lunes, 24 de noviembre de 2014

360. Mr. Turner


Escoger película en un Festival de Cine, hablo del de Sevilla, aparte de documentales y actividades relacionadas con el mismo, es como preparar un viaje con poco tiempo de verlo todo. Pero en esa búsqueda es donde reside para mí el goce de encontrar nuevas historias y nuevos métodos de llevarlas a cabo.
Este año primero me decidí, entre otras, por Mr. Turner, que va sobre veinticinco años de la vida del pintor Joseph Mallord William Turner, porque en una visita a Londres no pude disfrutar de sus cuadros.
Su director Mike Leigh ya me gustaba desde hacía tiempo, de hecho había visto cuatro pelis suyas con anterioridad por este orden: Secretos y mentiras, El secreto de Vera Drake, Un cuento sobre la felicidad y Another Year, todas premiadas o nominadas por sus intérpretes. 
Hay que destacar la interpretación magistral de Turner que hace Timothy Spall, que se mete en la piel de un personaje contradictorio y burdo en apariencia. En palabras del actor sobre su personaje: “Era un gran artista, uno de los mayores pintores de siempre, radicalmente revolucionario. Creía que la tensión entre cómo era este individuo y su trabajo podía producir un buen filme”. “Dos años antes de que empezáramos a rodar aprendí a pintar y seguí recibiendo clases. También me documenté mucho. Aunque el filme no es del todo una biografía. Cuenta que a veces los genios no están dentro del contenedor más romántico. Algunos son incluso sociópatas”.
Y para no salir del ambiente, os recomiendo también el documental de Frederick Wiseman, “National Gallery” que muestra los entresijos de esta institución; desde el taller de restauración, que contempla incluso la reversibilidad de lo restaurado, pasando por el análisis de cuadros, y la enseñanza e información que reciben incapacitados para ver palpando reproducciones impresas en relieve de un cuadro de Pissarro. Como la manera de distribuir el presupuesto y el debate de los administradores; la vida en sí de todo lo que no vemos normalmente cuando visitamos un museo, en definitiva: la esencia de la Gallery. Y todo ello aderezado con la poesía, la danza y la música.
Cuadro: Lluvia, vapor y velocidad

sábado, 15 de noviembre de 2014

359. Dedos

La sección de hoy consistía en recordar cuando habían comenzado las deformidades. No eran manos corrientes las que lucían; en algunas, los pulgares habían crecido desmesuradamente; en otras, era el índice de la mano derecha. En la mayoría ambos. Los que habían pedido la sección eran mayores y estaban desesperados, incluso algunas personas habían acudido a la cirugía.

La luz disminuyó y una música suave inundó la sala. Cerraron los ojos, pero nada: suspiros, y hasta lágrimas cayeron por algunos rostros. Los recuerdos se habían borrado.
Alguien dijo, será la edad. O la monotonía del trabajo, incluso, la falta del mismo contestó el último en llegar. No, es la alimentación, pronunció ella. Nadie habló de la técnica.

La puerta de la sala se abrió de golpe. Un niño de unos dos años entró gritando: -¡abuelo, abuelo! ven conmigo, se me ha perdido una pieza del rompecabezas. El abuelo se miró el índice y entonces recordó que a la edad de su nieto empezó a manejar la tablet y arrastrar las piezas de los juegos con tanta fuerza que el dedo índice se fue deformando. Por eso su hijo le había prohibido a su nieto todo tipo de pantallas táctiles.

sábado, 8 de noviembre de 2014

358. Moscas en noviembre

No me recuerdo en este mes matando moscas todavía. Es levantarme del sitio en el que escribo y acudir todas a él, a la ropa que dejo, al ratón del ordenador. ¿A qué sabré? ¿Hay alguien ahí que sepa a qué se sabe, alguien a quién sus articulaciones les permitan probarse todavía como los bebes se chupan el pie?
Aquí en mi pueblo, especifico porque en la ciudad no hay moscas, pájaros muchos, son los mejores ocupas de los árboles, pues aquí desde niña oía decir que los mosquitos y las moscas acuden a picar las sangres más dulces. Mentira porque la sangre la tenemos cada vez más amarga de tanto hartazgo y abusos.

Investigué y se me descubrió otro mundo: el de las bacterias, son las bacterias del sudor a las que acuden los mosquitos, pero sigo sin saber que les atrae a las moscas de mis ropas, ¿alguien me lo puede explicar? Lo que sí es cierto es que mi sangre puede que haya cambiado hasta de color de lo indigná que estoy por lo que nos han robado y culpado por “vivir por encima de nuestras posibilidades”, mira tú, ¡años comiendo pipas frente a la tele para pagar el piso, mientras ellos se lo llevaban calentito! Además del coraje que me da que me interrumpan las moscas al escribir y no digamos al cocinar, me pregunto si me estoy volviendo una asesina, por la inquina y la maestría con que manejo la paleta para matarlas. Mira que si es fácil hasta matar de un paletazo a alguien que te miente hasta cuando pestañea y se pone bizco...

Iba a matarlas, pero no he podido.

domingo, 2 de noviembre de 2014

357. A tu lado

Al lado tuyo, pero no
de tu mano: así te miro
andar por el jardín
de verano: las cosas
que no pueden moverse
aprenden a mirar. No necesito
perseguirte a través
del jardín; en cualquier parte
los humanos dejan
señal de lo que sienten, flores
esparcidas en el polvo del camino, todas
blancas y doradas, algunas
levemente alzadas
por el viento de la tarde. No necesito
seguirte adonde estás ahora...

http://amediavoz.com/gluck.htm