domingo, 18 de noviembre de 2018

488. Cine, cine, cine...


Cine, cine, cine…
Lo difícil en un Festival de Cine es escoger película, porque no solo hay que estar muy documentada de lo que se va a proyectar, también hay que combinar los días y horas que puedes dedicar al cine, etc. A veces aciertas y otras no, pero si te gusta el cine y quieres ver algo distinto de lo que se muestra en pantallas, un festival es el lugar idóneo; siempre hay algo que te gusta, algo que aprendes de directores noveles, sus historias y cómo las expresan. No soy crítica ni nada parecido, lo que he visto en ellas lo expongo de manera subjetiva. Una mirada más, la mía.

Non-Fiction”, Olivier Assayas
Comedia de enredo, crisis de los cuarenta, con el fondo de una industria cambiante son las líneas por las que transcurre la película. Ese futuro-pasado de si la edición de libros en papel podrá seguir competiendo con todo lo nuevo que Internet ofrece. Buenas interpretaciones con diálogos rápidos y suculentos. Las relaciones de pareja y tertulias entre ellos me recuerdan las pelis de Woody Allen. Al ser la película que abrió el Festival de Cine y acabarse las entradas, antes incluso de sus proyecciones, hace que se cree una expectación influida por su protagonista asidua al Festival, Juliette Binoche, y un director, Olivier Assayas, que decepciona si no está a la altura.
Al término de la película, mientras bajaba las escaleras de la sala; a mi lado y protegido por la oscuridad, un joven le decía a su pareja:
-¡Vaya dos horas más perdías! Porque digo yo que la Julí, bueno, está bien, pero no es pa tanto, porque ¡vamos!, mensaje, yo no he captao ninguno, lo que sí tengo es ¡un colocón con los letreros que pa qué!

Touch Me Not”, Adina Pintilie. Adina, su directora, al presentarla dijo: «esta película es una investigación y pretende establecer un diálogo con el espectador» Su rostro es el primero que aparece justo detrás de la cámara, y es para preguntarse ella misma por las cuestiones que expone; para que nos reconozcamos en su personal extrañeza, cómo ocultamos nuestra intimidad y nuestra sexualidad, y dónde nos situamos; bien porque no nos conocemos o no queremos que nos conozcan los otros, incluso, las personas con las que convivimos. Lo que viene después es blanco (el color que predomina en las imágenes) y piel, la piel de los otros, los cuerpos, algunos deformes, los que no son patrones griegos de belleza como nos muestran continuamente para conseguir vendernos lo inimaginable. La relación con el cuerpo, cómo vivimos y viven personas diferentes por discapacidad o no, y su sexualidad es lo que nos plantea su directora. En un contraste de planos secuencia con los sonidos bien ajustados al tema, vamos pasando por los distintos espacios que muestra. No todas las imágenes son agradables, pero creo que las escenas sí son necesarias al guión. Tampoco se ve la linea entre realidad y ficción, lo que sí se aprecia es: la naturalidad, la sensibilidad y la dificultad para mostrar lo diferente con esa desnudez y por supuesto el amor, porque al final esa es la cuestión cómo amamos y nos aman.

Scary mother, Ana Urushadze, autora asimismo del guion.
El entorno en el que vive esta familia es una ciudad abandonada a su suerte con edificios grises que parecen abandonados, fruto de una posible tiranía institucional. La protagonista, Nato Murvanidze, Manana en la ficción, es una persona con una imaginación desbordante. La casi claustrofóbica manera de escribir un libro, su propio marido le busca espacio y la anima a terminarlo, tiene como resultado el conflicto principal. Con cantidad de temores se decide a leerlo a todos y la familia va mostrando su desconcierto porque se ve retratada en el libro en el que Manana parece vampirizar a quien cree que la vampiriza. Inspirada en un sueño recurrente: teme convertirse en Manananggal, una criatura mítica de las Filipinas que adquiere la forma de una mujer que, a su vez, se convierte en un monstruo de una noche a otra.
Con la obsesión de encontrar un final para su novela y ante la desaprobación del marido que la desautoriza a publicarla, elige el ofrecimiento de la única persona que cree en ella, el librero de enfrente, pero eso será otra vuelta de tuerca a su origen y las consecuencias que se derivan.

La casa de verano, Valeria Bruni-Tedeschi.
Comienza con el detonante que es el conflicto principal de la protagonista: el abandono de su pareja que además actúa en la película que ella dirige (una vez más cine dentro del cine). Él no piensa ir con ella a la casa de verano donde la espera su disparatada familia que solo se preocupa de divertirse mientras que una servidumbre, más que harta, siga sometida a sus caprichos. Una magnífica interpretación arropa la película, demasiado larga para mi gusto.

Something is Happening, Anne Alix – Guion: Anne Alix, Alexis Galmot.
Todo viaje es transformador y este más porque transforma radicalmente a sus protagonistas.
Una reportera, Lola Dueñas, prepara una guía turística gay-friendly. Al comienzo de la película salva a una mujer búlgara del suicidio y se la lleva de compañera por las marismas de la Camarga francesa, un paisaje para nada parecido a la Costa Azul que muestra “La casa de verano”, pero nada deprimente. No hay desesperanza, sino la lucha por salir adelante de las distintas personas de razas diferentes que han tenido que abandonar su país sin posibilidad de regreso al mismo y cómo dan prioridad a lo verdaderamente importante. Lola Dueñas, con su interpretación pone la sal en este periplo, además de conseguir las imágenes que buscaba para su guía gay-friendly.

All good, Eva Trobisch.
La directora alemana pone de manifiesto en este primer largo, “Todo bienque la negación de un hecho, tan lacerante para una mujer como es la violación, pasa factura. Y más cuando quien la viola después de una fiesta, pasa a ser un nuevo compañero de trabajo de la protagonista. Un papel lleno de contención y difícil porque el rostro de Janne (Aenne Schwarz), ocupa la pantalla casi todo el tiempo. La insatisfacción hace mella en ella, no solo por la violación y su negación interior, sino por cómo son los afectos a su alrededor por parte de su compañero y su madre.

Border, Ali Abbasi. Basada en una novela corta de John Ajvide Lindqvist, Border me remitió a cómo debieron ser los primeros homínidos, con caras diferentes a las nuestras, con capacidades olfativas para oler hasta los sentimientos... 
Es lo que le ocurre a Tina, guarda fronteriza que detecta contrabando, etc. Su día a día es el de una persona normal, exceptuando los rasgos de su rostro. Hasta que aparece Vore, muy parecido a ella del que se enamora, pero que no ha recibido la educación de Tina ni ha crecido en el mismo entorno. Como si de un error genético de esa raza se tratara, Vore es un depredador, condición que él mismo critica en los humanos.

Sunset, Laszlo Nemes. Una puesta en escena impecable. Budapest, 1913. La protagonista, con 20 años y una infancia de orfanato ha aprendido un oficio: sombrerera y busca trabajo en la fábrica que fue de su familia. Una búsqueda, la de su hermano, le lleva por los entresijos del poder y la revolución contra el mismo en vísperas de la primera guerra mundial. Su director, László Nemes, nos aconsejó antes de la proyección dejarnos llevar. Es difícil no hacerlo con el ritmo trepidante que tiene la película, tanto que ni me di cuenta de su duración, 144 minutos.

Palmarés aquí: http://festivalcinesevilla.eu/noticias/palmares-15o-festival-de-sevilla-2018

4 comentarios:

NáN dijo...

Ay, al cine no he podido ir desde hace un tiempo. De todas maneras, tengo que estar muy seguro para ir (en los períodos normales). Ya no soy un cinéfilo empecatado, como era antes. La lectura ocupa la parte del león.

He visto que tienes un enlace al blog de Newman y he entrado. Está poniendo referencias a su última novela, Fractura, lo que me ha encantado, porque es la que estoy terminando de leer (muy entregado).

Besos, activa compañera de blogs.

Isabel dijo...

Hola, NaN, me alegro que hayas mencionado el libro de Neuman porque no había entrado en su página. Cuando estoy atareada, como la semana pasada, solo entro en mi blog para postear y contestar comentarios. He leído el principio, ahora siempre lo facilitan, tiene un comienzo que me gusta mucho así que lo pongo en pdtes.
La programación del cine de la 2 ha cambiado para bien. Anoche mismo pusieron "Una familia de Tokio, la vi por segunda vez, es un homenaje de su director a "Cuentos de Tokio" que la ponen mañana miércoles, todo un clásico premiado en su día.
Abrazos

emege-e dijo...

Por lo visto, parece que el robot guardián me deja pasar la criba, así que aprovecho para comentarte que me ha encantado las sinopsis que haces sobre las peliculas del Festival de 2018. La que vi "Touch me not" me dejo impactada pero agradablemente satisfecha por el tema en que se desarrolla, escenas a veces cruda, pero que van al hilo de la historia. Creo que para ver este tipo de peliculas hay que tener la mente abierta y además bien amueblada, porque las escenas son como la vida misma y los problemas que se plantean son de una dureza extrema. Lo que no vale es huir, mirar hacia otro lado para no implicarse aunque existen personas que necesitan de nuestra ayuda, tenderle una mano. Las parsonas que aparecen en el film padecen discapacidades muy variada y aún así se aceptan tal y como son. La belleza fluye del interior y con valentia nos dan una lección de humildad, de la que muchos carecemos. Un abrazo Ave Peregrina

Isabel dijo...

Ave, me alegra mucho que se haya solucionado el problema, porque lo peor que nos puede pasar es que nos quiten la forma de expresión que elegimos en cada momento.
Ya veo que tu sinopsis mejora la mía y como hay gustos para todo, habrá que respetar quien elija otras películas. Contando también que, al ser historias que se estrenan en festivales, nunca sabes muy bien de qué van.
Gracias por tu opinión, amiga.
Muchos besos.