lunes, 17 de agosto de 2020

542. Como si oyeras llover


Estaba esperando en la cola de la caja del supermercado cuando a mi espalda escuché una orden en un tono cortante:
-Mamá, calla, ¡que te calles!
Volví la cabeza sin poder evitar que mi extrañeza asomara por encima de la mascarilla. La que hablaba era una chica bastante joven para tener tantas dotes de mando. No se cortó por mi mirada, estaba tan crispada que pensé que no veía a nadie y siguió hablando con su madre.
-Mamá, es que no me escuchas, eres tú la que primero tiene que cambiar, no él.
Supuse que la madre tenía problemas con su pareja; me retiré más de la distancia permitida, pero a la joven pareció darle igual y sin bajar el tono siguió, como si la mascarilla le protegiera también el mal carácter.
-Pero es que no te das cuenta de que él se deja llevar porque le consientes todo; siempre ha sido así, le das todo lo que te pide y de esta manera no vas a conseguir que cambie.
Me pregunté a quién debía tener por pareja, ¿un machista, un inmaduro, un despilfarrador? Lo que sí estaba claro era que su hija estaba más que harta de ser su confidente y de escuchar sus quejas.
-Que no mamá, que no llevas razón, ¿qué edad tengo yo?
Me quedé con las ganas de saberlo porque al mirarla por curiosidad su madre se dio cuenta y miró para otro lado. Pobre mujer, ¡qué repaso el de la hija! Tengo amigas que además de niños han tenido niñas, pero nunca les he oído quejarse de que le hablaran de ese modo.
-Soy más joven que él, ¿verdad? Sí dilo.
La madre asintió avergonzada.
-Pues voy a terminar la carrera mucho antes que tu hijo mayor, que en la vida ha dado un palo al agua por tu culpa, así que no te quejes más.
La voz de la chica cantó su emoción. Respiró profundamente y siguió hablando, pero esta vez sonaba temerosa.
-Ahora todos los días dale que te pego con tu miedo a que coja el virus por sus excesos y te lo pegue. ¿No te das cuenta? Es el mejor momento para que lo alejes porque le da igual lo que te pueda pasar. Estoy cansada, pero sobre todo me preocupas y ni siquiera me escuchas, es como si oyeras llover.

martes, 4 de agosto de 2020

541. Evasión


¿Hay alguna forma de evadirnos de lo que ocurre? 
Sí, claro, la naturaleza.


Pero, y si al observar la naturaleza


vemos monstruos dormidos en el agua


o en las piedras...

sábado, 25 de julio de 2020

540. Abandono


Con el paso del tiempo todo se destruyó, 

menos el colorido del graffiti y el beso de los pinos.


Aún seguían ahí a pesar del abandono de las personas.

viernes, 17 de julio de 2020

539. ¿Enemistad o un deseo mayor que otro?


Otro día sofocante en la vega del Guadalquivir. Con mi café doble y mis tostadas con aceite de oliva virgen y mermelada casera me dispongo a disfrutar de mi desayuno.
Veo a mi alrededor dos moscas madrugadoras, mi primera intención es coger la pala, pero me detengo; las dejo, me siento y con la mano protejo mis tostadas par que no me molesten como otros días.
Vuelan en una pelea que me recuerda aquella peli china “La casa de las dagas voladoras”; se elevan y dan vueltas atacándose una a la otra, pero sin rozarse. Intento distinguir macho/hembra, pero es imposible por lo rápido que giran. El juego o lo que sea que sucede entre ellas es hipnótico, hasta que al final una se queda sola; espero que se pose en el portátil como les gusta, pero no, se queda en el respaldar de la silla de al lado, se pasea por el filo se refriega las patitas y las alas como en un baño matinal marcando su sitio como una reina.
Desayuno tranquila y aprendo algo más sobre las moscas. El científico Björn Brembs, afirma que el comportamiento de las moscas, aunque no es completamente libre, no está completamente constreñido. El trabajo aporta evidencia obtenida de cerebros de moscas, cerebros que parecen estar dotados de flexibilidad en la toma de decisiones. El científico señala que la capacidad de elegir entre diferentes opciones de comportamiento, incluso en la ausencia de diferencias en el medio ambiente, sería una capacidad común a la mayoría de los cerebros, si no de todos, por lo que los animales más simples no serían autómatas totalmente predecibles. Asimismo, señala que dicha capacidad tiene su explicación adaptativa como respuesta frente a competidores, presas y predadores.
Como todos los veranos en el pueblo estamos acompañados de ellas, pero eso sí, yo también les marco mis límites. Cuando se posan sobre mí escribiendo o cocinando no somos amigas y es mi paleta la que vuela.

sábado, 4 de julio de 2020

538. Mi país

"Mi país es ese instante único
que ahora mismo sucede en todas partes,
orillas de la tierra,
lugares a los que no sé ir
ni puedo, y llego sin embargo.
Amo esa alquimia de olas y pacientes orillas.
No hay mejor patria
ni asta en que poner
bandera alguna."

Albis Torres, “La habitación más tibia”

viernes, 26 de junio de 2020

537. Decir ventana y volar

Dejar rastros de amor en el camino hendido por la rueda.

Extender el mantel de la alegría sobre la ceniza del daño.

Decir ventana y que entre el cielo.    

José Maria GómezValero

domingo, 14 de junio de 2020

536. Libros rescatados


Decidí en el confinamiento aligerar el grueso de los libros pendientes de leer, algunos de mucho tiempo. Como "Sefarad" de Antonio Muñoz Molina. Con este escritor me pasó que, después de leer sus primeros libros prestados por una amiga muy querida con quien comparto el gusto por las lecturas, lo aparqué. Más tarde compré algunos libros suyos, “El jinete polaco” lo comencé dos veces y lo dejé, demasiada narración. Es un defecto mío, lo sé porque en la lectura prefiero encontrarme diálogos que, a mi parecer, imprimen ritmo a la historia. Y no es por prisa porque pase algo. No, desde siempre soy bastante paciente, sigo y sigo, y si a la mitad de la lectura no pasa nada es cuando me cuestiono dejarla.

Por la mitad iba con otro libro del mismo autor, “Tus pasos en la escalera”, dicen algunos de suspense, pero es, como dice su creador, sobre la espera, y yo diría que sobre la soledad y las trampas de la memoria. Hoy lo he terminado con la esperanza de un final sorpresivo, porque ya estaba mi mente en otra cosa cuando lo leía, y bueno, más o menos. Pero eso sí, he paseado con el protagonista por Lisboa, he recordado a Montaigne y sus ensayos y cómo no a Lobo Antunes y sus Crónicas.
Me ha gustado más Sefarad porque es una novela de novelas o mejor de historias de vida para no olvidar, para no repetirlas. Diásporas, exilios; el que Muñoz Molina comparte recordando a Jean Améry en “¿Cuánta patria necesita el ser humano?”
Qué cantidad mínima de patria, que dosis de arraigo o de hogar necesita un ser humano, se preguntaba Jean Améry en el libro “Más allá de la culpa y la expiación”. Y me acuerdo de lo que escribía Aroa Moreno en la prensa, un artículo reciente más otro anterior sobre la patria y sus signos, y no puedo estar más de acuerdo con ella.

He nombrado a Antonio Lobo Antunes y me apetece terminar con una frase de una de sus crónicas, “Crónica del pescador de la avenida marginal” porque me gusta mucho su halo poético. Y porque, aunque no lo sé, me aventuro a decir que a su tocayo Antonio Muñoz Molina seguro que, también, le gusta. 
Me apetece, fíjate, regalarte flores.  
No te las regalo. Abrazarte. No te abrazo.                  

domingo, 31 de mayo de 2020

535. Atmósferas


Durante toda la mañana había caído sobre la ciudad una lluvia torrencial. ¡Ojalá se lleve los virus malignos, pensaste! Y por la tarde en la salida permitida tomaste esta foto.
Como si hubieran pasado varios inviernos te reconoces viendo las cosas de otra manera. El río es más ancho, te bajas la mascarilla y lo respiras. El aire es limpio y lo notas.
Has estado tan triste por todo lo que pasaba a tu alrededor que, cuando pudiste atravesar tu ciudad te sorprendiste porque esta imagen, tantas veces contemplada, la veías de nuevo, como si estuvieras viajando y descubrieras un río con tanta historia y tan bello en sus orillas por vez primera.

lunes, 18 de mayo de 2020

534. Tamaños





Estos días de “conozca usted a sus vecinos” he visto proliferar nuevamente las banderas, aunque nunca vi que las anterior crisis hubiera terminado, pero sí que decayeron un poco en los balcones.
Nunca me han atraído las banderas ni lo que representan porque nunca me he sentido representada en ellas. En el colegio me gustaba dibujarlas por su colorido y forma, pero nada más.  
Cuando tienes que abandonar tu tierra para buscar el pan en otra, ya sea en el mismo país o en otro distinto, aprendes mucho sobre ti y los demás; sobre todo al volver porque no te has conformado como otros, y esos no te lo van a perdonar. Y, también, porque puedes comprobar cómo ha empobrecido tu tierra. Y, no digamos, si intentas aplicar lo aprendido fuera para promover el desarrollo de donde tuviste que partir. Aunque esté claro que tu trabajo ya no dependa de tu terruño, pero sí de tu región, ese progreso que intentas para él no será bien visto “por nadie”, sólo servirá para que otros, primero te copien, y segundo se pongan más medallas que los militares.

Ya me he ido del tema, porque lo que quería decir en estos días que proliferan las caceroladas y protestas, es que las mismas denotan lo atrasados seguimos estando y qué poca educación ni respeto hemos aprendido. Y tampoco es una forma de respetar ni sentir a los que se han ido en la soledad más temida.
Los primeros derechos a reclamar son la salud para poder trabajar y levantar un país y la educación para salir de la idea de que un país no nos pertenece. Podemos utilizar todos los posesivos que queramos: “mi tierra, mi patria” etc. Pero un país, una nación y este mundo en que vivimos es un todo y no somos sus dueños para hacer con el lo que queramos, sino para CUIDARLO.
Y ahora, en este momento no vale salir a la calle y protestar si no es para arrimar el hombro y no para decir que tu país es tuyo: “el patio de tu recreo”, como dijo un político que hizo lo posible por unir fuerzas en vez de separar como ha hecho siempre la derecha.

Da igual quien nos gobierne, es tan nuevo y terrible lo que estamos viviendo que todos se hubieran equivocado, todos, pero manipular una pandemia en vez de arrimar el hombro no es ni de patriotas ni de banderas. Es de SOLIDARIDAD HUMANA.

domingo, 3 de mayo de 2020

533. Tres miradas de cine


Cada espectador o cada lector hace una interpretación diferente de lo que ve o lee. Da igual lo que digan los críticos, es su mirada personal la que cuenta para sí mismo.
“Lo que arde con el fuego”, “La sombra del pasado” y “La buena esposa” tienen algo en común: las miradas de los protagonistas de estas tres películas dentro de las mismas, en definitiva, de sus interpretaciones.

“Lo que arde con el fuego” muestra la extrañeza de un hijo único de 14 años introvertido y sensible ante lo que les ocurre a sus padres en el camino hacia la ruptura de su matrimonio. No juzga ni se rebela, es la mirada de comprensión primero y la pregunta después del porqué de las cosas que hacen que se pierda esa felicidad.
“La sombra del pasado” desde la mirada de la infancia, esa incomprensión de que algo terrible ocurre y queda en la memoria. Esto se ve cuando el protagonista encuentra a través del arte sus recuerdos en su búsqueda de la verdad -lo que es auténtico es bello- como le dijo su tía. La denuncia de lo ocurrido está en la verdad de la mirada desde el cuadro, es el arte quien enfrenta al culpable con sus hechos.
“La buena esposa” no tuvo buenas críticas, pero aún así es una cinta que saca de nuevo a relucir la inconformidad y el sacrificio de muchas mujeres en su matrimonio. El título no me gusta porque es demasiado explícito, pero sí la interpretación gestual de la protagonista, Glenn Close. Se actúa con el gesto y, a veces, no hace falta más.   

jueves, 23 de abril de 2020

532. De libros y cine

No, no estoy poseída, he querido poner esta foto en primer lugar porque este libro, ya familiar, me ha acompañado en los días fríos del confinamiento junto con mi manta.
“Posesión” de A. S. Byatt es una novela-romance que intercalé entre otros dos libros. Yo había visto la película hace años y me gustó, pero la novela me gusta más. Son 572 páginas y letra pequeña que me sirvieron para el enganche que pretendía; además de ser una novela-romance bien construida, con el aliciente de la investigación que lleva a cabo una pareja contemporánea. Nos descubre, la carrera de los investigadores por llegar antes a la meta propuesta: hallar las cartas de amor de un poeta victoriano, época en las que su autora, A.S.Byatt, es una especialista. Todo ello aderezado por la revisión de unos amores paralelos en el tiempo. La novela ganó el Premio Booker en 1990.

Este es un libro que no encontraba en librerías pero que por fin he podido leer. Ya conocía a Ángel Zapata, por “La practica del relato” que leí hace años durante un curso de Creación literaria.

Aquí se analizan tres relatos cortos, a cual mejor, con toda la maestría que tiene este autor. Ni que decir tiene que he disfrutado mucho con su lectura. En el último relato de Ana María Matute de 22 líneas emplea 146 páginas, un análisis completo. Un libro sin duda de aprendizaje que, con horas por delante, se aprovecha mejor.

No me acuerdo dónde leí: "El mejor libro es un libro difícil, ¿o era incómodo?" Da igual, para mí ha sido un lujo de lectura.


                                                                                                              

Este director ya me cautivó en los primeros tiempos del canal de autor que tenía Canal Plus. Grabé películas suyas en VHS que conservo para verlas de nuevo y con este libro: ¡qué mejor que repasar su vida! 

Fue un gran luchador y trabajador para llevar a término el cine independiente en el que creía y fueron muchas las dificultades a las que tuvo que hacer frente. Por citar algunas películas que quedaron en mi memoria: “Una mujer bajo la influencia” “Noche de estreno” “Gloria”, con la maravillosa Gena Rowlands, su mujer en la vida real.

Os deseo que paséis un feliz Día del Libro y no dejéis de cuidaros.

sábado, 4 de abril de 2020

531. La realidad


Estos días por distintos medios escuchamos o leemos frases como: “El virus nos iguala a todos”, ¿de verdad podéis creerlo?
Hay cantidad de factores que nos diferencia. Y si no, pensemos en los resultados, a ver quien muere con más facilidad. Este virus es el virus, también, de la crisis económica, la que hubo y la que viene.
¿Qué es lo que más ansiamos? “Volver a la normalidad” otra frase, quizás la que más circula.
Para eso tenemos que ser conscientes de que para avanzar “todos somos necesarios” y eso lo estamos viendo con el trabajo de los más pequeños, de los más vulnerables.
Porque de eso pretendo que trate este post, de poner ese granito de arena para poder seguir trabajando en lo que cada uno hace para entregarlo y, sobre esto, nos están dando ejemplo muchas personas.
Todo es necesario, cuidados, salud, alimentación, limpieza y, también cultura.
La que nos está haciendo este confinamiento más llevadero: música, cine, arte en general, pero sobre todo libros, éstos siempre me han acompañado en los momentos duros.

Por eso hoy quiero lanzar mi voz a los cuatro vientos para que no se tengan que cerrar editoriales pequeñas, librerías, pequeños negocios puesto en marcha con esfuerzo e ilusión y que pueden desaparecer de un plumazo. Que no se apague ni apaguemos esas ilusiones que son las nuestras.
Conseguir hacer posible un sueño que, además, beneficia y hace feliz a los demás es algo impagable. Yo brindo porque así sea:


Más información: https://www.macleinyparker.com/donacion-y-socios/