No suelo hablar de música porque soy una ignorante total, no quiero decir que de lo demás entienda, pero soy más atrevida. Sin embargo, me gusta escuchar de todo y me puedo emocionar, por poner un corto ejemplo, con Mahler, Nina Simone, o los Ponys, como anoche en el Teatro Central de Sevilla.
Los que me conocen pueden pensar; claro, cómo no, si es la madre del vocalista. Es cierto y no voy a negar que influye y mucho, pero eso no necesito explicarlo en este blog, es así y punto.
Lo que quiero resaltar hoy aquí es otra cosa, no escribo para hablar de mi hijo, sino del grupo y no para explicar de qué va su música, otros lo saben hacer mejor que yo. De lo que yo puedo hablar es de las dudas que te crea que tu hijo se quiera dedicar a esto, del temor de tenerlo en la carretera, ahora, mientras escribo, van para Granada, y de que los “jodíos niños” hayan preferido todo esto a otro trabajo por cumplir su vocación. Todos han estudiado, trabajado, lo siguen haciendo, pero al final y, sobre todo, están entregados, que es lo que quiero resaltar, a esta tarea que no es nada fácil con lo mal que está la música y queriéndoselo hacer todo ellos mismos.
Y han ido poquito a poco, desafiando todos los inconvenientes con creatividad, hacen teatro, diseños etc. Han creado su propio sello y en sus trabajos hay lugar para la crítica social, la ecología, y con ese toque de humor.
Anoche estuvimos de pie: aforo sin butacas, por poco me da algo cuando lo leí en la entrada después de estar toda la tarde siguiendo la flecha de Ikea, menudo colocón sin beber.
El aforo lleno, estaban felices de tocar en su ciudad, a sus barrios como la nueva canción sobre el Pumarejo, presentaron su segundo disco y tuvieron que salir una y otra, y otra vez a seguir cantando porque nadie se movía, ni paraba de aplaudir.
Yo no entiendo de música, pero anoche me emocioné al ver la madurez del grupo, al escuchar de nuevo Fingers, el primer video casero con la canción que aprendí a la par de él y me alegré mucho porque estaban felices y nuestra confianza en ellos era también la suya en el futuro.