martes, 13 de septiembre de 2022

593. La calita

Una mujer. Siempre balanceándose en una mecedora después de comer. Estos días y especialmente hoy, no duerme siesta. Es su cumpleaños y disfruta de una cala escondida en una playa. Se balancea, pensando en aquel lejano verano. La contempla embobada y disfruta.  

En la cala escondida había que seguir el caminito de piedras y dar pasitos cortos para introducirse en el agua, pero ella, que siempre ha sido previsora, llevaba unas zapatillas de goma que le protegían sus pies demasiado castigados por trabajos que ya no la ocupan.

Lo bueno de las calas es que pronto se pierde pie y se puede nadar; también, asomarse desde el mar a la contemplación de una costa distinta, abrupta y por eso más atrayente. ¡Qué placer! ¡Nadar hasta cansarse, tomar el sol, abandonarse! Recordarlo la relaja, incluso, ahora.

Y ahí sigue ella, cada día meciéndose y contemplando una foto antigua y ampliada que ni siquiera parece la cala de entonces, pero qué más da, si está todo en su cabeza.

Lo importante es la foto enorme colgada a modo de almanaque en la ventana cerrada de su habitación. Cada día y hoy con más motivo él la despliega para, cogidos de la mano, volver a viajar juntos.


6 comentarios:

ÍndigoHorizonte dijo...

Un hermoso sueño que fue realidad y hoy es sueño y sigue siendo realidad y en buena compañía para seguir soñando más y más. ¿Se puede pedir más?

Abrazo grande, Isabel. Disfrutad, ambos, de los sueños. Y de la vida que son y que dan.

Tracy dijo...

Qué tierno y que bonito, eso haré yo, cuando sea muy, muy, muy viejita, soñaré con mi cala.
Besos

Noite de luNa dijo...

Los recuerdos vienen sin pedir permiso y cuando les da la gana.

El que relatas es muy bonito, hay que disfrutarlo bien que la vida, amiga mía, son dos días

Besos

Rajani Rehana dijo...

Beautiful blog

Recomenzar dijo...

Me has maravillado
Suerte

Isabel dijo...

Muchas gracias por vuestras opiniones. Sois un estímulo para mí.
Abrazos