Lo más valioso es siempre lo que apenas
tiene cotización: el barro de este mundo.
El légamo si os suena menos claro:
Ese transfigurase peregrino
del cieno en cielo
del odio en amor
de la noche al día.
Esa transformación de la que somos
héroe y víctima.
Alguien somos al fin.
Pero de quién seremos para siempre
es lo que nos parece que nos cantan
los pájaros lejanos.
De quién somos. Antología poética. Juan Gil-Albert