Estaba esperando en la cola de la caja del supermercado cuando a mi espalda escuché una orden en un tono cortante:
-Mamá, calla, ¡que
te calles!
Volví la cabeza sin
poder evitar que mi extrañeza asomara por encima de la mascarilla.
La que hablaba era una chica bastante joven para tener tantas dotes
de mando. No se cortó por mi mirada, estaba tan crispada que pensé
que no veía a nadie y siguió hablando con su madre.
-Mamá, es que no me
escuchas, eres tú la que primero tiene que cambiar, no él.
Supuse que la madre
tenía problemas con su pareja; me retiré más de la distancia
permitida, pero a la joven pareció darle igual y sin bajar el tono
siguió, como si la mascarilla le protegiera también el mal
carácter.
-Pero es que no te
das cuenta de que él se deja llevar porque le consientes todo;
siempre ha sido así, le das todo lo que te pide y de esta manera no
vas a conseguir que cambie.
Me pregunté a quién
debía tener por pareja, ¿un machista, un inmaduro, un
despilfarrador? Lo que sí estaba claro era que su hija estaba más
que harta de ser su confidente y de escuchar sus quejas.
-Que no mamá, que
no llevas razón, ¿qué edad tengo yo?
Me quedé con las
ganas de saberlo porque al mirarla por curiosidad su madre se dio
cuenta y miró para otro lado. Pobre mujer, ¡qué repaso el de la
hija! Tengo amigas que además de niños han tenido niñas, pero
nunca les he oído quejarse de que le hablaran de ese modo.
-Soy más joven que
él, ¿verdad? Sí dilo.
La madre asintió
avergonzada.
-Pues voy a terminar
la carrera mucho antes que tu hijo mayor, que en la vida ha dado un
palo al agua por tu culpa, así que no te quejes más.
La voz de la chica
cantó su emoción. Respiró profundamente y siguió hablando, pero
esta vez sonaba temerosa.
-Ahora todos los
días dale que te pego con tu miedo a que coja el virus por sus
excesos y te lo pegue. ¿No te das cuenta? Es el mejor momento para
que lo alejes porque le da igual lo que te pueda pasar. Estoy cansada, pero sobre todo me preocupas y ni siquiera me escuchas, es
como si oyeras llover.
10 comentarios:
Muy bueno, Isabel. Tanto si es real como inventado, da igual.
Un abrazo!
Gracias, Elvira, un gusto encontrarte aquí.
Deseo que vaya todo bien y disfrutes del verano.
Un fuerte abrazo.
Muy bueno, Isabel. En las relaciones más íntimas (de pareja, materno o paternofiliales) hay un mucho de río escondido y de agua estancada, como queda reflejado en este diálogo en el que puedo incluso verme a mí misma dialogando con mi madre; claro que con otro tono ya pues yo ya no soy una jovenzuela y ahora entiendo los imposibles familiares que esa joven aún no entiende... y que solo por ser más vieja se aceptan aunque sigan sin entenderse: cosas del mundo humano y de las distintas expectativas y exigencias que ponemos en las “y” y las “x”.
Abrazo enorme desde mi retiro callado que hoy he interrumpido para comentar tu entrada.
Índigo, me alegra leerte. Supuse al visitarte esta mañana que te habías tomado un respiro, así que dobles gracias por leerme, incluso, mal redactado. Acabo de corregirlo, pero la esencia del relato es la misma y sí, no es de extrañar que ocurra.
Gran abrazo y disfruta de estos días.
Una historia, un argumento que no será el primero que se podría escuchar en algun lugar o, quizá, hasta en el entorno más cercano. La crispación y el temor se ha adueñado del ambiente viciado en el que nos movemos, todo tiene sus consecuencias. Llevamos cinco meses inmersos en una burbuja que no tiene indicios de estallar de una puñetera vez. Conflictos familiares que desgraciadamente aumentarán. Y, creo que nos encontramos en el mejor momento de lo que será aún peor.
Con paciencia y la esperanza de que todo llega y todo pasará.
Un fuerte abrazo. Ave Peregrina.
emege, habrá tantas historias verídicas o inventadas, como esta a partir de una frase, que nos seguiremos sorprendiendo hasta que esto acabe. ¡Ojalá sea pronto!
Muchos besos y bienvenida de nuevo al calorcito.
Muy verídico. Un saludo Isabel y hasta pronto.
Muy bueno Isabel, me encantó leerte. Besos.
Mar, qué gusto verte por aquí. Gracias y besos.
Teresa, me alegra te guste. Abrazos.
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