martes, 26 de enero de 2010

118. La voz

Ella había superado el momento más peligroso del día: despertarse.

Ella sabía que era ella.

Estaba desayunando cuando llamaron a la puerta. Abrió.

La voz dijo: "Yo soy nadie, ¿usted quién es?".


Variación sobre Dr. Pasavento de Vila-Matas.

Despertar de esta forma me recordó que ya en muchas ocasiones había pensado que nuestra identidad es un misterio. Morimos cada día y nacemos cada día. Estamos continuamente naciendo y muriendo. Por eso el problema del tiempo nos toca más que los otros problemas metafísicos...
¿Quién soy yo? ¿Quién es cada uno de nosotros?”.

15 comentarios:

VERONICA LEONETTI dijo...

Madre mía! mañana me voy a despertar haciéndome muchas preguntas!
Que belleza de publicación.

Isabel dijo...

Ayer no corregí la entrada y luego siempre falta algo:signos de puntuación, enlaces y lo que veáis que yo no he visto.

Aprovecho tu opinión, Verónica, que te agradezco, para decir que el mérito es por entero de Vila-Matas que despierta todas estas preguntas.
Había comentado de pasada este libro a propósito del post que más abajo señalo, pero no pude decir todo lo que me impresionó, porque cuando lo escribí estaba en el comienzo de su lectura. Sólo me dejé llevar por la ironía; uno de los rasgos que más me gusta de este escritor.
http://elcosturerodeisabel.blogspot.com/2008/07/35-vacaciones.html

Y me ha pasado algo muy curioso que hace días comentaba con una amiga sobre lo que queda en nuestro subconsciente.

Intentaba escribir sobre una persona que pierde la memoria y utilicé la palabra desaparecer en mis anotaciones; escribí el micro y me acordé del libro, allí estaba el germen y comprobé el poso que dejan en mi algunas lecturas maravillosas, esas que nos ponen en la tierra de vez en cuando.

Elena Casero dijo...

Bueno, bueno. Me ha gustado mucho

Mar dijo...

Para recapacitar.

Saludos

Dol dijo...

Hay quien cambia de identidad pero se mantiene fiel a un estado;
el agobio.
Jeje.
Un beso.

Alejandro dijo...

Me he hecho tal pregunta por años, pero quedo suspendido en una especie de coitus interruptus mental al querer comprender súbitamente todo acerca de mi identidad. Esto es tan complejo que invita a abordarlo lentamente aunque el riesgo de cometer excesos esté latente. Sin duda, un muy buen tema para discurrir.
Saludos.

omar dijo...

wow! contesto comentario de correspondencia, en la entrada más compleja. el cuestionamiento me deja sin palabras, cosa buena porque creo que el tiempo y la memoria son palabras muy cortas para cubrir sus conceptos.

ahh y sería un placer que publicaras mi texto en tu blog. y se agradece por adelantado.

emege-e dijo...

Interesante post que invita a reflexionar. La vida es tan hermosa y sencilla de vivirla y cuanto la complicamos ¿quienes somos para manipularla e intentar cambiar lo que cada ser ya poseemos como la propia identidad? Deberíamos ser consciente de lo que descifra Vila Mata: Morimos y nacemos cada día. Desde hace tiempo cada mañana cuando abro los ojos miro al cielo y le envio un beso mientras pienso ¡estoy viva! ¿llegará la noche para dormirla? Cada amanecer y anocher disfruto de haberlo contemplado. Creo que la identidad es nuestro santo y seña por mucho que la disfracemos.

Isabel dijo...

Elena, si a ti te gusta, a mí... me gusta que te guste.

Mar, de eso se trata, creo que vivimos demasiado deprisa y, a veces, conviene pararse.
Saludos también para ti.

Reyes, no quiero agobiarme ni agobiar, eso menos aún. A mí estos textos me recuerdan que el tiempo perdido no vuelve.
Un abrazo.

Alejandro, como dices, es complejo y por eso interesante. Creo que si nos buscamos con calma podemos averiguar más sobre nosotros, antes de que alguna neurona loca se nos extravíe..., son tan traviesas.
Bienvenido.

Omar, no creo que nada pueda dejarte sin palabras si las que he leído tuyas expresan tan bien.
Bienvenido y gracias.

Emege-e, tú la haces sencilla y por eso la disfrutas tanto y la haces disfrutar. Ya sabes que tratamos de seguirte. Besos.

Gracias a todos por vuestras opiniones.

NáN dijo...

La pequeña voluntad no tiene prensa. Es el cemento que une cada piedra de un gran edificio. Sin él, el edificio no existiría. Pero todo el mundo contempla la estructura; los más minuciosos, algunas piedras. Pero no el cemento que une a cada una. Esa voluntad pequeña de reconocernos por la mañana, de querer seguir siendo quien éramos (y que se ejerce tantas veces durante el día) apenas es mirada.

En tu texto sí.

Anónimo dijo...

Vaya dos preguntas con "jondura".
Incapaz de hacer ni una reflexión. Me recreo leyendo y admirando lo que escribes y a quienes opinan.
Aquí, la alumna de preescolar.Beso de uva.

Isabel dijo...

Jondura, jajaja... ¡qué arte!

Un achuchón, querida Uva

Musaraña dijo...

Quizá el miedo que tenemos al tiempo es que nos hace ver que no somos eternos...No somos intocables, pues al igual que los momentos nosotros también pasaremos......

Isabel dijo...

NáN, qué bonito lo que dices y que cierto.

¡Tantas formas de mirar!

Gracias por la tuya a mi pequeño texto. Tú lo haces especial.

Isabel dijo...

El miedo al tiempo, Musaraña, también, porque todos nos iremos tarde o temprano.
Es el miedo a desaparecer en vida, el miedo a no saber quién se es. Ese es, para mí, el más terrible.