jueves, 31 de diciembre de 2015

394. 80 metros de redes solidarias


¿Se puede medir la solidaridad? Si no medir, sí diferenciar. Este año en Sevilla la navidad ha llegado a los barrios periféricos. Un proyecto comisariado por NomadGarden, que se ha podido llevar a cabo gracias a el ICAS y el arduo trabajo de un grupo de jóvenes.


Acercarse a la inmigración siempre nos enseña y demuestra como los colectivos se ayudan entre sí. En el parque Amate son los paraguayos y ecuatorianos los que día a día tejen una red de apoyo mutuo entre ellos para ayudar a personas que lo necesitan.


Por ser el barrio más cercano de todos los que conforman el proyecto, traigo esta celebración bajo las Tipuanas, árboles procedentes de Bolivia y Argentina, donde con ilusión se reúnen, festejan y bailan en este parque-hogar fuera de casa.  


Y con estas luces os deseo lo mejor para este nuevo año. El resto de intervenciones se puede ver en:

Añado la dirección del vídeo que he recibido y que explica mejor este proyecto ilusionante:

domingo, 13 de diciembre de 2015

393. Exilios. Hacia el azul


El jueves pasado asistí a la presentación de este poemario de Miriam Palma Ceballos en un lugar acogedor del centro de Sevilla: La imprenta.
No soy yo quien para hablar de poesía y mucho menos hacer una reseña. No lo pretendo.
Pero sí, por la libertad que da el blog, decir, como otras veces, la impresión que me produce lo que escribe.
¿Tienen color las palabras? Yves Klein lo tiñó todo de azul. ¿Es el azul un lugar donde habitar? Parece que sí, al menos el título nos muestra el camino. Y es también hacia ese color, lugar o entorno al que me dirigieron sus palabras. Las que construyeron bellas imágenes en mi mente al escucharlas.

Me gusta bucear en su poesía, adivinar aquello que no entiendo. Me gusta encontrarme, adentrarme en ese espacio propio. Y traer aquí y ahora dos versos suyos de este libro, aunque pondría más.
Y encontrar el equilibrio en el poema en un mundo cada vez más caótico e inestable:

SILENCIOS

No sé si existirá el manual
para descifrar los silencios
de unos ojos velados
por escrutar
generaciones de tierra pedregosa
resquebrajada de aullidos.

Y poder habitarlos.


UMBRAL

Allí,
en ese umbral
en el que las cosas
no se desdoblan,
en el que los poemas
no se prenden en las máscaras
con la cantinela hipócrita
de mejorar el mundo,
allí quiero pararme
y dejar que me inunden
las palabras.

Me gusta cohibirme con cada nuevo verso, y estremecerme, y asombrarme, y emocionarme. Y ponerme a escribir. Yo no sé por qué escribo, pero sí por qué leo a unxs autorxs y no a otrxs: porque son los que me empujan a la escritura. Por todo eso: gracias, Miriam, siempre.

martes, 8 de diciembre de 2015

392. La invasión de los picapiedras

Salgo del estudio para que me de el aire y veo a una amiga que viene hacia mí.
-Pero, bueno, ¡qué sorpresa! Por lo que veo tú tampoco te has ido de puente, me dice al abrazarme.
-Qué va, con la que está cayendo, si me voy me despiden seguro. Además tengo que terminar un reportaje sobre los “oficios”.
-Coge tu cámara y vente a mi casa mañana. Pero eso sí, a primera hora que vas a tener buenas fotos.
Y allí estaba yo a las ocho en punto, cámara en mano, intrigada, y también temiendo que fuera otra treta de Carmela que me abre de esta guisa: cabeza cubierta por pañuelo a la cubana, guardapolvo hasta los pies y aspiradora de mano en su izquierda. Con la derecha me coge la cara por la barbilla y me besa.
-Pasa a mi cueva. Llevo días guardando libros.
Espero que para guardarlos no les limpie el polvo hoja por hoja como hace otra amiga, todas más pulcras que yo, pero no. Les pasa el plumero por encima, los introduce con rapidez en bolsas, y éstas en un armario. Mientras, me comenta de pasada la historia de cada uno (adora su trabajo de bibliotecaria), como si ellos, los libros, no encerraran ninguna.
-¿Estás de mudanza? Aunque no parece, en vez de sacar, envuelves y guardas.
-Peor, a ti si antes se te rompía una ventana o querías cambiarla la encargabas, y, otro día, venía el montador con el albañil y te la colocaba una a una cuando eligieras.
Ahora no, querida, ahora te las quitan y ponen todas a la vez por una cuestión de salarios. Como me hablaste de oficios, aquí puedes filmar unos pocos.
La casa me sorprende, no es la misma, está toda recogida y arrinconada. Su marido quita una lámpara del rincón de lectura, la única que queda. Se baja de la escalera, me da un beso y se despide muy serio.
-Ya ves- sigue ella como en un monólogo mientras tira de mí hacia la cocina para tomar café - hemos estado a tope de trabajo. Y, claro, esto supone cabreo incluido.
El timbre de la puerta suena insistente como si fueran bomberos con la urgencia de apagar lo que sea. De pronto entran ocho hombres, gordos, delgados, altos, bajos, jóvenes y menos jóvenes. Para todos los gustos. Vienen con sus herramientas y vestidos de faena. Todo es un investigar y preguntar, secuestran a Carmela para pedir escoba, cogedor, bolsas, trapos viejos, etc. Yo no sé donde ponerme. En un ir y venir, uno me empuja y el café se derrama, -perdón- dice, lo miro y no está mal. Carmela de lejos me guiña un ojo. Con los golpes que empiezan a dar en las distintas habitaciones de la casa es imposible hablar si no es a gritos, y sin que, además, no te entre polvo en la boca. No sé donde meterme, voy al cuarto de baño y está ocupado. Oigo un golpe fuerte.
-Vaya, por lo menos este ha subido la tapa, -le digo a mi amiga que dice no saber dónde esconderse hasta que acaben- pues yo, mira, mejor me voy.
-Pero bueno, yo que creía que ibas a hacer un reportaje.
La entiendo casi por señas. Ahora grito yo:
-¡¡¡Odio el polvo!!!
Le doy la cámara y me marcho.
Y esto fue lo que me mandó por WhatsApp.

domingo, 29 de noviembre de 2015

391. Y, sin embargo...


la alegría,
esa
que
no debemos
abandonar.
Para que
no ganen,
no dominen,
no engañen,
no destruyan.
Y todo eso
que
tanto
esfuerzo
cuesta
conseguir,
perdure.

domingo, 15 de noviembre de 2015

390. Más cine

No lo puedo remediar, pero mi vena de actriz (qué más quisiera yo), me empuja a escoger entre tanto cine las películas que van de eso “de cine o de teatro”. Y menos mal, porque son las únicas con las que he acertado en el festival de cine de mi ciudad.
Hay tanta oferta sugerente, que suelo dejar las que se presentan con más trayectoria porque luego las pasan a salas y hay otra oportunidad de verlas. Pero esta vez no pude resistir ver “El tiempo de los monstruos”. A Feliz Sabroso lo conocí en TV, en el programa Versión española. En él habló del trabajo que estaba haciendo con Dunia Ayaso, su mujer, antes de fallecer.

Y ha sido estreno mundial aquí en Sevilla. Nos gustó mucho, desde el cartel de la película que es un loops que se va repitiendo. Y la peli, bueno, hasta han dicho que no tiene género. Su director, al presentarla junto con los principales protagonistas, aseguró que se entendía. Y se entiende, claro, incluso el tema remite a otras pelis. O como leí que dijo Carmen Machi: “cine en estado puro”. En palabras de Sabroso: “Una especie de comedia-legado de nuestra visión de la vida, muy coral y en clave muy irónica, con un toque de humor surrealista con un grupo de personajes que se reúnen para rodar una pretendida película y acaban elucubrando sobre lo humano y lo cinematográfico”.
Y para terminar las pelis de actores, “Olmo&The seagull” (Olmo y la gaviota) Aquí es el documental (aunque éste no es muy explícito, se intuye cuando la narradora interrumpe en la escena), dentro del teatro. No me gusta contar nada, pero como el festival terminó, voy a sugerirla. El teatro es es la vida de la pareja, ensayan “La gaviota” de Chéjov y ella se da cuenta que está embarazada de un hijo esperado.
Tiene que hacer reposo renunciando así a su vida: el teatro. A través de primeros planos nos vamos introduciendo en el mundo interior y el entorno de una mujer, de sus emociones, del asombro, expectativas, miedos, de sus renuncias, de la incomprensión que existe ante ese periodo de la mujer tan complicado. Hay una escena que me gusta. Su pareja se queja de que está cansado después de un día de ensayo, ella protesta porque no tiene tiempo para ella, y él pregunta: y tú, ¿qué has hecho hoy? Pues yo he terminado unas orejas, intentado las pestañas, y el hígado.


Interrumpí este post ayer al enterarme de los horribles atentados de París, y, al escuchar que había un periodista herido, me vino a la cabeza la escena de otra película que vi hace un tiempo “Mil veces buenas noches”. Juliete Binoche es una fotoperiodista en zonas de conflicto. Como mujer tiene acceso para grabar cómo se prepara a una joven para inmolarse. El director Erik Poppe que con su cámara recorrió los conflictos más salvajes del mundo cuenta en el film gran parte de su experiencia: el número de personas muertas en estos lugares o las fotografías que, a pesar del riesgo que corren, muchos medios no les dejan publicar. La película abarca también otros temas muy interesantes, os la recomiendo.

Contemplar el horror, que también nos tocó, da miedo.

jueves, 5 de noviembre de 2015

389. Cine, cine, cine...

Para ir abriendo boca, cine visto en televisión, y ya veré si tengo suerte con las pelis elegidas para el festival de Cine de este año en Sevilla que empieza mañana.


La mejor oferta
A un hombre algo mayor, tasador de arte, solitario, excéntrico y exigente, se le viene abajo su mundo de rutina cuando una misteriosa mujer le encarga valorar la herencia de sus padres.
¿Os acordáis de Shine, El sastre de Panamá, La ladrona de libros...? Geoffrey Rush su protagonista está magnífico en esta cinta. Como el guionista y director Giuseppe Tornatore, el de Cinema Paradiso. Todo aderezado con la música de Ennio Morricone. Mejor no buscar en Internet que de alguna manera se filtra el misterio.

Dos días, una noche
Hay ya muchas películas que afrontan distintos aspectos de la crisis y el paro, generalmente suelen ser dramas. Esta no deja de serlo, pero el tema está tratado muy bien, con buenos diálogos, sin sentimentalismos y pone en cuestión, no sólo la crisis en sí, sino los valores y comportamientos de las personas cuando nos enfrentamos a una situación en la que hay que tomar una decisión difícil, pero no imposible.
Un buen tema es aquel en que a medida que lo lees o ves te haces preguntas, y este lo es.

Tape (La cinta)
Tres personajes encerrados en una habitación de un hotel más bien cutre. El encuentro de dos amigos. Y una Uma Thurman genial que da el toque final. Uno está consiguiendo su sueño, el otro transita en los límites de la vida. Un hecho ocurrido tiempo atrás será el conflicto sobre el que el autor de teatro Stephen Belber escribe un guión que te mantiene en tensión los 86 m. que dura. Es también autor del libreto de la película. Su director Richard Linklater, es el de Boyhood que triunfó en los Oscar el año pasado. Autor también de la trilogía "Antes de... el amanecer, atardecer y anochecer" con su autor fetiche Ethan Hawke. También se manifiesta el paso del tiempo, cómo se van transformando los hechos y cómo la memoria los modifica para adaptarlos a una situación actual. Tape trata también sobre la disculpa y de cómo un hecho mismo nos atrapa de manera diferente según la percepción de cada uno.
Os recomiendo este documental: 21 years richard linklater para conocer mejor a este director y su trayectoria de cine independiente.

lunes, 12 de octubre de 2015

388. No seguir...

la ruta que nos marquen.

Hay campo para andar y pensar cómo hacer

un buen corte de mangas a tanta maldad. 

miércoles, 30 de septiembre de 2015

387. El derroche de las cosas

Estoy por asegurar que quien diga que no guarda nada miente. Si estamos cerca de ese quien descubrimos qué es aquello que guarda con tanto esmero, qué oculta a los ojos de los demás, qué significa esa cosa pequeña.
Miles de cosas nos acompañan y transitan nuestras vidas. Con cada cambio de temporada o arreglo de armarios, algo olvidado, de pronto, se hacen presente y vuelve a nosotros como instantes vividos, felices o no. La vida que habita en las cosas se traduce en cómo esa cosa era utilizada, para qué y por qué. Las personas solas acumulan cantidad de cosas, quizás para acompañarse, darse el gusto que otros no les dan...
Me hablaron de unas personas que al mudarse de vivienda y lugar, por dejar cosas atrás, dejaron hasta las fotos de su familia. Y me pregunté: ¿qué lugar ocupa una fotografía? ¿mide eso el cariño que les tenía? ¿qué busca quien quiere olvidar todo? ¿qué espera encontrar allá donde va?
Guardar objetos a lo largo de nuestra vida ¿no es querer congelar los recuerdos?
Incluso quien siente que pierde la memoria le da por guardar algo en exclusiva y sólo encuentras esa cosa en todos los rincones de su casa. Como si al verla continuamente, la cosa misma le restituyera alguna imagen olvidada y esa vida que se escapa; como si esos recuerdos que se diluyen pudieran tomar vida.
Ese acumular o vaciarse de determinadas cosas, ¿no será porque ponemos demasiadas expectativas que no se cumplen?
He visto a quien por el tremendo dolor de perder a un ser querido, ha arrasado con todo el continente y contenido (lenguaje de quien nos quiere asegurar toda una vida, ¡qué tontería!), y ha regalado, vendido, y, por último, rescatado algo ínfimo de una vida juntos.
Otros han recogido con mimo todos los recuerdos y han hecho exposiciones con ellos. Como el artista chino Song Dong que ha expuesto todos los objetos que pertenecieron a su madre. Al ver las imágenes de las distintas exposiciones en las que ha participado se descubre todo un mundo propio de alguien que ya no está.
Vivimos con demasiadas cosas y me pregunto: ¿qué lleva consigo un exiliado?

martes, 15 de septiembre de 2015

386. ÉXODO

Ya sabéis que una imagen vale más..., pero hay tantas y tan dolorosas que prefiero las palabras de esta gran poeta que también tuvo que exiliarse.
Éxodo
Una mujer corría.
Jadeaba y corría.
Tropezaba y corría.
Con un miedo macizo debajo de las cejas
y un niño entre los brazos.

Corría por la tierra que olía a recién muerto.
Corría por el aire con sabor a trilita.
Corría por los hombres erizados de encono.

Miraba a todos lados.
Quería detenerse.
Sentarse en un ribazo y con su hijo menudo.
Sentarse en un ribazo y amamantar en paz.

Pero no hallaba sitio.
No encontraba reposo.
No lograba la pausa sosegada y segura
que las madres precisan.
Ese viento apacible que jamás se interpone
entre el pecho y el labio.

Buscaba cerca y lejos.
Buscaba por las calles,
por los jardines y bajo los tejados,
en los atrios de las iglesias,
por los caminos desnudos y carreteras arboladas.
Buscaba un rincón sin espantos,
un lugar aseado para colocar una cuna.

Y corría y corría.
Dio la vuelta a la tierra.
Buscando.
Huyendo.
Y no encontraba sitio.
Y seguía corriendo.

Y el niño sollozaba débilmente.
Crecía débilmente
colgado de su carne fatigada.
Ángela Figuera Aymerich http://amediavoz.com/figuera.htm

jueves, 10 de septiembre de 2015

385. Escribir año tras año

Y es que mantener un blog lleva su tiempo. Me gusta escribir en él y me encanta entrar en otros blogs en mi tiempo libre. Aprendo en ellos más que en otras páginas, pero a veces no puedo haceros una visita a todxs y lo siento de veras, por eso os quería agradecer una vez más vuestras opiniones.
Hace ocho años que comencé este cajón de sastre y sólo me ha dado alegrías, ¿quién si no me iba a leer sin publicar? Escribo por placer, pero es más el placer de encontraros en esta “mesa de camilla”, como dice una amiga mía, a quien le gusta leer vuestras opiniones casi más que las entradas, es broma, Vir, me encantan tus comentarios.

Y hablando también sobre las cosas, las que nos mueven y las otras. “El cuidado de las cosas”, pensé sería el título de esta entrada-aniversario, porque las cosas nos sobreviven si no las tiramos, claro, pero ¿cómo tirar algo que perteneció a un ser querido, si ellos permanecen en ellas? Yo no puedo, por eso quería deciros que el costurero que sirvió de inspiración lo sigo usando porque era de mi madre, como el aro que soporta las pinzas de la ropa que hizo mi padre, que sigue extrañando y dando juego a los peques nos visitan.

Es muy curioso este mundo-blog y cómo nos ocultamos sobre todo al principio. 
¿Alguna vez buscáis quién hay detrás de las palabras?  He estado leyendo mis primeras entradas y me han sorprendido. A propósito, tengo que cambiar mi foto de perfil, porque este año he dejado de teñirme el pelo, qué tontería el tinte ¿verdad? ¡Lo que cuesta desterrarlo! Más o menos como dejar de fumar, así que me dije: si tú no fumas a qué esperas, y decidí ir soltando lastre, aligerar la mochila de cosas vacías que me ocupan tiempo, en definitiva, sentirme más libre.

Abrazos agradecidos por estar aquí.

domingo, 6 de septiembre de 2015

384. Los ojos de la piel


Uno de los libros al que vuelvo es este. Y siempre me extraña cómo puede decir tanto en sus 72 páginas. Este arquitecto nos habla de su profesión desde otros conceptos desde  la introducción “Tocar el mundo” 

Es evidente que la arquitectura “enriquecedora” tiene que dirigir todos los sentidos simultáneamente y fundir la imagen del yo con nuestra experiencia en el mundo. El fundamental cometido mental de la arquitectura es el alojamiento y la integración.

Explica Juhani Pallasmaa, cómo desde antiguo se le ha dado a la vista la supremacía sobre los otros sentidos de que disponemos, a lo que contrapone:

El ojo es el órgano de la distancia y de la separación, mientras que el tacto lo es de la cercanía, la intimidad y el afecto. El ojo inspecciona, controla e investiga, mientras que el tacto se acerca y acaricia. Durante experiencias emocionales abrumadoras tendemos a cerrar el sentido distanciante de la vista; cerramos los ojos cuando soñamos, cuando escuchamos música o acariciamos a nuestro seres queridos, pg. 47.
En los estados emocionales, los estímulos sensoriales parecen derivar desde los sentidos más refinados a los más arcaicos, de la vista al oído, al tacto y al olfato, y de la luz a la sombra.
Un método eficiente de tortura mental es el uso continuado de un alto nivel de iluminación que no deja espacio para un retiro mental o para la privacidad; incluso se deja expuesta y se viola la oscura interioridad del yo.
Una cultura que trata de controlar a sus ciudadanos es probable que promueva la dirección opuesta de la interacción... Una sociedad de vigilancia es necesariamente una sociedad del ojo voyeur y sádico. pg. 50

Nuestros oídos han sido cegados. La música grabada y programada de los centros comerciales y de los espacios públicos elimina la posibilidad de captar el volumen acústico del espacio.

El eco de los pasos sobre una calle pavimentada tiene una carga emocional porque el sonido que reverbera de las paredes circundante nos sitúa en relación directa con el espacio; el sonido mide el espacio y hace que su escala sea comprensible. Con nuestros oídos acariciamos los límites del espacio.  La experiencia auditiva más primordial creada por la arquitectura es la tranquilidad. En última instancia, la arquitectura es el arte del silencio petrificado. pg. 52

La piel lee la textura, el peso, la densidad y la temperatura de la materia. El sentido del tacto nos conecta con el tiempo y la tradición; a través de las impresiones del tacto damos la mano a innumerables generaciones.


jueves, 27 de agosto de 2015

383. Aceptar I

A Rosa
Aceptar estas muertes constantes,
aceptar los latigazos del tiempo
que separa los labios de la risa
y el vino de los brindis
y los transforma en un punto brillante en la arena
de un segundo de cualquier mediodía

Aceptar que el mundo a veces
atruena por los poros
y se instala dentro
ensordeciendo
cada nueva esperanza.


Aceptar
y seguir muriendo
en cada expiración.

Quién sabe por qué una espera
entre los azules
a que el mar vomite
una pequeña resurrección.

Aceptar II

Aceptar
que, a pesar de todo,
seguiremos inspirando
y sorprendiéndonos
del cobijo eventual de una sonrisa.

Miriam Palma Ceballos, “Ruidos, Silencio, Ruidos”


jueves, 30 de julio de 2015

382. Tan cerca, tan lejos...


Poco a poco
las cosas se fueron quedando quietas
de un respirar más lento
como perfume de aire quieto.
Poco a poco de polvo
la superficie de su vida
quedó cubierta, con ángulos,
líneas y recortes
de aire espeso.
No dejaré volar golondrinas
que asusten tus ojos.
Rosa, 01 de julio de 2011.

viernes, 17 de julio de 2015

381.Pasadizos


Desde la naturaleza a las ciudades, el pueblo ha podido recorrerlos.


Ahora cierran puertas y se crecen.  


Pero puede que al crecer y crecer los encerrados sean ellos.


 Esta última foto fue tomada en los jardines del CAAC de Sevilla. La autora de esta espectacular obra es: Cristina Lucas. Para más información: http://www.juntadeandalucia.es/cultura/caac/programa/lucascol13/frame.htm 

domingo, 5 de julio de 2015

380. Celebración


Ocurrió en un día especial: la boda de su única hija. Una vez más contempló la invitación que ella había le había mandado. Amaba la ópera, Verdi era su ídolo, incluso, con menos pelo se parecía a él. Detrás, su pequeña vestida de ángel de la guarda.
"Es asombroso cómo los vástagos se parecen a sus progenitores", pensó. Ahora ella ocupaba un cargo importante en la política. Le había prometido en una de tantas charlas constructivas que los iba a poner a raya a todos y a todas.


Y ese recuerdo le llevo a escoger su corbata para la ocasión, pero no tuvo tiempo tiempo de hacerse el nudo.


Otra mujer, la definitiva llegó a tiempo y lo hizo en su lugar. Vino con todo el glamour posible. Lentamente se quitó el lazo y lo tiró al suelo de moqueta negra. Apretó los dientes. Y después de un nudo magistral, tiró con fuerza de su corbata a rayas. Mientras lo ahogaba, le prometió su última gran juerga: mucho mejor -le susurró al oído- que todas las que te has corrido a costa del dinero público robado.  

viernes, 19 de junio de 2015

379. He vuelto


Quería mostrar este lugar que me atrapó a mis amigos, que vieran cómo en una misma región, partiendo de la vega del Guadalquivir, se puede contemplar desde el coche: la nieve que queda en sierra Nevada, el desierto de Tabernas, y, ya en el Cabo de Gata, las plantas autóctonas como la pita, el esparto que cubre las superficie de las montañas con su color y maraña...


  Imaginar con las crestas de las dunas fósiles en Los Escullos.


El mar en calma de La Isleta del Moro.


Y de vuelta las vistas desde el faro. En junio sus playas no están tan pobladas y se puede experimentar la sensación de bañarse en aguas transparentes sin agobio. Han sido sólo dos días, pero esas 48 horas sin indignarme por la intolerancia y falta de respeto de quienes se creen dueños de todo...
Sólo el sonido de los pájaros, el rugir de olas y nuestras propias voces al conversar: todo un regalo.  

sábado, 6 de junio de 2015

378. Verosímil


De ti
me gusta el colmo
Lo demás -la verdad- me atrae sin cuidado. 
 Anaý Salas

domingo, 31 de mayo de 2015

377. Algarabía


De entre todas las palabras que me gustan por su sonoridad ésta es una de ellas. Es lo que escuché hoy al subir a la azotea bien temprano: la algarabía y la música rociera de la romería, algo que no se pierde. Yo diría que está más vivo que nunca. Es mayo con su luz, sus días largos, su todavía frescor quien puebla de fiesta y anima a celebrar.
El camino que hace la romería no está visible, pero quizás sea esto lo que da más encanto al adivinar detrás de la arboleda las carretas engalanadas con promesas de un día feliz.

Y es lo que tienen todavía los pueblos y sus gentes, ganas de celebrar la vida y olvidar las tristes penurias que otros les imponen por su egoísmo, avaricia y maldad.

Al buscar la palabra me topé con la planta y ahora me gusta aún más: Planta anual silvestre, de la familia de las Escrofulariáceas, de seis a ocho decímetros de altura, de tallo nudoso que produce dos vástagos opuestos, los cuales echan también sus ramos de dos en dos, con hojas lanceoladas y tomentosas, y flores amarillas. 
De esta planta se hacen escobas.  

jueves, 21 de mayo de 2015

376. La mirada que juzga

Marina roba, no por vicio, sino por necesidad. Hambre, y no sólo física. Hambre de saber, pero de esa no se habla nunca.
Ese día la despertó la manifestación, levantó los cartones del sitio donde dormía cada noche y escuchó lo que decían: “la cultura debe ser libre, ha de llegar a todos, educar, educar, en vez de tanto robar”. Se sintió aludida y se recogió en su improvisado y caótico catre. Una joven se acercó y vio cómo escondía un portátil pequeño debajo de unos libros viejos.
-¿Funciona?
Marina se encogió de hombros.
-Dame, te voy a enseñar.
En los días siguientes compartieron conocimientos y experiencias en un banco del parque. La joven asombrada por cómo memorizaba sus explicaciones, le fue mostrando algo desconocido para ella: una ventanita donde aprender y mirar el mundo de otro modo. ¡El real se había vuelto tan incomprensible!

Marina, desde entonces y gracias a la joven desinteresada, se dedica al final del día a leer sin tener que cargar con sus viejos libros, algunos aprendidos de memoria, de un lado a otro. Mientras lo hace, no deja de observar el ojo minúsculo de la cámara de esa “cosa”, no tan extraña ahora para ella, encontrada un buen día en la basura. 
Quien pasa a su lado a la caída de la tarde la cree loca al verla hablando sola: -¿me verá? ¿sentirá el arañazo de la línea al señalarla? -comenta en voz alta mientras copia lo que le gusta.  

domingo, 10 de mayo de 2015

375.Rara, rara...


Nunca cuadraba, porque a ella le gustaban las formas redondas como las canicas, y si se las podía imaginar volando, mejor. Siempre en los límites, allí la podíais encontrar, pero nunca en las fotos.
Hasta que encontró la forma perfecta, incluso, de esconder la cabeza, para no escuchar tantas falsedades en vísperas de elecciones.


jueves, 23 de abril de 2015

374. Sevilla también es esto

No todo es capillismo y folclore en Sevilla, hay cosas que se mueven, unas acaban por falta de visión cultural y rancia de las instituciones, y otras comienzan, y de entre todas surge la esperanza de que la cosa cambie que falta hace.

Primero quiero felicitaros en el día del libro con mi última lectura disfrutada: “Lo que me está pasando, diario de un joven emperdedor” Lo último publicado de Miguel Brieva y presentado en Sevilla. Quien esté cerca puede encontrarlo en la librería “La Fuga”.
En formato de novela gráfica y en palabras de su autor lo que hace es “exorcizar la realidad a base de desmantelarla, de parodiarla, de mostrarla en toda su desnudez”. Para Miguel Brieva: “la ambición última de esta historia es apuntar que este fracaso no es en modo alguno personal, no es un problema de nadie en concreto, es consecuencia de un gran fracaso social, de un modo de vida errado de raiz. No hay salidas individuales posibles, eso es una fantasía. La mejoría de las cosas pasa necesariamente por una recuperación de lo común, y por una renuncia a ciertos lujos materiales que tampoco nos hacen felices".

Asistimos al último ZEMOS98  un festival que desde su creación ha procurado ahondar en “lo común”, pero que este año cerraba sus puertas por motivos explicados en esta carta.

Lo ahogaron los que en este país se encargan de la cultura oficial, a quienes sólo les interesa un tipo de cultura que no altere el orden establecido. Pero lo que no podrán ahogar es la imaginación y las ganas de construir en vez de destruir, y eso lo saben hacer de sobra lo que crearon este festival.

De entre todo pudimos ver a BelénGopegui. Resultó tan cercana y entrañable que daban ganas, además de darle las gracias por todo lo que de forma tan visual y sencilla planteó, de abrazarla. Más aquí.

Y el sábado pasado dos actuaciones como despedida. La primera "Hacia un ruído" Cuando entramos en el teatro Alameda unos carteles grandes compuestos de palabras sin significado aparente llamaban la atención. Al comenzar su  actuación, Fran dijo “Esto va sobre la escucha y la espera”. Pero hay sobre todo PALABRA, POEMA, SONIDO, y es una obra que va mutando, haciendo, como dijo María “de una historia vieja, una nueva”. De lo que no cabe duda es que es una acción creativa, rica e innovadora.

La segunda y cierre: la presentación del disco “Voces del extremo”.
Como es mejor escucharlo, leerlo y pensarlo os lo podéis descargar junto con sus letras en esta página.

jueves, 16 de abril de 2015

373. Cosas mías

¿Qué manías puede tener un escritor que no aspire a la gloria al escribir? Porque los que aspiran a ella, cada vez son más y éstas aumentan:
Que si tengo que tener mi taza favorita cerca con té, café..., nadie dice alcohol, con lo que ayudó a muchos...
O un lápiz de cada color para corregir.
O más bien esperar que la luz del amanecer ilumine la página.
Una foto, un póster, una pila de libros favoritos alrededor del portátil, algo que abrigue de la soledad y el frío blanco de la página.
¿Por qué no le preguntan a un dentista que manía tiene al sacar una muela?
Extraer, de eso se trata y seguro hay quien se lo piensa, le cuesta y se inventa algo o todo, como nos inventamos el vivir.
Quizás escribir de pie como hace Hemingway en la peli Hemingway y Gellhorn con la guerra de fondo sea la clave para escribir bien, porque sentados...
Mientras escribo estoy pensando cuál podría ser la mía. Ya está, voy a pedir que alguien me ayude a hacer el pino. Quiero que me baje la sangre a la cabeza porque me quedo sin ella de leer lo que leo.


No quiero dejar pasar a un escritor que sí alcanzó la gloria en muchos lectores. No sé que manías tendría Eduardo Galeano, pero me da igual, porque nos dejó mensajes para que pensáramos en lo que es realmente importante.
Por eso, y por recordarlo aquí, quiero dejaros algo de su libro Espejos, una historia casi universal, ahora que se aproximan las elecciones:

Peligro en el camino

Alrededores de Sevilla, invierno de 1936: se acercan las elecciones españolas.
Anda un señor recorriendo sus tierras, cuando un andrajoso se le cruza en el camino.
Sin bajarse del caballo, el señor lo llama y le pone en la mano una moneda y una lista electoral.
El hombre deja caer las dos, la moneda y la lista, y dándole la espalda dice.
-En mi hambre, mando yo.

Gracias, Eduardo y descansa en paz.

El enlace lo he tomado de este blog, que también tiene dos vídeos sobre Galeano:
http://zambrone.blogspot.com.es/2015/04/murio-demasiado-joven-eduardo-galeano.html


domingo, 5 de abril de 2015

372. Tardío pero cierto


Cuando esto ocurre, respirar es un goce...

domingo, 29 de marzo de 2015

371. La pasión según...


El blanco de la pared era como un imán.


Se enamoró del habitáculo al rodearlo, era perfecto para ejercer su dominio sobre ella.


Cada día la visitaba y cambiaba la frase que pintaba y luego le gritaba desde fuera. Hoy tocaba: buenos días, princesa.

sábado, 14 de marzo de 2015

370. Comunicación no verbal

Hay gestos que nos definen en ese decir cómo somos, en esa comunicación no verbal en la que, por ejemplo, si cruzamos los brazos a la altura del pecho nos estamos defendiendo a saber de qué.
Pero hay otros gestos que suceden en nuestro interior, sin que nadie lo advierta, bien porque estamos solos o por no molestar. Esos que dicen qué nos gusta, con quiénes somos más afines, etc. O cuando leemos y escribimos en soledad, ¿qué sucede en ese ámbito intimista? ¿Son dos placeres iguales, distintos?
Me atrevería a decir que sí, para muchos la escritura es una especie de calvario y son buenos lectores.
Ni siquiera hace falta que sea un libro lo que nos lleve a esa comunicación, puede ser una frase, un poema, algo más extenso si lo requiere. Pueden ser impresiones de ese autor a quien se lee, sin planteamiento, nudo y desenlace. A veces, ni tocas el papel; a veces, sólo la pantalla fría hace de intermediario, aunque para lo que intento describir los defensores del papel argumentan:
la sensación implícita de dónde usted está en un libro físico, se vuelve más importante de lo que creíamos; hay algo físico en la lectura, el cerebro a través del tacto del papel lo necesita, reconoce las letras en base a líneas curvas y espacios; utiliza procesos táctiles que requieren los ojos y las manos...
No sé si os pasa, pero cuando quiero recordar un pasaje de un libro me acuerdo de la página, en que lugar estaba, si había punto y aparte, le llaman memoria fotográfica. Me gusta el papel, aunque no sé qué haría sin mi pequeño portátil, pero esto es otro tema.
Lo que me interesa es el acto de leer, ese volar hacia las palabras del otro, adentrarme en lo que escribe, qué cuenta entre líneas.
Cuando las palabras son sinceras, cuando se escribe desde la verdad, lo notas. Si conoces quién hay detrás de ellas redondeas, y si no, lo intuyes; te comunicas, y es ese sentir lo que unifica, como dijo alguien, “la sensación de que no estamos solos”. Como hilos invisibles.

sábado, 28 de febrero de 2015

369. Un simple detalle y por poco...

Es ella, seguro, aunque la vea de espaldas es ella, ¿quién si no iba a llevar en la pierna izquierda la bota por encima del pantalón, y en la derecha lo contrario? Tiene su andar, su pelo, alta figura y su propia elegancia desaliñada en el vestir. Eso pensaba, y tan segura estaba que me di prisa para alcanzar a mi amiga. Al llegar al semáforo, en rojo para los peatones, la llamé dándole un golpecito en el brazo.
-¡Carmen!
-¿CÓMOOO?
Ni aquella mujer de rostro enrojecido y colérico era mi amiga, ni yo podía sortear los coches que pasaban a toda velocidad para huir de ella.  
Lo vi todo rojo: el semáforo, su cara y hasta yo misma si me atrevía a cruzar la calle.  Ni siquiera le advertí que llevaba cada pierna vestida de forma diferente.
Giré en redondo, intentando pasar inadvertida, incluso, cambié el destino al que me dirigía. 

domingo, 15 de febrero de 2015

368. Cuénteme qué es conversar

Una noche durante una de nuestras tertulias con amigos se dieron dos posturas enfrentadas. Intenté callarme, primero porque aprendo de la observación y más tarde porque no tenía muy clara la idea que quería exponer (hacia la una de la madrugada, mis párpados no me responden, imposible mantenerlos abiertos), pero sí me acordé de volver a leer lo que dice Theodore Zeldin sobre la conversación:
Solemos discutir, debatir, entrar en controversia -que nos puede llevar al enfrentamiento- regañar, debatir, contender, de tal manera que las personas que ejercitan estos verbos, llegan a dejar de hablarse y dejan de conjugar el verbo que nos diferencia como humanos: hablar.
La conversación es otra cosa. Conversar es con-versación, conversare, tiene que ver con convertirse, volverse del revés, “cambiar de mentalidad”. Al conversar se reorientan nuestros miedos, sobre todo el que provoca la ignorancia, percibimos como la brújula de nuestra vida señala hacia la generosidad, apunta a los otros, mis semejantes, para re-conocer a quienes comparten y construyen el tema de conversación. Es entonces cuando superamos la retóricas vanidosas y persuasivas de otras reuniones y charlas, aquellas que utilizan los fuegos artificiales del lenguaje para obtener el beneficio efímero de someter al interlocutor, o acaso conseguir su conformidad, para elaborar una especie de sucedáneo de autoestima, que grita en nuestro interior -¡que listo soy!-.
Pienso que hay que insistir sobre la escucha, a mi manera de ver, una premisa básica para conversar. Cada vez cuesta más hablar en cualquier sitio público, y ya no digamos los girigays que se forman en las tertulias televisivas, llega a ser fatigante. Sin embargo, cuando encuentras a alguien que cuando escucha se pone en el lugar del otro, intenta descubrir qué le quiere decir, empatizas y esa idea que no verbaliza fluye favoreciendo el diálogo y el entendimiento.
Dice Zeldin, (y yo estoy de acuerdo) “Cada vez que conozco a alguien aprendo algo, incluso de las personas que no me gustan. Se trata de mirar más allá de lo que te disgusta”.
No es un historiador común, de hecho he leído que del pasado lo único que le interesa es cómo vivía la gente. Por eso decidió dejar de lado las cosas habituales de la historiografía tradicional "para estudiar las emociones y los deseos de las personas". Para este historiador, la soledad es la peor clase de sufrimiento "en una sociedad que persigue el éxito y que no sabe cómo gestionar el tiempo libre".

jueves, 5 de febrero de 2015

367. Río congelado


Bajo la capa de hielo
el agua continúa fluyendo.
Tantos construyendo cerrojos
y tan pocos buscando llaves.

Alberto García-Teresa.Abrazando vértebras. Ed. Baile del Sol, 2013

viernes, 23 de enero de 2015

366. En forma


Me llamo Jimena y hoy es mi día libre. Sí, y voy a celebrarlo haciendo algo distinto a lo que hago cada día: limpiar y cuidar. Es una experiencia nueva para mí, como acceder a algo que no me pertenece. Depende de como salga lo escribiré en un cuaderno viejo que tengo desde que llegué a este país, entonces me acostumbré a escribir las pocas cosas distintas que me ocurrían, pero hace tiempo que me aburrí de hacerlo, total, para qué servía. Fue desde el día que la ley le dijo a las que tenían empleadas de hogar como yo que tenían que regularlas, y yo me relajé. No ha servido de mucho porque tengo amigas que; bien porque sus señoras se creen en posesión de todos los derechos, y ninguna obligación, o porque muchas de ellas se han quedado sin un duro; bien porque quien hace la ley hace la trampa, lo cierto es que se han tenido que volver a su país y aquí hemos quedado sólo una pocas. Son ellas las que me han convencido para que vaya a clase de yoga: que si es bueno para la circulación, para la mente, para el cuerpo, etc. Y yo, que soy fácil de convencer, he dejado lo que hacía en mi día libre como leer, coser, ver un poco la tele; cosas que se hacen sentada, pero como mi culo se sale del asiento de la silla, no me ha costado hacerles caso. Además, yo lo que me propongo lo hago con ganas, por eso, ahí voy.

Es un día luminoso, fresco, sin ese calor agobiante del lugar de donde vine hace ya tantos años. Me siento bien, voy temprano y sola para disfrutar del paseo. El centro de mantenimiento es una nave contigua a la zona residencial y está muy bien acondicionada con salas distintas. Hay muchos aparatos raros que yo no había visto en mi vida. Una música muy movida me llama, me asomo a una sala en la que las personas bailan subiendo y bajando a una plataforma, como dando saltitos; hay una mujer que lo hace al revés del resto, no hay forma de que coja el ritmo, me da un poco de pena, pero es tarde y busco en un panel mi clase. Todo es nuevo para mí, pero “donde fueres, haz lo que vieres” que dice mi señora. Cojo una colchoneta y procuro un sitio donde no me vean mucho. Mientras pongo una toalla encima, el profesor, un chico joven de formas suaves como su voz está hablando sin que lo moleste la música relajante de fondo. Aquí venimos a saber escuchar qué nos dice nuestro cuerpo. El mío se refleja demasiado en esos espejos de cuerpo entero que cubre una de las paredes y busco otro lugar donde tenderme. Cerrar los ojos y dejad que la energía os invada. La mía está escapando en forma de sudor. Ahora tendidas boca arriba atended a vuestra respiración. Hago caso y cierro los ojos, respiro, pero escucharla me pone nerviosa. Los abro y veo un ojo negro y grande que me mira, una chica al lado me dice que es una cámara, y de nuevo arrastro mi colchoneta a otro sitio, me imagino a alguien riéndose de mis esfuerzos y eso sí que no. Llevad ambas rodillas al pecho y luego elevad las piernas hacia lo alto con la punta de los pies apuntando a... Lo intento, pero como si mi energía se dirigiera al techo, o mis pies se hubieran alargado con un micro en la punta, escucho un clic y un aparato negro y grande que parece un altavoz comienza a desprenderse justo encima de mí. Cojo mi toalla, mi mochila, intento llevar a su sitio la colchoneta. Al dejarla caer al suelo choca con las pelotas de pilates que se precipitan sobre mí, me levanto como puedo, echo a correr escaleras abajo, mi cuerpo rechoncho es una pelota más. Decido en este instante que esto no es lo mío, estoy más nerviosa, más contraída y más cansada que nunca.