Eran una pareja peculiar. Él era fuerte, impetuoso y arrojadizo. Se había quedado dormido en la pendiente y no la encontraba. Tiró de sus pies para correr a buscarla, pero su cabeza pesaba más que su ímpetu. Siguió y siguió intentándolo. En ese momento escuchó un traqueteo continuo y cuando acabó, por fin, pudo asomarse al otro lado...
y la vio. Como él, pero cansada, tranquila y precavida se tumbó hacia el lado opuesto y con el ruido del tren se quedó también dormida. El día se nubló y una fina lluvia los cubrió.
4 comentarios:
Muy bonito, me gustó mucho. Besitos.
Muchas gracias, Teresa.
Más besos para ti.
Buenas fotos y texto. Muy curiosas las imágenes.
Abrazos.
Qué bonito.
Claro que tienen, no solo vida, sino alma. Yo estoy segura.
Y me hablan. Y cuando necesito una inyección de paz, bienestar, me la saben dar. Arropan mis sueños.
Me dan mucho, sí.
Abracitos cálidos de UVA.
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