Siempre está ahí,
montando su tenderete de lona cuando paso por su lado cada día de
camino a la biblioteca. En fechas vacacionales los productos
aumentan: mantones, delantares, abanicos, etc.
A primeras horas de la
mañana ya se nota que el termómetro subirá en este sur extremo.
Hasta una hormiga, tan diligente y atareada siempre, arrastra hoy con
lentitud su pesada carga a través de las hendiduras de las baldosas
exagonales. No obstante el río de gentes no para, es un ir y venir
de turistas que parecen no temer la temperatura creciente; ni
siquiera dejan las mujeres en las maletas sus vestidos de gasa de
doble falda y mangas hasta el codo, uf, hasta comentarlo da calor.
Un
nuevo tenderete con paneles cubiertos de pendientes colgados y
cegados por el sol desprenden su brillo. Titilan como estrellas en la
noche y eso me recuerda que no he visitado todavía la exposición
“Con A de Astrónomas” en la Casa de la Ciencia. Me acerco en un
hueco del trabajo y me gusta lo que veo:
"Con A de astrónomas"
repasa diversos temas de esta ciencia, como el Sol, el Sistema Solar,
la formación y evolución estelar, las galaxias, la cosmología y la
instrumentación astronómica, y, además, recoge la presencia de
astrónomas en la cultura (literatura, cine, etc.) y la relación
entre su trabajo y los momentos más importantes en la historia de la
lucha por la igualdad de género.
Mientras hago fotos no dejo de pensar en
la vendedora de sombreros resistiendo los contrastes de temperatura
invierno-verano a la intemperie, y no es joven. Me gustaría fotografiarla también, pero está siempre tan atareada que me sabe mal
interrumpirla. Me hago preguntas sobre su vida y, por qué no,
mañana pienso comprarle un sombrero aunque no los uso por si me
quiere contar algo.