jueves, 27 de mayo de 2010

141. Entresijos


Supongamos que en una obra cuidadosamente preparada un actor, ya sea por pereza, por descuido, o por falta de atención, se aleje tanto de la verdadera forma de hacer su personaje que actúe de una manera mecánica y rutinaria.

¿Tiene derecho a hacer esto?

Después de todo no es el único que ha puesto en pie la obra, no se debe a él exclusivamente el trabajo que ha invertido en ella.

En un empeño así uno trabaja para todos y todos para uno
”.

La construcción del personaje
C. Stanislavski

jueves, 20 de mayo de 2010

140.Tan imposible como preguntarle algo a la imagen de un sueño


-¿A quién quieres más?
-No sé... que te lo diga... ella... –contestó Clara en un balbuceo casi incomprensible.
-¿Qué ella? –preguntó de nuevo el niño de los ojos grandes, mientras, con sus manitas cogía el rostro de su madre y lo movía de un lado a otro intentando despertarla.

Era raro, muy raro aquel sueño en el que estaba sumergida.
Clara, desdoblada en dos; no era un espejo, la mujer que tenía enfrente era ella misma, lo sabía porque estaba vestida de forma distinta. Los dos vestidos pertenecían a cada uno de sus embarazos: uno de lunares blancos sobre fondo rojo, otro de cuadritos en tonos pasteles.

-Mamá, mamá, despierta, estás sudando mucho. Dímelo mamá, dímelo, ¿a quién quieres más de los dos?



El título lo tome de un cuento de Filisberto Hernández “Nadie encendía las lámparas” y fue leyendo a Vila-Matas cómo lo descubrí. Pongo el enlace del cuento para que lo disfrutéis:

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/hndz/nadieen.htm

Hay veces que en un cuento no pasa nada relevante, hay veces que en un cuento la belleza o lo que te impresiona está en algunas de sus frases. Al leerlas... parece como si se levantaran del papel y volaran hacia el subconsciente del lector y allí germinaran.

martes, 18 de mayo de 2010

139. Capacidad de asombro

En mis visitas a algunos blogs he podido comprobar en ellos el sentimiento ante la muerte de algún bloguero desconocido. Pienso que las palabras unen ante el dolor y éstas siempre han sido conmovedoras.
Pero no siempre ocurre así con las imágenes, a pesar de lo impactante que puedan ser algunas.

Ayer por la tarde al salir de mi casa hacia el taller de teatro, me encontré un bloque de pisos de mi barrio acordonado por la policía; una joven se había tirado de un cuarto piso y yacía en el suelo cubierta con una sábana.
Mientras una señora me explicaba esto yo no podía ni escucharla; no conocía a la familia, pero ella insistía y mi cabeza era un signo de interrogación de los porqués del supuesto suicidio.
Me marché impresionada y a la vuelta del taller otra persona me contó que la joven era alcohólica.

Si comento esto es porque en las explicaciones de lo sucedido no vi ningún gesto de asombro ni de condolencia.
El relato de la muerte violenta era el mismo que dan en la noticia de cualquier cadena de televisión.

jueves, 13 de mayo de 2010

138. Eduard Punset


Busco una imagen de Eduard Punset para ilustrar el post y esta es la que más se repite.
¿Será por su actitud, positiva y, en parte, revolucionaria sobre los temas que trata?

El día que pensaba ir a la Feria del libro de Sevilla, una amiga me avisó que presentaba su último libro, así que después de comprar algunos en la Feria, me acerqué al hotel Alfonso XIII para escuchar a Punset.

Sólo lo había visto en televisión, desde el principio del programa Redes en aquel horario imposible, ahora resulta más cómodo seguirlo. En persona es cercano y mucho más cuando habla. Se quedó con el público, que abarrotaba una hermosa sala, nada más empezar. Yo hubiera preferido que ni siquiera lo hubieran presentado, dado que es de sobra conocido.

Primero situó a los seres humanos con relación a nuestro planeta y su velocidad y nos advirtió que mirásemos más las estrellas porque puede que en miles de años no las veamos.
Y una vez quedado claro que sólo nos parecemos a los crustáceos en la cabeza que protege nuestro cerebro, desechó todo el contenido dogmático del pensamiento heredado para decirnos que lo que nos han inculcado no es lo único que cuenta.

Las emociones ocupan casi todo el sitio en nuestro cerebro. Son el equipaje con el que venimos al mundo y lo hemos aparcado en aras de la razón. Ni siquiera la conciencia nos tiene que dar problemas porque los procesos cognitivos no la precisan para tomar una decisión. En la vida tomamos decisiones importantes guiados por la intuición más que por el conocimiento. Aunque estemos predeterminados genéticamente, es la experiencia individual la que incide en la capacidad cerebral.

Después de explicar algunos experimentos vistos en sus programas, como la resistencia o no de unos niños frente al deseo de comer caramelos, nos explicó que no estamos educados para gestionar las emociones con que venimos al mundo, ni lo estamos haciendo con nuestros hijos. Hay que enseñar a manejar las emociones, sobre todo en las primeras edades para que cuando lleguemos a ser adultos no tengamos tantos problemas para saber qué nos pasa por dentro. Distinguir entre la ansiedad y el miedo; concentrar y focalizar nuestra atención. En resumen incorporar a nuestra educación el aprendizaje emocional.

Puso en evidencia que en un mundo globalizado y con los problemas actuales el sistema educativo que tenemos no sirve y que hay que gestionar la diversidad; gestionar lo común siendo dispares, hace falta mucha interrelación para que se produzca la innovación; trabajar cooperativamente y no competitivamente; conciliar el entretenimiento con el conocimiento.

Y con su lenguaje sencillo en todo momento, con esa cercanía y ocurrencia, nos habló de sus nietas y de cómo les explica que nos resistimos, a veces, a cambiar de opinión cuando la materia cambia de sólido a líquido o de líquido a gaseoso. Y que si eso hace la materia, ¿cómo no va a cambiar de opinión una persona si no quiere que los acontecimientos se la lleven por delante?

No sabemos todas las respuestas, pero sí hay adelantos científicos sobre la plasticidad de nuestro cerebro. De todo esto habló para terminar con un consejo más:

“Sí os quedáis parados empequeñece el cuerpo, no veis nada”.

viernes, 7 de mayo de 2010

137. Manos


“Todas las historias son también historias de manos, manos que agarran, que sopesan, que señalan, que unen, que amasan, que enhebran, que acarician; manos abandonadas en el sueño, manos que cortan, que comen, que limpian, que tocan música, que rascan, que pelan, que se aferran, que aprietan un gatillo, que se cruzan.

Te estoy escribiendo.

Y me miro las manos, que quieren tocarte, y me parecen obsoletas, porque hace tanto que no te acarician”.


John Berger “De A para X”