Estos días de
“conozca usted a sus vecinos” he visto proliferar nuevamente las
banderas, aunque nunca vi que las anterior crisis hubiera terminado,
pero sí que decayeron un poco en los balcones.
Nunca me han atraído
las banderas ni lo que representan porque nunca me he sentido
representada en ellas. En el colegio me gustaba dibujarlas por su
colorido y forma, pero nada más.
Cuando tienes que
abandonar tu tierra para buscar el pan en otra, ya sea en el mismo
país o en otro distinto, aprendes mucho sobre ti y los demás; sobre
todo al volver porque no te has conformado como otros, y esos no te
lo van a perdonar. Y, también, porque puedes comprobar cómo ha
empobrecido tu tierra. Y, no digamos, si intentas aplicar lo
aprendido fuera para promover el desarrollo de donde tuviste que
partir. Aunque esté claro que tu trabajo ya no dependa de tu
terruño, pero sí de tu región, ese progreso que intentas para él
no será bien visto “por nadie”, sólo servirá para que otros,
primero te copien, y segundo se pongan más medallas que los
militares.
Ya me he ido del
tema, porque lo que quería decir en estos días que proliferan las
caceroladas y protestas, es que las mismas denotan lo atrasados
seguimos estando y qué poca educación ni respeto hemos aprendido. Y
tampoco es una forma de respetar ni sentir a los que se han ido en la
soledad más temida.
Los primeros
derechos a reclamar son la salud para poder trabajar y levantar un
país y la educación para salir de la idea de que un país no nos
pertenece. Podemos utilizar todos los posesivos que queramos: “mi
tierra, mi patria” etc. Pero un país, una nación y este mundo en
que vivimos es un todo y no somos sus dueños para hacer con el lo
que queramos, sino para CUIDARLO.
Y ahora, en este
momento no vale salir a la calle y protestar si no es para arrimar el
hombro y no para decir que tu país es tuyo: “el patio de tu
recreo”, como dijo un político que hizo lo posible por unir fuerzas
en vez de separar como ha hecho siempre la derecha.
Da igual quien nos
gobierne, es tan nuevo y terrible lo que estamos viviendo que todos
se hubieran equivocado, todos, pero manipular una pandemia en vez de
arrimar el hombro no es ni de patriotas ni de banderas. Es de SOLIDARIDAD HUMANA.
8 comentarios:
Efectivamente querida amiga. Es todo tan mezquino que no logras entender tanto despropósito y tanta manipulación si no es porque ves el miedo en aquellos que creen que sus privilegios está antes que nada. Acostumbrados a tenerlo todo, temen que su patria sea mas equitativa.😚
Perfecto, bienvenido Unknown, vuelve cuando gustes.
Hoy ya nadie ha salido a aplaudir porque ya hemos pasado a la fase 1 y la gente sale a pasear... lo que está muy bien y es de razón, pero como tú, siento que muchos olvidan que el uso del dolor y del odio como cura para el dolor carece de sentido. Y, como tú, siento que la sanidad y la educación públicas y de calidad son esenciales para crear una sociedad más justa, una sociedad que avance y aprenda de sus errores. Desgraciadamente, hay cosas que algunos se empecinan en emponzoñar... buscan la zafiedad porque parece que ella les habita. Por eso echo tanto de menos a nuestro vecino Portugal cuyos representantes han sabido estar donde tienen que estar: todos a una. No entiendo al humano carroñero. Y hay muchos ocupando el circo político hispano. Ojalá supieran que la carroña solo sirve para dar de comer a las aves y que nosotros no tenemos alas y necesitamos la solidaridad, el respeto, el coraje y la valoración de lo público y lo comunitario para abordar esta situación difícil y no la ponzoña, el ruido y el miedo.
Abrazo grande, Isabel. Y a cuidarse mucho.
Paz, salud, solidaridad, educación...Seguiría.
Me llena el alma de congoja las vivencias de estos meses. No me desaliento porque creo en el hombre, en el ser humano. Pero como tales, una cara y una cruz.
No sigo.
¡¡Salud!!
Besos de UVA.
Índigo, totalmente de acuerdo contigo.
Gracias por compartir y un fuerte abrazo.
Uva, lo clavas, cara y cruz.
Gran abrazo.
Las voces patrioticas siempre se han hecho oir, sin embargo, en esos días difíciles de confinamiento en las terrazas y ventanas con o sin banderas ondeando al viento más de un "patriota" ha aplaudido de postureo; una hora más tarde desde algunos de esos mismos lugares, frente a mi casa, he contemplado como desde la sombra, se escondían de manera cobarde alargaban los brazos y hacian relucir el brillo de las cacerolas que repiqueteaban en señal de protesta... y yo aún sigo haciéndome la misma pregunta ¿Había alguién, algún político de esos que se les va la fuerza por la boca pero que no hacían nada ni siquiera por los españolitos jodidos que se ofrecieran para hacer las cosas mejor que Dios? Y, ahí continuan, sí, por la gracia de Dios.
Así es y este camino es muy largo de recorrer. Besitos. Ave Peregrina.
emege, disculpa el retraso en contestar.
De todo eso hay y más, porque el insulto y la mentira en estas circunstancias no demuestra nada más que no querer renunciar a los privilegios.
Muchos besos.
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