miércoles, 23 de abril de 2008

25. Leer, releer...


El mensaje de un buen libro no cambia a través del tiempo. Si hoy no lo necesitas, guárdalo, porque puede llegar el día en que te apetezca de nuevo leerlo y descubras las sorpresas que encierra.

martes, 22 de abril de 2008

24. Las olas


Al acercarse a la orilla, cada línea se elevaba, crecía, rompía y barría la arena con un leve velo de agua blanca.

La ola hacía una pausa, y volvía de nuevo, bostezando a la manera del que duerme cuyo aliento va y viene de forma inconsciente.

"Las olas" Virginia Woolf

viernes, 11 de abril de 2008

23. ¿Quieres hacer el favor de dejar de quejarte, por favor?

Hablar de enfermedades es lo más reaccionario que hay. Es en lo único que ciertas personas se sienten protagonistas y heroinas” Carmen Martín Gaite

Parafrasear a Raymond Carver con la frase del título, es lo que pienso cuando oigo a mujeres quejarse sin motivo aparente. Parece que la cultura de la queja no desaparece.

Hay algunas personas que llevan los titulares de la tristeza incrustrados en los surcos de arrugas de su frente. Son las que terminan acogiendo el victimismo como modo de comunicarse con las demás.
No quiero ofender a nadie. Si ampliamos la queja a circunstancias especiales como violencia, marginación…, hay motivos sobrados para quejarse como para poner de una vez remedio.

Esta claro que nacemos sin poder elegir por nosotras mismas cómo nos gustaría ser. Venimos en primer lugar con los genes puestos y adaptarnos al medio es una tarea larga que a veces no se consigue o no se quiere conseguir ¿por qué no?.
Sin embargo, esto último ya implica un elección y una determinación. Y de eso se trata, de que sepamos elegir qué queremos y cómo conseguirlo.

Ese tirar para delante con las dificultades tratando de solucionarlas lo hemos visto en muchas mujeres antes y ahora. Son las que no pierden tiempo y energía en la queja y en esperar que lo deseado les venga de… no sé donde.

Hay que aprender a vivir con el cambio permanente porque la realidad es cambiante. Cualquier crisis es una buena oportunidad para atreverse a cambiar.

Nuestro cerebro es enormemente creativo, sólo aflora cuando nos liberamos de ciertos prejuicios y condicionamientos y entramos en contacto con nuestra realidad más esencial.

Este es sobre todo un aprendizaje individual, pero no está de más buscar en algunos momentos referentes que nos sirvan de ejemplo. Cuando mi ánimo decae pienso en mi madre y en la madre de mi madre, dos mujeres que me enseñaron a vivir con alegría.

viernes, 4 de abril de 2008

22. Siete palabras

Augusto Monterroso es el maestro indiscutible del llamado: relato breve, microcuento, cuento brevísimo, minicuento, minificción, microrrelato

Considerado, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX , ya no un puro ejercicio de estilo, sino un género idóneo que desarrolla la estética postmodernista. Se caracteriza por su: brevedad, intensidad, economía, unidad de género, unidad de efecto y desenlace inmediato.

Dolores M. Koch introduce una diferenciación que encuentro interesante: “en el minicuento los hechos narrados, más o menos realistas, llegan a una situación que se resuelve por medio de un acontecimiento o acción concreta. Por el contrario, el verdadero desenlace del micro-relato no se basa en una acción, sino en una idea, un pensamiento”.

Y de acuerdo con la crítica especializada, en los micro-relatos se fusionan géneros, de modo que, participan de características propias del poema o el ensayo.

Con estas siete palabras Augusto Monterroso logró encerrar la visión del mundo en unas pocas líneas:

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Esta maravilla de economía de palabras tuvo su origen que se cuenta en un libro, “La mano de la hormiga” de Antonio Fdez. Ferrer en Fugaz Ediciones.

Si no recuerdo mal es algo así: Monterroso tenía un amigo de complexión robusta y bastante hablador. Una noche Monterroso se quedó dormido mientras lo escuchaba. Comentando el suceso a otro amigo le dijo “-¿Sabes que cuando desperté todavía estaba allí este dinosaurio?”.

Su obra destaca por esa aparente sencillez. Como el mismo señala: “la búsqueda de un perfeccionamiento que no se note”.

Con un espléndido manejo de la caricatura y el sentido del humor, tras la máscara del sarcasmo defiende su derecho a jugar su juego –la escritura. Como se puede apreciar en este otro micro-relato suyo:

El salto cualitativo

-¿No habrá una especie aparte de la humana –dijo ella enfurecida arrojando el periódico al bote de la basura- a la cual poder pasarse?.

-Y por qué no a la humana –dijo él.