domingo, 31 de mayo de 2020

535. Atmósferas


Durante toda la mañana había caído sobre la ciudad una lluvia torrencial. ¡Ojalá se lleve los virus malignos, pensaste! Y por la tarde en la salida permitida tomaste esta foto.
Como si hubieran pasado varios inviernos te reconoces viendo las cosas de otra manera. El río es más ancho, te bajas la mascarilla y lo respiras. El aire es limpio y lo notas.
Has estado tan triste por todo lo que pasaba a tu alrededor que, cuando pudiste atravesar tu ciudad te sorprendiste porque esta imagen, tantas veces contemplada, la veías de nuevo, como si estuvieras viajando y descubrieras un río con tanta historia y tan bello en sus orillas por vez primera.

lunes, 18 de mayo de 2020

534. Tamaños





Estos días de “conozca usted a sus vecinos” he visto proliferar nuevamente las banderas, aunque nunca vi que las anterior crisis hubiera terminado, pero sí que decayeron un poco en los balcones.
Nunca me han atraído las banderas ni lo que representan porque nunca me he sentido representada en ellas. En el colegio me gustaba dibujarlas por su colorido y forma, pero nada más.  
Cuando tienes que abandonar tu tierra para buscar el pan en otra, ya sea en el mismo país o en otro distinto, aprendes mucho sobre ti y los demás; sobre todo al volver porque no te has conformado como otros, y esos no te lo van a perdonar. Y, también, porque puedes comprobar cómo ha empobrecido tu tierra. Y, no digamos, si intentas aplicar lo aprendido fuera para promover el desarrollo de donde tuviste que partir. Aunque esté claro que tu trabajo ya no dependa de tu terruño, pero sí de tu región, ese progreso que intentas para él no será bien visto “por nadie”, sólo servirá para que otros, primero te copien, y segundo se pongan más medallas que los militares.

Ya me he ido del tema, porque lo que quería decir en estos días que proliferan las caceroladas y protestas, es que las mismas denotan lo atrasados seguimos estando y qué poca educación ni respeto hemos aprendido. Y tampoco es una forma de respetar ni sentir a los que se han ido en la soledad más temida.
Los primeros derechos a reclamar son la salud para poder trabajar y levantar un país y la educación para salir de la idea de que un país no nos pertenece. Podemos utilizar todos los posesivos que queramos: “mi tierra, mi patria” etc. Pero un país, una nación y este mundo en que vivimos es un todo y no somos sus dueños para hacer con el lo que queramos, sino para CUIDARLO.
Y ahora, en este momento no vale salir a la calle y protestar si no es para arrimar el hombro y no para decir que tu país es tuyo: “el patio de tu recreo”, como dijo un político que hizo lo posible por unir fuerzas en vez de separar como ha hecho siempre la derecha.

Da igual quien nos gobierne, es tan nuevo y terrible lo que estamos viviendo que todos se hubieran equivocado, todos, pero manipular una pandemia en vez de arrimar el hombro no es ni de patriotas ni de banderas. Es de SOLIDARIDAD HUMANA.

domingo, 3 de mayo de 2020

533. Tres miradas de cine


Cada espectador o cada lector hace una interpretación diferente de lo que ve o lee. Da igual lo que digan los críticos, es su mirada personal la que cuenta para sí mismo.
“Lo que arde con el fuego”, “La sombra del pasado” y “La buena esposa” tienen algo en común: las miradas de los protagonistas de estas tres películas dentro de las mismas, en definitiva, de sus interpretaciones.

“Lo que arde con el fuego” muestra la extrañeza de un hijo único de 14 años introvertido y sensible ante lo que les ocurre a sus padres en el camino hacia la ruptura de su matrimonio. No juzga ni se rebela, es la mirada de comprensión primero y la pregunta después del porqué de las cosas que hacen que se pierda esa felicidad.
“La sombra del pasado” desde la mirada de la infancia, esa incomprensión de que algo terrible ocurre y queda en la memoria. Esto se ve cuando el protagonista encuentra a través del arte sus recuerdos en su búsqueda de la verdad -lo que es auténtico es bello- como le dijo su tía. La denuncia de lo ocurrido está en la verdad de la mirada desde el cuadro, es el arte quien enfrenta al culpable con sus hechos.
“La buena esposa” no tuvo buenas críticas, pero aún así es una cinta que saca de nuevo a relucir la inconformidad y el sacrificio de muchas mujeres en su matrimonio. El título no me gusta porque es demasiado explícito, pero sí la interpretación gestual de la protagonista, Glenn Close. Se actúa con el gesto y, a veces, no hace falta más.