
No lo puedo remediar. Si leo algo con sentido del humor y crítico; si además son cuentos breves (son los dos veces buenos); si desde que empiezo ya tengo la intención de volver a ellos, creo que el libro ha conseguido su objetivo y el autor también.
En este libro de relatos “Si te comes un limón sin hacer muecas” hay de todo, pero todo mirado con otra perspectiva, esa vuelta de tuerca a la realidad para verla aún más clara, para reír un poco sin tener que amargarte. A mí los títulos me enganchan, por eso no lo dudé y si además una amiga me lo recomienda, aún menos. Leo la primera frase del primer relato La otra vida: “Me tuve que morir para saber si me querían” y ya no puedo dejarlo y hacer otra cosa, porque lo bueno de los cuentos es que puedes alternar varias cosas, si ellos te dejan; los buenos no, siempre esperas ver si el siguiente conseguirá superarlo.
Son relatos en los que se ve que escribir es corregir, no faltan ni sobran palabras. Como se dice en el prólogo que dice Pàmies. “Si fuera un vendedor de coches diría que el cuento es el género con más prestaciones: tiene intensidad, excluye la grandilocuencia, no permite demasiadas digresiones y, en el peor de los casos, se acaba rápido”.
Sergi Pàmies sabe utilizar las palabras para hacerte reír y al mismo tiempo reflexionar sobre lo que cuenta. Sé que voy a probar este limón más de una vez porque además me gustan.
A Esther, agradecida.