viernes, 31 de julio de 2009
87. Es allí donde voy
No me pregunten el sitio, o mejor sí, voy a leer o releer a Clarice Lispector.
“Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí donde voy. La punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espada magia: es allí donde voy. En la punta del pie el salto. Parece historia de alguien que fue y no volvió: es allí donde voy. ¿O no voy?. Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas”.
Es allí donde voy de, Silencio.
“Tal vez ése haya sido el esfuerzo más grande de mi vida: para comprender mi no-inteligencia, mi sentimiento, me vi obligada a volverme inteligente. (Usamos la inteligencia para entender la no-inteligencia. Pero después el instrumento –el intelecto- por vicio del juego sigue usándose y no podemos coger las cosas con las manos limpias, directamente de la fuente)”.
El uso del intelecto de, Aprendiendo a vivir.
lunes, 27 de julio de 2009
86. Atranquijos
-¡Niñas, dejad de decir atranquijos! -nos reñía mi abuela, cuando jugábamos a decir palabras sin significado, precisamente con ésta que tampoco lo tiene en el diccionario.
Shloryme – sharc – sardagi – biling – tedly – mersayun – distu – acrin – polest – triscro – pettr – brebac – hucinef – dedit – waygspu – misculc – sureom – nert – tostro – mentu – hoanonki – odoni – porimori – aldicest – ablemeg – nutere – quivest – dedrawi – dulnerin – ingumin – bighteo – oraryods – dirogo – curia…
Éstas que parecen atranquijos, son las palabras que salen para su verificación cuando hacemos comentarios en algunos blogs, con el fin de reducir los no deseados. Hace días que las anoto, y me pregunto y os pregunto para qué este martirio, para mí leve porque me acuerdo siempre de mi abuela, si podemos suprimirlos.
A veces se cuela una palabra con significado como la última que me salió al opinar:
Curia: f. Tribunal eclesiástico...
Os confieso que me dio más miedo que todos los atranquijos del mundo.
viernes, 17 de julio de 2009
85. Parole
viernes, 10 de julio de 2009
84. Seis palabras
El recuerdo de Félix fue breve como su vida entre nosotros. No podía dar crédito, su figura larga, el frío glacial que le envolvía metido en aquella caja improvisada y todos hablando sobre su trágico final, no me producía ningún dolor. Yo le temía, era dañino, no conocía su vida pasada y, a veces, daba a entender por su soltura y rapidez que tenía mucha experiencia a pesar de su juventud.
Estos pensamientos y la alegría de su desaparición me ocupaban, cuando a lo lejos divisé a mi hija que se soltaba de la mano de su padre y se dirigía a mí corriendo.
-Mamá, mamá, ¿sabes cómo murió Félix? Yo estaba en el parque jugando agachada y por detrás algo gordo que pesaba mucho me tiró al suelo, entonces Félix de un salto lo apartó. ¡Mamá! –sollozaba- ¡un perro enorme lo destrozó mientras Silvia tiraba de mí!
El final de nuestro gato no pudo ser más sorprendente para mí. Ahora lo echo de menos.
Dedicado a Sol.
Estos pensamientos y la alegría de su desaparición me ocupaban, cuando a lo lejos divisé a mi hija que se soltaba de la mano de su padre y se dirigía a mí corriendo.
-Mamá, mamá, ¿sabes cómo murió Félix? Yo estaba en el parque jugando agachada y por detrás algo gordo que pesaba mucho me tiró al suelo, entonces Félix de un salto lo apartó. ¡Mamá! –sollozaba- ¡un perro enorme lo destrozó mientras Silvia tiraba de mí!
El final de nuestro gato no pudo ser más sorprendente para mí. Ahora lo echo de menos.
Dedicado a Sol.
domingo, 5 de julio de 2009
83. Toneladas de hierro
Tolerado, pasajero, ajeno, también estaba él, impotente y absurdamente móvil, como un insecto oscuro que agitara patas y antenas en el aire de leyendas, de peripecias marítimas, de labores desvanecidas, de invierno.
Al fin todo se pudre, todo cría cáscara y hay que tirarlo o venderlo.
Al fin todo se pudre, todo cría cáscara y hay que tirarlo o venderlo.
...y el barco gris, sucio, alijado, con nombre de mujer descendió del río y vino a echar anclas frente al astillero.
Juan Carlos Onetti, El Astillero
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