La diferencia entre escuchar y
pretender que se escucha es enorme.
Una es fluida y la otra es rígida.
Una está viva y la otra disecada.
ESCUCHAR es tener la voluntad de dejar
que la otra persona te cambie.
Alan Alda
Uno de los problemas que nos
encontramos cuando improvisamos con otros es el de la falta de
escucha al compañero. Se cae en el error de considerar que la
responsabilidad de que la improvisación avance es sólo de uno
mismo, y de esa manera se arruinan iniciativas brillantes de los
otros porque nuestra concentración no está en ellos, sino en
encontrar nosotros la “gran idea”. Se acude presto a nuestro ego
y al reclamo de nuestro narcisismo, lo cual nos conduce, a veces, a
considerar al compañero más como un rival que como un cómplice.
Es preciso entender que el compañero y yo estamos en el mismo barco
y si se hunde uno, se hunde el otro. Por tanto, lo mejor que podemos
hacer es estimular la imaginación del otro concentrando en él toda
nuestra atención y energía. Hacer progresar sus iniciativas desde
la aceptación para, a partir de ahí, hacer nuestras propias
aportaciones y juntos conseguir que avance la improvisación.
Jesús Jara. “El Clown, un navegante
de las emociones.
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Jan švankmajer