Este
es el último libro de Belén Gopegui y el título es un verso del
poema, Canto a mi mismo, de Walt Whitman.
También
es el último libro que leí el año pasado. Desde entonces, cada vez
que busco algo en Google, me acuerdo de lo que su autora me transmite
en él. No es un libro al uso, es, cómo diría, una
intención inabarcable: la solicitud que una pareja envía
al gigante Google para un trabajo.
Tampoco ésta es una solicitud al
uso, no hay currículu, ni carta de presentación a pesar de las
cincuenta mil palabras que abarca.
No hay una historia de amor como
se puede imaginar una al leer el título, pero sí hay poesía en las
palabras, hay cariño en la relación de los protagonistas; hay
curiosidad y conocimiento hacia si mismo, y hacia los demás. Si
Mateo no hubiera conocido a Olga, sería otro Mateo; no hay identidad
sin biografía nos dice Belén, los seres humanos son lo que
les pasa.
En
esta pirueta genial por la forma que presenta la novela, su autora
nos invita a reflexionar a través de dos personajes en el límite;
esos límites que no hay que dejar de visitar o quedarse en ellos
aunque resulten, a veces, incómodos. Mostrar, como dice Belén, a
las personas que se mueven en el filo peligroso de las cosas.
La
vida
no está sólo en todo lo que Google
nos muestra.
La
vida está también en el día a día de las personas que buscan un
sentido y es lo que los protagonistas del libro le cuentan al
gigante.
Pág.45:
El
mundo, Google, está todavía lleno de conversaciones que no ves. La
historia se hace, dicen, con empujes lentos donde lo personal es
invisible. Google,
procedes de un imperio, tu poder no es sólo tuyo. Procuras predecir,
y aunque no careces de datos, algunos sí te faltan.
Belén,
que sabe elegir
a
sus narradores y lo ha demostrado en todas sus novelas sin dejar de
sorprendernos, lo hace aún más aquí
porque, como bien dice:
“la elección de un tipo de voz narrativa u otro supone una
decisión que, en última instancia, implica una concepción del
mundo y de su posibilidad efectiva”.
Google,
el ojo que todo lo ve aunque tú no quieras, ingresó el año pasado…
Escribir
consiste de algún modo en apartar el ruido que corrompe la señal,
buscar en la precisión...
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