viernes, 27 de junio de 2008

33. Un deseo mayor que otro

La chica con muleta mira embobada el escaparate de los pasteles en la panadería.
-Clack...
El ruido metálico de la muleta al caer sobre el suelo hace que me agache, recogiéndome la falda, para cogerla. Pero un chico se adelanta y se la entrega. No pasa más de un minuto y...
-Clack...
De nuevo la muleta cae.
-Espera Eva, yo te la doy, -dice el dependiente agachándose; le entrega la muleta y la bolsa del pan.
La chica va hacia la puerta, anda con dificultad y yo me adelanto para abrirla, pero ella en un rápido movimiento la abre y...
-Clack...
La muleta en el suelo por tercera vez. La chica, ahora sin muleta, se vuelve hacia mí y me sujeta con la mano para que la deje en el suelo, al tiempo que un joven bastante apuesto entra en la panadería, la recoge y se la da.
La chica con muleta me mira y dice sonriendo:
-Siempre me ha gustado que caigan rendidos a mis pies.

miércoles, 25 de junio de 2008

jueves, 19 de junio de 2008

31. Conocer, conocernos

Imagínate que tienes la ocasión de conocer a alguien a quien admiras por lo que escribe y cómo lo escribe. Sabes cosas de ese escritor porque en este caso no es un extraño, hay lazos familiares de recuerdos y amistad.

En la espera de ese encuentro piensas en el escritor y se agolpan los interrogantes.

Cuando conoces a una persona a través de su escritura, conoces una personalidad diluida y a la vez contenida en ella, pero te faltan datos. Al escribir a mano, un experto en grafología puede ver, en la dirección o apertura de las letras, rasgos de tu carácter, pero ahora en esta letra encasillada no podemos hacer virguerías.
Mejor, así no hay distracción posible. Lees y vas a la esencia, esa esencia que va más allá de la forma, la que se desprende del texto y emprende sola su camino. Es la que te enseña y te muestra el espíritu de lo escrito; surgen los interrogantes, que supones sin respuesta, pero tú insistes porque eres una mera aprendiz.

Todas las preguntas que deseas hacerle al escritor se esfuman cuando lo tienes delante y, después de ese encuentro fugaz y agradable, te preguntas cómo ha podido pasar.

Cuando lees conoces, o crees conocer, lo interno de la persona que escribe, pero sólo es una parte de ella que resulta ser una gran parte en los buenos escritores, y eso lo compruebas al tener delante a uno de ellos.
Es entonces cuando la mente encierra lo interior, lo conocido, para proveerlo de su forma, para completarlo. En ese proceso se aparcan involuntariamente las preguntas que no haces, relegadas para aprehender otros influjos nuevos.
Vuelves después a esa lectura que te gustó y, ahora sí, al leer de nuevo encuentras algunas respuestas y una nueva imagen de un todo que ahora conoces.

Gracias Pablo, gracias Sandra por vuestra visita y vuestra presencia. BUEN VIAJE Y MEJORES EXPERIENCIAS.

miércoles, 18 de junio de 2008

30. Girasoles


Te miran pero si por su lado pasas, no se giran, simplemente te dan la espalda.

jueves, 12 de junio de 2008

29. Frases

“El ser humano nace sin dientes, sin pelo y sin ilusiones y muere sin dientes, sin pelo y sin ilusiones” Y mientras tanto ¿qué hace..., saquear los supermercados?

“Esto es la guerra”. Esta frase la he escuchado varias veces a lo largo de esta semana, y lo peor es que venía de personas que se suponen la han vivido.

A juzgar por lo que hacemos o como nos comportamos se diría que hay un componente salvaje que no ha desaparecido de nosotros en nuestra evolución.

Arrasar con todo en los supermercados como si de una guerra se tratara, más o menos igual que cuando dicen que van a cortar el agua y ¡hala! a llenar bañeras para luego quitar el tapón.

Ahora pueden pasar tres cosas: que se engorde aún más, que se estropeen los alimentos y se tiren y que no se llegue a fin de mes.

Pero eso sí, si viene la guerra...

miércoles, 4 de junio de 2008

28. La literatura y la vida

La literatura se introduce en nuestras vidas de una forma insensible y progresiva y, no sólo, nos va conformando el pensamiento, sino prestándonos sus propios ojos, aunque a veces, al leer notamos que nos han robado el sentimiento porque quienes nos precedieron supieron expresar mejor que nosotros lo que queríamos escribir.
No creo que haya una literatura de géneros, sin embargo cuando leo a Clarice Lispector noto como esa cuchilla, que es la palabra, penetra fielmente en lo que siento.

Yo antes quería ser los otros para conocer lo que no era yo. Entonces entendí que yo ya había sido los otros y que eso era fácil. Mi experiencia más grande sería ser el otro de los otros: y el otro de los otros soy yo”.

"Aprendiendo a vivir" Clarice Lispector