas de cine y series en Internet.
Aunque a mí lo que más me gusta e ilusiona es verlo en pantalla
grande, pero sobre todo asistir cada año al Festival de Cine Europeo
de Sevilla.
No
cité nada del último, pero sí anoté
las películas que vi y
quiero reflejadas
en mi blog antes
de que termine el Festival de este año en el que estoy inmersa. Al
hacerlo con retraso ya se sabe el recorrido que tuvieron en pases por
la gran pantalla, premios, etc. No
me detendré porque puede que la hayáis visto. Título,
directora y poco más.
-Verano
1993,
Carla Simón.
Contada
desde el punto de vista de Frida, una niña, que cuenta el verano que
pasa con su nueva familia tras la muerte de su madre. Nada de drama,
fue un gozo ver un ejercicio de buen cine y todos los premios que le
dieron son bien merecidos.
-Zama,
Lucrecia
Martel.
Un obra maestra basada
en la novela de Di Benedetto. Una obra a mi modo de ver inabarcable
que con gran maestría de su directora pudo llevar a cabo. Me gusta
como Lucrecia la define: “En el fondo está la idea de que
cualquier persona que se resiste perece. Los huracanes a los árboles
rígidos los arranca de raíz, mientras que las palmeras se doblan
pero sobreviven. Sólo queda lo flexible. La mejor forma de oponerse
a algo malo que te toca vivir es la flexibilidad. Y no creerse tanto
algo, porque mutar es la acción más vital posible. No hay que
resistir, sino mutar”, dijo Martel a la agencia Télam.
-Un
bello sol
interior, Claire Denis.
Denis
que debutó
como directora con la película “Chocolat”, tiene en esta cinta a
Juliette Binoche y Valeria Bruni Tedeschi, dos
grandes actrices.
Si, además, la directora rompe con los modos y los clichés de la
búsqueda
del amor de su protagonista, Juliette Binoche, es
un atractivo más.
-El
taller de escritura, Laurent
Cantet.
El
título ya me atraía, mi libro en el que estaba enfrascada esos días
del
Festival
del año pasado, y que no me impidió
ir al cine, otra de mis pasiones, se gestó en un taller
de escritura.
El
taller de la película reúne a un
grupo de
alumnos con
distintos objetivos o la ausencia de ellos, que
han
sido seleccionados
para escribir un thriller policiaco con ayuda de una famosa
novelista. Pronto se deja entrever la
dificultad de entendimiento y el deseo de violencia de un compañero,
Antoine,
de
ahí el conflicto. El
taller
está impartido
en un jardín. Es verano está situado
en La Ciotat,
sur
de Francia.
sábado, 3 de noviembre de 2018
486. Una cierta mirada
Esa forma suya de
mirar era la que siempre me producía extrañeza y no me acostumbraba
a ella.
¿Qué buscaba mi vecina en mi casa? Cada vez que me visitaba
hacía lo mismo. Yo seguía el movimiento envolvente de sus ojos
mientras me hablaba sin dirigirse hacia mí.
Había
observado que algunas personas religiosas no te miran a los ojos,
pero sí al suelo, al cielo o hacia un lado.
Era
bajita, regordeta, de cuello corto y lo estiraba buscando no sé qué
en el techo. A la vez que daba la vuelta con sus ojos saltones a
todas las esquinas cuando yo le contaba algo sin escucharme, ella movía los labios como en una letanía.
Un día
descubrí que era agnóstica y cansada de seguir su mirada y sólo
encontrar telarañas por los rincones, decidí preguntarle, eso sí,
con tiento para que no se sintiera incómoda.
Estaba sentada en la
silla de la cocina y me acerqué por detrás para observarla. ¿Te
duele el cuello? le pregunté a la vez que lo tocaba. Cerró los ojos y
se echó hacia atrás. Comprobé que estaba tenso como una
correa bien anudada y pensé que un masaje era un buen preámbulo
para seguir hablándole. De pronto rompió a llorar y me
asusté.
-¿Te
he hecho daño? No,
dijo, pero al volverse, no sé qué vio en el techo que saltó del
asiento y gritó señalando una esquina: ¡allí!
No lo
pude remediar, me dio por reírme porque lo que había era una
salamanquesa que también se debió asustar y reptó por la pared
hacia el patio.
Mi vecina corrió más que el animalito presa del
pánico, pero en sentido contrario. Y yo detrás alzando la voz: -lo
siento, pero no tengas miedo que son beneficiosas porque se comen los
mosqui… No la distinguía ya cuando me asomé a la calle. Y, por
supuesto, no volvió a entrar en mi casa.
miércoles, 17 de octubre de 2018
485. Anochecer
¿Será el anochecer
la hora del poema?
Ver volar
letras,
sílabas,
palabras y
echar el lazo sobre
aquello que vuela.
sábado, 6 de octubre de 2018
484. Volver a Salter
James
Salter es uno de mis autores favoritos al que releo por su prosa, el
ritmo y la cadencia que imprime en ella, pero sobre todo por su
estilo elegante y conciso.
Este
pequeño libro de tan sólo 108 páginas se compone de tres
conferencias: “El arte de la ficción”, “Escribir novelas” y
“Convertir la vida en arte”. Las dio en la Universidad de
Virginia a los ochenta y nueve años, pocos meses antes de morir.
Desmenuza los aspectos esenciales de su oficio con el mismo tono
íntimo y directo tan apreciado por sus seguidores.
Quería
escribir precisamente del estilo porque hay muchas definiciones y en
Salter he encontrado la definición que me gusta, aunque él habla
también de otros autores que admiraba:
Flaubert
perseguía la objetividad y el estilo, la
elección precisa de la palabra justa. El estilo en la
escritura era de vital importancia.
El
estilo es sustancia: eso dijo Nabokov, y su propio estilo lo
demostraba.
Sin
embargo, como dice Salter, el estilo puede ser otra cosa:
Me
resisto a la palabra “estilo”, porque también puede sugerir
algo superfluo, como “adorno” o “moda”. A veces me inclino
más bien por la palabra “voz”. No son exactamente lo mismo. El
estilo es una preferencia, la voz es casi genética, absolutamente
distintiva.
El
estilo es el escritor en su totalidad. Puede hablarse de estilo
cuando un lector, tras leer varias líneas o parte de una página, es
capaz de reconocer quién escribe.
Quizás
en los comienzos de la escritura no encontremos esa voz de la que
habla Salter, pero a fuerza de escribir puede que al lector le suene
tal como somos.
Volviendo
a la manera de contar de Salter, decía Walter Benjamín:
El
trabajo en una buena prosa tiene tres peldaños: uno musical, donde
es compuesta; uno arquitectónico, donde es construida, y, por
último, uno donde es tejida.
Cuando
releo “Años luz” de James Salter reconozco estos tres peldaños.
viernes, 21 de septiembre de 2018
483. El río
Hace muchos, muchos
años, los hombres vivían en cuevas como estas.
Hace un mes, en
agosto, caminando comprobé que la vivienda había cambiado “algo”.
Hace una semana, al
llegar a esta parte del río, vi una ¿barca? El dueño había
empleado para su construcción, además de palets, plástico.
Lo que sea para
navegar por el mismo río entre los gansos.
lunes, 10 de septiembre de 2018
482. Celebraciones
Estamos
vivos y es bueno celebrar lo que acontece. Yo me alegro hoy de llevar con mi blog once años.
También en este aniversario tengo la satisfacción que me
ha acompañado todo el verano y en adelante: la segunda edición de mi libro.
Y
como no hay dos sin tres, añadir que me siento feliz y orgullosa de
estar tan bien acompañada por estas magníficas escritoras: Maribel
Andrés Llamero (a quien no tengo aún la suerte de conocer en
persona) y Miriam Palma, que ya conocéis por las reseñas que he
puesto aquí.
Una
última cosa, para mí muy importante, daros a quienes me acompañáis
con vuestros comentarios infinitas gracias.
A
veces en la vida los sueños se hacen realidad. No dejéis de soñar.
Este verano me he tomado un descanso de redes, pero es un placer traer aquí el anuncio que puso mi editorial. Muchas gracias y abrazos.
sábado, 1 de septiembre de 2018
481. Septiembre
Y
llegó septiembre,
gotas
en el aire
la
boca callada
las
palabras sueltas,
bailan.
Y
llegó septiembre,
vamos
preparados
de
besos y abrazos
por
si acaso,
por
si acaso.
viernes, 17 de agosto de 2018
480. Grace Paley
Me
gusta leer y no entender del todo lo que leo porque eso me da pie a
seguir averiguando. Y eso fue lo que me animó a buscar el libro de
esta mujer, que mirando su foto dan ganas de abrazarla, su título: “La importancia de no entenderlo todo”.
¿No os parece sugerente?
El
original, como se dice en la Introducción fue “Tal y como pensaba”
y es fiel reflejo de su autora, porque en los variados artículos del
libro expone su vida, inquietudes, entorno, actividades y
enseñanzas... Publicó varios libros de relatos, pero su labor
principal fue su pacifismo, activismo político y defensa de los
derechos civiles. Además de su militancia particular del feminismo.
La
verdad es que si queremos estar bien informado es necesario recurrir
a personas como Grace Paley, yo me he enterado de cosas de las
guerras que no sabía, me he reído con lo que cuenta de su familia o
vecinas y he admirado los consejos que da a sus los alumnos, os pongo
algunos:
En los cursos de escritura,
suele sugerirse a los estudiantes que escriban sobre su propia
experiencia. Escribe lo que ves. Escribe lo que sabes.
Yo, la verdad, sugeriría
algo distinto. No te precipites.
¿Qué cosas no entiendes
en absoluto?
Cuando hayas inventado todo
lo necesario para contar una historia, cuando hayas llegado más o
menos a la verdad del misterio y ya no seas capaz de descubrir una
nueva incógnita, cambia de asunto.
El escritor no es una
especie de historiador hipócrita que va por ahí uniendo cabos
sueltos e investigando personajes para responder a las preguntas de
todo el mundo.
El escritor no es más
que alguien que cuestiona las cosas.
Escribe
una historia en primera persona, con la voz de alguien con quien
estés en conflicto. Alguien que te moleste, que te preocupe, alguien
a quien no comprendas. Utiliza una situación que no comprendas.
Nada de diarios, cuando
solo te interesas tu mismo, te vuelves aburrido. Cuando lo único que
me interesa soy yo, me vuelvo una aburrida y una engreída. Cuando
tengo interés en otra persona, en ti, me vuelvo interesante.
Un libro o un cuento
deberían ser más inteligentes que su autor.
miércoles, 8 de agosto de 2018
479. La lectura ¿es un viaje?
A
veces puede ser fácil,
otras
escabroso.
Hay que reconocer que esto sí que es afición o pasión por la lectura.
sábado, 28 de julio de 2018
478. Una vida prestada
Hay
lecturas que te impulsan a indagar en ellas nada más acabarlas, bien
por el tema, por el autor, etc. En este libro la búsqueda la inicié
antes de llegar al final. Aunque se refiere a una fotógrafa,
Vivian Maier, dentro del libro no se muestran sus fotos, tan sólo en
la faja de la portada aparece un autorretrato suyo.
Berta
Vias Mahou, autora de “Una vida prestada” nos habla sobre una
mujer que principalmente y por vocación fue fotógrafa a lo largo de
toda su vida. Al leer, se hace necesario ver algunas de sus
instantáneas, ya que Berta, con mucha maestría, se basa en las
imágenes y la documentación que haya podido encontrar de Vivian
Maier para hacer una recreación de su vida, la que la propia Vivian
ocultaba fomentando así el misterio que la rodeaba.
Fui
a la presentación del libro que hizo la autora porque tenía ganas
de conocerla. Compré el libro antes de entrar y sentí no llevarlo
leído para completar la información y poder satisfacer la
curiosidad que genera después de leerlo.
Contar
una vida sin apenas datos, basada en fotos y usando la segunda
persona es bien difícil, pero Berta Vias lo hace con tal maestría y
humanidad, que terminé el libro queriendo a Vivian y admirando a
Berta por su escritura y por esa vida prestada que le ha regalado.
Esta
es una novela intimista, lo es por forma con que Berta la encara,
pero también porque se adentra en Vivian y en los rostros anónimos
de sus fotografías. Explorar qué buscaba la fotógrafa en ellos con
sólo un disparo de su cámara Rolleiflex debió ser una tarea
apasionante.
La
verdad de esta extraordinaria fotógrafa fue que decidió por
convencimiento vivir en el anonimato. Trabajó de niñera toda su
vida, lo que le permitió tener más tiempo libre para ejercer su
impetuosa vocación. Buscaba las desigualdades en los rostros de
muchas personas y captaba ese submundo que no se muestra en las
portadas de las revistas.
Hoy
sus fotos están tan cotizadas, que puede que la editorial no se haya
podido permitir algunas para directamente completar esta historia de
vida. Pero en España hubo una exposición y algunas de sus fotos se
pueden ver aquí.
lunes, 16 de julio de 2018
477. Tiempo raro
Creo que es la
primera vez que estoy un mes sin actualizar el blog, y no es porque me haya ido
de vacaciones. He preferido leer a escribir y al tener más lecturas pendientes
me he dedicado a ellas al ser los días más largos. A eso ha contribuido el
buen tiempo. Esta brisa tan fresa que a veces corre me recuerda a
la playa sin estar en ella.
Nada que ver con
otros veranos que para poder leer me quedaba inmóvil, vamos que en
vez de veranear, hibernaba o, mejor dicho, hacía el proceso inverso,
estivaba como los caracoles y otras especies. Si no me movía no
sudaba, a no ser que tuviera que sostener esos libros gordos y
pesados como ladrillos.
Pero esto no es
normal. Levantarme con los pies helados buscando unos calcetines en
pleno Julio a pesar de haberme tapado por la noche con la sábana.
¡En mi sur de 40 grados! Siento hablar tanto del tiempo pero ahora creo
que sí, que algo está cambiando.
Buen verano a todas
y todos.
sábado, 16 de junio de 2018
476. Quizás...
fuera
tan sólo por darle la razón a Monterroso:
“Cuando
despertó, el dinosaurio
todavía
estaba allí”.
Ahí seguía él,
con su cabeza petrificada hacia la eternidad.
sábado, 9 de junio de 2018
lunes, 4 de junio de 2018
474. Empatía
Corro.
Correr es gratis y desde mi infancia lo he hecho siempre. Ahora mi
cuerpo se cansa y me acerco a la baranda del puente para recostarme,
sin embargo, en su inclinación me invita a cruzar el puente en
dirección a mi carrera.
viernes, 25 de mayo de 2018
473. Admiración
Ella acudía a la
playa todos los días si no llovía. No era una mujer joven, pero sí
presumida. En verano llevaba debajo de su túnica un bañador
distinto, día sí y día no, pero nunca se bañaba, sólo leía. Por
eso, para averiguar aquello que tan embelesada la tenía, el faro se
inclinaba cada día un poquito más.
miércoles, 2 de mayo de 2018
472. A vueltas con el libro
Sí, no digo "mi
libro" porque siempre me ha dado pudor emplear el blog para
publicitarme, y no repito post por mí, de verdad, que no sé yo
venderme, ni lo intento. Si hasta se me olvidó poner en la biografía el nombre de este blog, al que le tengo un especial cariño; por el tiempo que hace
que lo cree, el momento en que se lo dediqué a mi madre, modista de
profesión, y porque me ha dado la oportunidad de conocer en este
medio a personas estupendas y aprender de ellas.
Repito post porque
mis editores, Cecilia Ojeda y Antonio Abad, se lo merecen, porque son
unos profesionales que trabajan muy bien y cuidan lo que hacen, y,
cómo no, a sus escritores.
Me han mandado la
confirmación de los horarios en la feria, en esta tarjetita tan
simpática, y al ver a esta niña me he acordado, también, que no he
puesto el enlace a una reseña sobre el libro que en la fecha de publicación me hicieron aquí.
lunes, 23 de abril de 2018
471. Felicidad y buenos libros
Desde este día del Libro que es hoy y que
tanto me gusta porque viví en Barcelona y allí es una fiesta, me
acostumbré a visitar las ferias del libro en cualquier ciudad porque
los adoro.
Hoy estoy feliz
también porque este año voy a visitar la feria del libro de Sevilla
por dentro. Quiero decir, que estaré firmando mi libro “El viento
que agita las agujas” en la caseta
Botica de Lectores el martes día 8 de mayo a las 21h. y el miércoles día 9 en la
caseta de mi editorial, Maclein y Parker, a las 19h.
domingo, 8 de abril de 2018
470. Como una quizá mano
"
La primavera es como una quizá mano
que llega cuidadosamente saliendo de ninguna parte
arreglando una ventana
hacia dentro de la cual todos miran
mientras todos se quedan absortos ella arregla y cambia
coloca cuidadosamente allí una cosa extraña
y aquí una cosa conocida
y cambiándolo todo cuidadosamente.
La primavera es como una quizá mano en una ventana
cuidadosamente acá y allá
moviendo nuevas y viejas cosas
mientras todos miran absortos cuidadosamente
moviendo una quizá fracción de flor aquí
colocando una pulgada de aire ahí
y sin romper nada. " e. e. cummings
que llega cuidadosamente saliendo de ninguna parte
arreglando una ventana
hacia dentro de la cual todos miran
mientras todos se quedan absortos ella arregla y cambia
coloca cuidadosamente allí una cosa extraña
y aquí una cosa conocida
y cambiándolo todo cuidadosamente.
La primavera es como una quizá mano en una ventana
cuidadosamente acá y allá
moviendo nuevas y viejas cosas
mientras todos miran absortos cuidadosamente
moviendo una quizá fracción de flor aquí
colocando una pulgada de aire ahí
y sin romper nada. " e. e. cummings
miércoles, 28 de marzo de 2018
469. Buscando el equilibrio
Estoy
revisando notas y leo una de El Roto “guardar silencio para poder
oír”. Y todo está ahí, en la escucha. Yo veo y siento la escucha
no sólo en el sonido, sino en estar atento al “otro” porque
también miramos sin ver. ¡Hay tanto en los gestos!
Desde
donde escribo veo los árboles vistiéndose de nuevo con ese verdor
fresco y nuevo. Ahora sí, ya está aquí la primavera. Todo se renueva
menos nosotros. Cada vez veo más conservadurismo y esto me
entristece.
Sé
que pensaréis: qué bonito el campo, qué poético y qué bien lo
que ves desde ahí. Lo que no sabéis, o sí, es que también estoy viendo
como está una casa de familia a media mañana donde todos están muy
cansados y vienen a descansar…
miércoles, 21 de marzo de 2018
viernes, 9 de marzo de 2018
467. Abre puertas y ventanas que...
BIEN
SABES
que el mundo
tiene una puerta,
la puerta
tiene una llave,
y la llave
abre una noche
corta pero
interminable.
Luis
Rosales. CANCIONES
jueves, 8 de marzo de 2018
domingo, 4 de marzo de 2018
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