martes, 23 de abril de 2019

500. Sé que no visitaré Argentina


“¿Hace tanta falta visitar un país para conocerlo?” Se pregunta Nora mientras le da vueltas a la bola del mundo. La misma que se iluminó durante su infancia en su mesilla de noche mientras su padre le contaba un cuento.
“¿Me contaba un cuento cada noche?”, se pregunta ahora y los dedos de Nora se hunden en la bola y en ese país de ensueño. Pronuncia en voz alta la palabra Buenos Aires como si hubiera nacido allí, y, porque, además, le parece un nombre perfecto para una ciudad: limpia, relaja y esperanza. De hecho, como actriz que, pese a su timidez, le encanta ser; en un papel tuvo que hablar como una argentina y para pronunciar con esa cadencia, volvió a ver las películas de Adolfo Aristarain. “Un gustazo”, piensa.
Tiene a mano los Aguafuertes Patagónicos de Roberto Artl que imprimió de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, en los que se incluye el texto sobre Patagones que leyó en una novela.
“Para escribir sobre Patagones hay que ponerse una mano sobre el corazón y entornar dulcemente los ojos. Y no tener miedo del ridículo al afirmar que es diez veces más bonito que Bahía Blanca… Silencio, paz, el viento eterno que pasa y lima el ladrillo y redondea los médanos y riza el agua.”
Busca los lugares que aparecen en la novela, esos que no verá nunca. Este escritor, que admiraban Piglia, Bolaño y que Cortázar consideraba su maestro, describe algunos paisajes con la ironía del periodista que fue, pero de forma tan poética que si los visitara, puede que se sintiera defraudada.
Porque Nora, que no ha salido apenas de su ciudad, es una soñadora como la autora de la novela que tiene entre sus libros, y le hubiera gustado, justo después de leerla, preguntarle si había visitado Argentina. Puede que no, que igual que ella busca lugares una y otra vez, hasta que los va conociendo. O que, como ella, lee a los mismos autores y más de una noche ha soñado que entra y sale de las librerías de Buenos Aires con varios libros bajo el brazo. Porque Nora sabe que no irá nunca a ese país soñado. 
Pero no le importa demasiado, porque cada noche sentada en su cama, abre su portátil y pasea por esos países o por otros antes imaginados, como hacía de pequeña con los cuentos. Ahora, además de soñar, puede contemplarlos. Y porque sabe cual es su “lugar en el mundo” el título de la primera película que vio de Adolfo Aristarain.
En ese “lugar”, el de Nora, siempre han tenido mucha importancia los libros.

FELIZ DÍA DEL LIBRO


6 comentarios:

Teresa dijo...

Espero que pasaras un gran día. Besitos.

Myriam dijo...

A través de los libros se puede soñar y hasta viajar.

Feliz día del Libro, Isabel

Isabel dijo...

Sí, Teresa, muy bien aprovechado a pesar de la lluvia.
Un fuerte abrazo.

Isabel dijo...

Toda la razón, Myriam.
Gracias y felicidad para ti también, sea o no sea un día señalado.
Muchos besos.

emege-e dijo...

Amiga, me has deleitado con la lectura de este post en el que reflejas el valor que encierran los libros y la enseñanza que proporciona a los lectores. Un abrazo Ave Peregrina

Isabel dijo...

emege, como habrás visto es una vuelta de tuerca a lo que escribí, me apetecía porque era mi entrada 500, un número redondo, no por los años que llevo, podían ser mucho más si publicara como antes, pero ahora me dejo ir un poco por otras tareas.
Gracias y muchos besos.