Escoger
película en un Festival de Cine, hablo del de Sevilla, aparte de
documentales y actividades relacionadas con el mismo, es como
preparar un viaje con poco tiempo de verlo todo. Pero en esa búsqueda
es donde reside para mí el goce de encontrar nuevas historias y
nuevos métodos de llevarlas a cabo.
Este
año primero me decidí, entre otras, por Mr. Turner, que
va sobre veinticinco años de la vida del pintor Joseph
Mallord William Turner, porque
en una visita a Londres no pude disfrutar de sus cuadros.
Su
director Mike Leigh ya me gustaba desde hacía tiempo, de hecho había
visto cuatro pelis suyas con anterioridad por este orden: Secretos
y mentiras, El secreto de Vera Drake, Un cuento sobre la felicidad y
Another Year, todas
premiadas o nominadas por sus intérpretes.
Hay que destacar
la interpretación magistral de Turner que hace Timothy Spall,
que
se mete en la piel de un personaje contradictorio y burdo en
apariencia. En palabras del actor sobre su personaje: “Era
un gran artista, uno de los mayores pintores de siempre, radicalmente
revolucionario. Creía que la tensión entre cómo era este individuo
y su trabajo podía producir un buen filme”. “Dos años antes de
que empezáramos a rodar aprendí a pintar y seguí recibiendo
clases. También me documenté mucho. Aunque el filme no es del todo
una biografía. Cuenta que a veces los genios no están dentro del
contenedor más romántico. Algunos son incluso sociópatas”.
Y
para no salir del ambiente, os recomiendo también el documental de
Frederick Wiseman, “National
Gallery”
que muestra los entresijos de esta institución; desde el taller de
restauración, que contempla incluso la reversibilidad de lo
restaurado, pasando por el análisis de cuadros, y la enseñanza e
información que reciben incapacitados para ver palpando
reproducciones impresas en relieve de un cuadro de Pissarro. Como la
manera de distribuir el presupuesto y el debate de los
administradores; la vida en sí de todo lo que no vemos normalmente
cuando visitamos un museo, en definitiva: la esencia de la Gallery. Y
todo ello aderezado con la poesía, la danza y la música.
Cuadro: Lluvia, vapor y velocidad