Estos días de
“conozca usted a sus vecinos” he visto proliferar nuevamente las
banderas, aunque nunca vi que las anterior crisis hubiera terminado,
pero sí que decayeron un poco en los balcones.
Nunca me han atraído
las banderas ni lo que representan porque nunca me he sentido
representada en ellas. En el colegio me gustaba dibujarlas por su
colorido y forma, pero nada más.
Cuando tienes que
abandonar tu tierra para buscar el pan en otra, ya sea en el mismo
país o en otro distinto, aprendes mucho sobre ti y los demás; sobre
todo al volver porque no te has conformado como otros, y esos no te
lo van a perdonar. Y, también, porque puedes comprobar cómo ha
empobrecido tu tierra. Y, no digamos, si intentas aplicar lo
aprendido fuera para promover el desarrollo de donde tuviste que
partir. Aunque esté claro que tu trabajo ya no dependa de tu
terruño, pero sí de tu región, ese progreso que intentas para él
no será bien visto “por nadie”, sólo servirá para que otros,
primero te copien, y segundo se pongan más medallas que los
militares.
Ya me he ido del
tema, porque lo que quería decir en estos días que proliferan las
caceroladas y protestas, es que las mismas denotan lo atrasados
seguimos estando y qué poca educación ni respeto hemos aprendido. Y
tampoco es una forma de respetar ni sentir a los que se han ido en la
soledad más temida.
Los primeros
derechos a reclamar son la salud para poder trabajar y levantar un
país y la educación para salir de la idea de que un país no nos
pertenece. Podemos utilizar todos los posesivos que queramos: “mi
tierra, mi patria” etc. Pero un país, una nación y este mundo en
que vivimos es un todo y no somos sus dueños para hacer con el lo
que queramos, sino para CUIDARLO.
Y ahora, en este
momento no vale salir a la calle y protestar si no es para arrimar el
hombro y no para decir que tu país es tuyo: “el patio de tu
recreo”, como dijo un político que hizo lo posible por unir fuerzas
en vez de separar como ha hecho siempre la derecha.
Da igual quien nos
gobierne, es tan nuevo y terrible lo que estamos viviendo que todos
se hubieran equivocado, todos, pero manipular una pandemia en vez de
arrimar el hombro no es ni de patriotas ni de banderas. Es de SOLIDARIDAD HUMANA.