De las cosas bien hechas, a veces, sólo
nos percatamos a compararlas. Pero en especial por la sensación de
facilidad y de comodidad que desprenden. Se cuelan en nuestro interior como un buen vino. Con su aparente sencillez y suavidad nos
conquistan.
Quise terminar el año con cine y hoy
quiero empezarlo con un buen libro como preámbulo de los que han de
venir.
Mis primeros pasos en internet fueron
escribiendo en dos revistas, una sobre la mujer y otra sobre
literatura. En esta última, en uno de los artículos hablaba de la
difícil tarea de la traducción y lo que admiraba a las
traductoras/es.
Este es un libro especial por dos
motivos: primero porque lo es la traducción que hace Cristina Gómez
Baggethum del noruego, idioma de su autor Henrik Ibsen.
Segundo porque “Casa de muñecas”,
obra que conocía y vi en teatro hace bastantes años me gusta mucho.
Aún recuerdo el impacto que me produjo su protagonista, Nora; yo
era muy joven, y sus palabras fueron tan clarificadoras para mí...
¡no tenía idea de tantas cosas!
Y lo más asombroso, su autor, un
hombre que podía ser muy bien de nuestro tiempo porque el problema
de fondo que trata persiste y no hay que llevarlo al terreno
feminista como se ha hecho simplificándolo, sino al de los
sentimientos de una mujer enfrentada a una realidad inimaginable.
Como nos dice en una nota al final del
libro su traductora: La interpretación de un texto es siempre la
clave de una buena traducción. Si la traducción literaria es, en
general, una tarea difícil, la traducción de un clásico es una
labor casi irrealizable.
Su nota es también
interesante en cuanto al recorrido que ha tenido este autor. La
historia de las traducciones de Ibsen al castellano refleja en gran
medida la convulsa historia reciente en nuestro país. Y es
admirable su esfuerzo por transmitir todos esos matices que tiene
este gran autor gran renovador del teatro moderno.
El autor
noruego, nos dice en su también estupendo prólogo Ignacio
García May, es, en verdad, uno de los más grandes dramaturgos de
la historia, sabe muy bien que la palabra teatral se diferencia de la
estrictamente literaria en su naturaleza ambigua y peligrosa, en su
capacidad para cambiar completamente de significado sobre la marcha a
partir de un leve cambio de tono o de su asociación con un gesto
inesperado.
Leer este libro ha sido puro placer gracias a la labor excelente de su traductora.
FELIZ AÑO, SALUD Y BUENAS LECTURAS.
8 comentarios:
Es un libro potente, desde luego. Yo también le dediqué una entrada hace tiempo. Y es verdad, ¡qué importante es que la traducción sea buena!
Besos, Isabel!
Elvira, qué bien, la buscaré en tu blog. Más besos para ti.
Querida Isabel, vengo para desearte un Venturoso 2017, un fuerte abrazo, espero volver con más tiempo, mi niña.
virgi, muchas gracias, igualmente espero se cumplan tus ilusiones. Sabes que siempre te visito aunque no habilites comentarios y te deseo lo mejor.
Montón de besos.
Como he dicho donde Gio
Esos ojos chispeantes decían mucho de él
Un abrazo y buen viaje
Besos
Siendo como soy traductora, tanto técnica como literaria, soy consciente de lo difícil y lo grande que es traducir. Amo la traducción porque es ser puente y ayudar a otros a cruzarloy me ha encantado leer este texto tuyo sobre Casa de muñecas, una de esas obras imprescindibles. Abrazo enorme, Isabel.
Noite, ando liada y no había visto tu comentario. Te doy un abrazo de disculpa.
Indigo, ¡a mí la traducción me parece un arte tan difícil!
Siempre os he admirado, porque transmitir, además de las palabras, el espíritu de un libro me parece una tarea muy ardua.
Me alegra verte por aquí. Un fuerte abrazo.
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