Con el sol de la mañana ha entrado una mosca, sólo una y no la has matado, ¿te estarás ablandando? Se ha posado en el papel en que escribías, lo ha olido y para no quedarse pegada se ha frotado las patitas, coqueta. ¿Por eso la has dejado marchar?
Ahora estás leyendo y vuelve revoltosa.
La observas y recuerdo tu furia del verano. Se diría que has cambiado, Martín. ¿Te habrás vuelto bueno con tanta felicidad deseada? ¿Será el espíritu navideño que siempre te impregna cuando ha pasado la navidad?
Otro vuelo; atrevida y viendo que no hay peligro aterriza en tus labios, te está haciendo cosquillas con las patitas bien limpias, se cree la reina de los mares, feliz, sin contar con la lengua que asoma...