Seguro que alguna vez habéis experimentado el deseo de saber más
acerca de un libro, una película, un documental...
Ese deseo de saber, de completar de alguna manera lo no dicho en la
narración nos hace bucear acerca del pintor, escritor etc. Según el
tema, ese principio de curiosidad se convierte en una investigación.
A quién, si le gusta escribir, no le interesa cómo se plantea la
escritura, por qué ha elegido hablar de eso o de esa manera. Las
preguntas se multiplican si la obra es buena.
A mí me ha pasado, incluso, me cuestiono buscar esa información, si
no sé nada del autor, antes o después de leerlo. A veces,
a no ser que me maten el final, me informo antes. Como preparar una
clase. Además, conocer al autor nos completa la visión sobre su
obra. Pienso que el lector está en su derecho al ser parte necesaria
para el creador si pretende que su creación se visualice.
Yo no conocía a Elena Ferrante ni lo que escribía. Fue en junio
pasado, acabábamos de estrenar la obra de teatro y me apetecía una lectura distinta; durante el curso no suelo leer novela, dejo esas lecturas
para el verano. Una amiga, de cuya opinión me fio, me regaló “La
amiga estupenda” y me dijo: si te engancha tengo los demás. En la
portada una joven muy guapa vestida de novia volvía la cabeza y
devolvía la mirada.
“Siempre
he escrito muchísimo. Concibo la escritura como un arte que precisa
de una práctica continua. Ejercitarme para mejorar es algo que no me
angustia. Sin embargo, sigue angustiándome publicar. De hecho,
cuando decido publicar lo hago plagada de incertidumbres y solo lo
hago cuando creo que la verdad se impone en el relato.
Guardo
mucho, muchísimo mi intimidad, la cual, bajo formas distintas de
comunicación, exhibiría sin problemas. Para mí escribir es una
actividad bajo un control riguroso, que contempla una única
confrontación posible: la lectura. Escribir
me pone de buen humor, publicar no”.
Hace unos días el seudónimo bajo el que se ocultaba cayó. Me da
pena Elena Ferrante o lo que es lo mismo: Anita Raja. Ser descubierta
ahora, cuando el éxito de su saga ha sido tremendo, no sé si será
peor que si éste se hubiera producido progresivamente.
Al final, como en casi todo, se trata del dinero y su rastro, con todo ganado la escritora se podrá ocultar donde le apetezca, pero no
deja de ser una falta de libertad. Es lo que tiene la fama.
Fuentes:
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/11/05/babelia/1446727025_558899.html
http://www.huffingtonpost.es/2016/10/05/anita-raja-elena-ferrante_n_12350160.html
13 comentarios:
Cierto, me ha ocurrido. Cuando un tema o un personaje me interesan y veo una peli o escucho algo interesante que alguien me cuenta, allá que voy, a investigar. Es muy estimulante!
No conocía a esta autora, gracias por la recomendación, por cierto.
:) un abrazo.
Un placer el haberte hallado felicitaciones por tu blog
Buscamos más allá pero olvidamos los más acás. Quizá en la mayoría de los casos sea así pero, afortunadamente, hay más acás en los que nos quedamos. Finas líneas entre la curiosidad y la investigación y la curiosidad malsana o la investigación excesiva. A cada cual las suyas.
Abrazos, Isabel.
Sue, me alegra coincidir contigo. Cuando supe de ella por este regalo como cuento en el post, ya estaba el cuarto libro de la saga en las librerías. No deja de sorprenderme cómo se puede estirar esta historia, pero quizás esta otra frase de su entrevista ayude a explicarlo:
"La fuerza de los relatos no está en mimar de modo verosímil a personas y hechos, sino en captar la confusión de las existencias, cómo se hacen y deshacen las creencias, cómo colisionan esquirlas de procedencia diversa en el mundo y en nuestras cabezas".
Muchos besos.
Muchas gracias, Recomenzar.
Por supuesto, Indigo, que existe esa curiosidad con tintes de negocio o en algunos casos malsana que atentan contra ese pudor de hacerse visible. Debe haber mil razones que expliquen el porqué de tantos seudónimos, pero ese tema daría para más de un post.
Mi curiosidad es sana y siempre con el fin de aprender de otros escritores.
Más abrazos.
Me enamoré de la Ferrante, porque nunca había leído la historia de dos jóvenes proletarias y su mundo, con dos voces (las dos protagonistas) que normalmente no es fácil encontrar.
Maldigo al periodista que ha roto ese velo que el que ella quería cubrirse. ¿Para qué?
Me regalaron una y me compré otras dos.
Guardar la intimidad es cosa de cada uno y debe respetarse al cien por cien, desde mi punto de vista. Se tiene la costumbre de buscar tres pies al gato donde la mayoría de las veces no los hay. ¿A quien se perjudica?
Lo que ha hecho el periodista ni es curiosidad ni es investigación. Es una puñetería que espero pague caro.
¿Hubiera "investigado" igual si en vez de firmar como Elena, hubiera firmado como Vicenzo?
Un abrazo
Tienes razón, NáN, hay poco escrito sobre la amistad en las mujeres, y la autora lo hace muy bien.
Con lo poderosa que es la imaginación, a saber cómo la habías vislumbrado.
A mí sí me gusta conocer quién hay detrás de las palabras que escribimos, pero con una curiosidad sana, es más, me gusta su rostro, ahora que lo puedo ver. Lo siento por ella, claro.
Un abrazo
Pues mira que lo he visto y me parecía sugerente, ahora me lo parece más. Me encanta lo que has escrito, de veras sí!
Besos y besos
virgi, qué bien. Eres linda y te abrazo.
Noite, disculpa que no te contestara a tiempo, no había visto tu comentario porque cuando pincho en ellos la página me muestra el último, y si voy con prisas me descuido.
Totalmente de acuerdo contigo, el derecho a la intimidad es incuestionable.
Mi intención era explicar mi curiosidad para nada malsana. Es más, entiendo su deseo de ocultamiento, puede o pudo esta escritora tener mil razones.
Yo misma, sin ánimo de comparar, aunque ya me gustaría a mí escribir así, cuando empecé con este blog me oculté detrás de un alias por pudor, no pensaba entonces que iba a durar tanto aquí ni que me visitara nadie, pero después no me pareció bien para quien entrara que no hubiera nadie real que se responsabilizara de sus palabras y me mostré, pero sigo respetando a quien no lo haga. Es una opción personal.
No sé si el periodista hubiera investigado igual de no ser mujer, mi curiosidad sí hubiera sido la misma.
Un fuerte abrazo de vuelta.
No pasa nada. No soy en ese aspecto, demasiado curiosa.
A mi me encanta. No creo ser más real de una forma que de otra. Es cuestión de gustos y elección. Tan válida es una cosa como la otra
Marisol, Sara Montiel y muchos más de aquí y la mayoría de fuera, como por ejemplo:
Margarita Carmen Cansino - Rita Hayworth
Gwyllyn Samuel Newton - Glenn Ford
Un abrazo
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