miércoles, 30 de octubre de 2024

636. Las manos vacías

Desde pequeña he visto a las mujeres de mi familia tejer mientras veían la televisión. Pensaba que debía ser muy difícil, de hecho lo probé y me hice tal lío con las agujas y la lana que dije: nunca más, demasiado peligroso.

Me gusta mucho leer, escribir, el cine y el teatro, por este orden y también hacer cosas con las manos. 

Mi madre, que fue una modista muy buena; de ahí este blog, un homenaje a su costurero y sus bellas manos, me enseñó a coser con este razonamiento: “no cosas para la calle que es muy sacrificado, pero sí encontrarás placer en hacerlo para ti, es como cocinar y te será de mucha utilidad”.


No me gustaba coser, comer sí y aprendí a cocinar y a coser, porque cuando ella se empeñaba…


Y tengo que reconocer que se ahorra mucho con las dos tareas y los demás también se benefician. Aunque a mí lo me gusta es reciclar la ropa, ¿quién no le ha cogido el gusto a una prenda comprada, usada y ha tenido que desecharla, sobre todo porque el cuerpo cambia (ojalá las mentes lo hicieran también porque quedarse parados en alguna línea del tiempo que vivimos no me parece muy bueno). 


No me gusta la explotación de las personas en la confección de la ropa, zapatos, etc., lo de “usar y tirar” no va conmigo. 


No he vuelto a coger las agujas y la lana, pero sigo reciclando ropa, bolsos etc., con moderación porque el cuerpo pasa factura.


Mirada y puntada 

Desde que veo series que no había visto (me hablaban de ellas como muy buenas, pero nunca tuve paciencia para ver tantas temporadas), hasta he conseguido relajarme al coser. Me preguntan cómo puedo hacerlo, es fácil les digo, escucho la historia con más interés, como se escucha la radio. La magia de la historia es que te lleva de la mano. En los momentos importantes, paro y miro. Ese pensamiento y hasta mandato tan antiguo que nos animaba a no perder el tiempo no va conmigo. El tiempo no se pierde ni se gana, es toda una convención para producir más.   

Me da satisfacción y por eso lo hago. A veces, miro mis manos y están llenas de cosas. Esas cosas nuestras, las que sean para cada una/o, nos acompañan y nos abrigan porque cuando miramos lo que ocurre fuera da mucho frío.

domingo, 13 de octubre de 2024

635. Más cine...

 Como hace tiempo que no traigo ningún título al blog, aunque veo más cine que nunca, quiero destacar tres películas que me han gustado. Por su naturalidad, detalles y delicadeza, intriga y forma de afrontar acontecimientos y la última porque te levanta el ánimo. 

Àma Gloria, segundo largometraje de Marie Amachoukeli que buscó actrices no profesionales para adaptar su propia historia: su vínculo con la niñera que la crió y el dolor a los siete años por la separación. Me quedé prendada de Cleo, la niña que con seis años es de una naturalidad que cautiva. Sensibilidad y delicadeza es lo que desprende también al mezclar imágenes que representan emociones y fantasías.

Perfect days.

Qué decir del cine de Wim Wenders, uno de mis directores preferidos. Perfectos desconocidos es una película japonesa. El actor, Kōji Yakusho, personaje principal ama la lectura y la música, pero se dedica a limpiar urinarios públicos (hay que decir que son de distintos diseños y ya quisieran muchas viviendas ser parecidas a ellos), además, el oficio es para él como un ritual de limpieza y pulcritud. Lentitud y gusto por el detalle es lo que se desprende. Me recordó a Una pastelería en Tokio, película del director Naomi Kawse.


Franz, del director François Ozon, es el novio de la protagonista Paula Beer al que cada día visita en el cementerio. Un día, Anna ve a alguien al pie de la tumba y ahí comienza la intriga para averiguar quién es Adrien, el otro personaje interpretado por Pierre Niney. 

Película en blano y negro fue seleccionada para el León de oro en el Festival de Venecia, también tuvo en 2017 once nominaciones a los premios Cesar.


Y por último: 

En corps (Un paso adelante), cine francés y película de aprendizaje donde la danza es protagonista. 

Esta cinta despierta y anima a quien se haya quedado “grogui”. 

sábado, 28 de septiembre de 2024

634. Ojalá


 VISIÓN

alguna vez

en algún lugar

un día

un himno colectivo

cantado

bailado


en algún lugar

alguna vez

un día

un poema sentido

traducido

resonado


alguna vez

en algún lugar

un día

manos con manos aplaudiendo

labios sobre bocas besándose

uno en otro entrelazados

ojos con ojos mirándose

escuchando

entender comprendiendo


(1992)

para Gloria


May Ayim (Hamburgo; 3 de mayo de 1960 - Berlín; 9 de agosto de 1996) fue una poeta alemana, pedagoga y activista del movimiento afroalemán. https://es.wikipedia.org/wiki/May_Ayim


Más en: https://libroemmagunst.blogspot.com/2019/10/may-ayim-5-poemas-5-1.html

miércoles, 18 de septiembre de 2024

633. Miedos


Desde un chiringuito de playa contemplo las olas que se encuentran, se besan… Como se saludan y besan dos mujeres mayores en la mesa contigua. Hablan fuerte, pido un café y cierro el libro. A quien nos gusta escribir nos aconsejan que debemos agudizar la atención y la escucha.

-Uf, -se queja la que parece más joven- ¡qué manera de sudar!

-Hija, no me extraña, ¡si has cogido la bici para llegar, con la que cae a esta hora de la tarde! Así estás: fuerte y musculosa. Mira yo, todo me cuelga y el esqueleto me cruje cada día más.

-Anda, no te quejes que tienes un cutis estupendo, casi sin arrugas. Con este paseo marítimo que tenéis bien podías montar en bicicleta también. 

-Si yo te contara…

-Pues venga, cuenta mientras me tomo una tónica para refrescarme.

-Yo no pude montar en bici de pequeña, ya sabes lo temerosos que eran mis padres. 

Se me iban los ojos cuando veía a mis amigas después del colegio dar vueltas con las suyas, mientras yo merendaba mi “papocha”. Sí, no me mires así; al pan de máquina, como lo llaman en otros sitios, se le corta un trozo del pico, se saca la miga en círculo sin romperla y se vierte dentro aceite de oliva y azúcar, se vuelve a tapar con la miga y se presiona para empaparlo. Eso nos quitaba mucha hambre aquí en el sur, además de alimentarnos. 

Mi amiga disfrutaba de su bici y nunca me la dejaba porque yo no sabía montar. 

Pasaron los años, tuve hijos y le compramos una bicicleta al mayor, su padre le enseñó a montar y a mi me encantaba mirarle dando vueltas en el llano de mi infancia.

No recuerdo si fue idea suya o mis ganas reprimidas durante tanto tiempo, que un día me atreví y aprendí a montar en la bici de mi hijo. No era igual que conducir un coche dentro de él tan resguardadita. La sensación de equilibrio, de ir de cara al aire, de dominio era sensacional... 

-Genial, me alegro y ¿entonces? Venga, sigue contando.

-Pero de pronto, en ese dar vueltas todo volvió, el miedo de mis padres a mis caídas, el miedo, el miedo…, ese miedo atroz que te paraliza hasta para correr. 

Yo lo había apartado al educar a mis hijos, aún así, no quería romperle esa bici que tanta ilusión nos había hecho a los dos, y…, también otro miedo, que no todos desaparecen, el miedo a caerme y estar impedida para seguir cuidándolos.

-Bueno, pero esa asignatura pendiente supongo desapareció, ¿no? 

-A medias, porque ahora que vivo sola tengo más miedo de caerme. 

Siguieron hablando y me marché con sus risas en mi oído. Sabían reírse de sí mismas y tomarse la vida como viniera.

lunes, 26 de agosto de 2024

632. Lecturas refrescantes

Sí, porque con el calor que padecemos en la Vega del Guadalquivir leer libros sesudos resulta más pesado y ya vendrá otro tiempo más fresco.

Traigo dos libros. 

A la autora del primero, Regina Rodriguez Sirvent, la conocí en un programa que me gusta, Página 2; me hizo gracia cómo contaba su experiencia, su sentido del humor y cómo relata los consejos de su abuela, que fue quién la animó y le sugirió el título, a la que muestra también en el libro. Es una novela sobre su propia experiencia de “Au pair” con una familia de Atlanta. Al ser una primera novela me gusta por su frescura y aunque, para mí, le sobran algunas páginas no lo tengo en cuenta.



Aurora Venturini (1921-2015) es una escritora que admiro desde que leí hace tiempo algunas entrevistas suyas. En diciembre de 2007 recibió el premio Nueva novela con 85 años. No era su primer libro, pero como ella dice ante la extrañeza ajena del porqué no había publicado sus anteriores libros en editoriales importantes contesta:

–Porque no me gusta pedir. Y mucho menos, que me digan que no.

Y no será porque no estuvo bien relacionada, con una vida rica en cuanto a experiencias.

Las primas, según su autora la escribió en dos meses:

-Tardé solo dos meses en escribirla y yo tardo bastante en escribir. Parece que tenía la necesidad de algo, pero no sé de qué, necesidad de transpirar “de sol y de alegría”.


Es un libro, en principio desconcertante, que se va volviendo maravilloso por todos los puntos de vista que permite su lectura. Para mi lo tiene todo. En pocas páginas, Aurora, licenciada en Psicología, presenta una familia diferente, en la que Yuna, su principal protagonista, intenta enderezar todos los problemas que surgen, a pesar de su disfunción con su propio lenguaje. 

Ante la pregunta sobre su libro contesta:

-Las primas soy yo, señorita, es mi familia. Nosotros no éramos normales. En casa todas mis hermanas eran retardadas... Y yo también.

Y la pregunta del millón: ¿Qué sería para usted la normalidad?

–No existe, la normalidad puede ser la palabra con mayúscula, nada más que eso. Nosotros no somos lo que dejamos de ser, no podemos estar contra el principio de contradicción, no se puede ser y no ser. Nosotros no somos seres humanos, está mal dicho, somos humanos. El ser es algo que no se puede definir, lo metafísico es indefinible. ¿Qué es la materia? Lo que hace que esto sea madera (toca la mesa) y esto sea plástico (toca la tapa de su máquina de escribir). Pero no lo puedo definir, sé que es una materia y punto. Lo metafísico es tan inasible... ¿Alguna vez vio un fantasma?

Pues eso, se lee de un tirón, te planteas preguntas, te ríes a pesar de todo. ¿Qué más se puede pedir? Y en Agosto con cuarenta y pico grados.

viernes, 19 de julio de 2024

631. Perder el tiempo

Me gusta el verano, siempre ha sido mi estación preferida y nunca me ha importado sudar. De hecho, mientras mis hijos aún pequeños dormían la siesta, yo aprovechaba para pintar el piso en vacaciones.

Pero lo que más me gustaba y me gusta es “perder el tiempo”, ese que dicen no existe y que cuando realmente lo perdemos es haciendo y haciendo cosas sin tomar conciencia de lo que hacemos. 


Reconozco que hay trabajos que mejor dirigir la mente lejos si se puede, porque son penosos, por no decir horribles. Impactan. Por ejemplo, los que relata Isaac Rosa en su libro, “La mano invisible” para describir los distintos oficios que realizan las personas. No es un documental, el autor se vale de un experimento a modo de performance donde asiste el público que puede comprobar desde el origen: el proceso que sufren los materiales, los alimentos que nos llevamos a la boca diariamente, las personas que los ejecutan, incluso lo que piensan y cómo se sienten sobre lo que hacen. Es tanta la documentación del autor y tan detallada que no lo he terminado. Lo haré, pero no es un libro para el verano, ni para desconectar de lo que sea que hagamos.



¿Perdemos realmente el tiempo cuando repasamos lo que nos rodea?

Cuando observamos también pensamos y si no, cómo casi sin darnos cuenta entran en nosotros sonidos, colores, olores, o impresiones que como en una sinestesia nos llevan por caminos, a veces, poco transitados.

A mí ahora, a transmitir lo que pensaba.

domingo, 7 de julio de 2024

630. Entre el mar y el cielo

Junio es un mes para disfrutar de los días más largos. En los días calurosos aprovechamos para hacer una escapadita a la playa. 

Me he traído el mar y el cielo, la soledad de playas casi desnudas para recordarlas así.

Deseaba mirar hacia un lugar donde no hubiera guerra, ni odio, ni mentiras, ni todo lo horrible de este mundo. 



sábado, 15 de junio de 2024

629. Nada crece a la luz de la luna

 

De este libro me atrajo, no solo el título, sino su planteamiento inicial. De haberlo leído durante mi curso de Creación literaria, me hubiera servido de inspiración para hablar sobre “la chica del paraguas rojo”. Pero hubiera sido más banal. No como esta chica de la estación con su maleta roja que se va con un desconocido, pasean, entran en su casa y después de unas copas lo pone en una tesitura: 


“Podrás tener mi cuerpo. O mi alma. Tú eliges -dijo”. Y él elige conocerla, aunque ella le advierte que le llevará toda la noche contarle su historia. “Necesito tiempo, pues tengo que pensármelo para no mentir. Ya no quiero mentir más, ni callar más. Estoy muy acostumbrada a mentir, ¿sabes?” Página 19.


La lectura de Torborg Nedreaas atrapa en sus primeras páginas para introducirnos en el relato de la vida de una joven en un ambiente asfixiante, pobre, típico de posguerra, lleno de prejuicios y donde una historia de amor atraviesa el relato y deja casi sin respiración en su final. Recuerdo que tenía ganas de acabar su lectura, sin embargo, es un libro, yo diría, que necesario por las verdades que ignoramos si no nos tocan de cerca, pero que cada día siguen pasando.

sábado, 25 de mayo de 2024

628. Verbos

Divisar
Observar
Ocultar
Reflejar

sábado, 11 de mayo de 2024

627. Descubriendo poemas

Cuando descubro poetas y leo sus poemas, a veces,

no los entiendo, pero me gustan por su sonoridad,

su ritmo o porque en ese escudriñarlos para intentar

comprender entreveo, vislumbro, como en un trasluz,

palabras que me dicen cosas, que me llevan a imágenes…



me llaman jacarandosa.

tengo un cerebro de confitura de glia.


lo visto con gro con dulce.

gelatina, aroma, volatín, desplome.



bajo las escaleras incrustadas en la roca.

me zambullo en el mar.


me arremango la perspectiva.

mirar singlero.


Berta García Faet, del poema ETZIBO

“Una pequeña personalidad linda”. Editorial: La Bella Varsovia.

martes, 23 de abril de 2024

626. Feliz día del libro

El día del libro siempre es especial para mí por muchos motivos, el principal porque amo los libros y me pregunto siempre: en este día con cuál te quedarías. 

No podría elegir uno, excepto por las sensaciones que me produce, incluso, me situo en el lugar en que lo empecé por vez primera, los olores etc.

Pero es, sobre todo, la sensación y uno de mis preferidos es “Años luz”.



No había leído a James Salter, no sabía nada de este autor. En las primeras páginas esa cadencia suya y elegancia en la forma, todo lo que dice entre líneas con esa maestría, me enamoró.

Después de leerlo ya no pude parar… Acostumbro buscar todo de las escritoras y escritores que me gustan, voy tirando del hilo y leo todo lo que encuentro, hasta sus libros preferidos. Mi personal biblioteca no son solo libros, sino la vida que hay en cada autora/or. Por suerte todo ocupa poco lugar aquí y puedo tener carpetas y carpetas con todo lo que me interesa como sobre qué les llevó a escribir, etc.


Dice Salter en una entrevista sobre su escritura:


“Viene de la vida, pero no es la vida. Es otra cosa. Es un poema de la vida. Viene un momento de la vida en el cual te das cuenta de que todo es un sueño. Solamente esas cosas que han sido escritas tienen una posibilidad de ser reales. Al fin, es lo único que existe – lo que ha sido escrito.”


Decía Walter Benjamín:


El trabajo en una buena prosa tiene tres peldaños: uno musical, donde es compuesta; uno arquitectónico, donde es construida, y, por último, uno donde es tejida.

Cuando releo “Años luz” de James Salter reconozco estos tres peldaños.

Más aquí.

sábado, 20 de abril de 2024

625. La soledad de los parques

Uno de los cuentos que más me gustan de Julio Cortázar es “Continuidad de los parques”.

Lo he recordado al pasear por ellos y disfrutar de su soledad, algo distinto esta semana por ser feria en Sevilla.



Hoy amaneció nublado, un respiro. Por suerte, el agradable sonido del agua en las fuentes sigue acompañándonos.