martes, 28 de abril de 2009

74. Andar por la ciudad

Hace unos días me quejaba a una amiga de mi sedentarismo, -escribir nos despierta la neurona, pero nos mata el cuerpo- le decía y, ella me recomendaba andar. Pensé “tú también”.
Esta se ha convertido en la receta para todos los males y, no estoy en contra, andar y si es posible con la botellita de agua en la mano es muy sano.
El problema es mío que, utópica siempre, lo quiero hacer:

bien por la playa,

bien por el campo.

Te escribiré sobre lo que para mí significa andar –me dijo.
Su escrito me gustó y convenció y, como ésta es un poco mi casa y ellas son mis amigas, me enorgullezco de poner sus palabras, con su permiso, por si os sirven.

"Salgo a la calle con mis manos en los bolsillos y me echo a andar, andar, andar. Desconecto de todo: preocupaciones, ocupaciones, de mis propios pensamientos, deseos, miedos, dudas, iras o enfados y hasta de las alegrías, de todo…

Mis piernas se siguen moviendo a un ritmo propio nada determinado, casi siempre surge pausado, lento, tranquilo (sólo en algunas ocasiones de tensión mi cuerpo me pide un ritmo con mucha marcha). Mis brazos siguen relajados con las manos dejadas caer dentro de los bolsillos. En mi cara siento la brisa suave y fresca, mi respiración es tranquila.

No me propongo nada, nada. Me dejo llevar. La luz del día o de la noche me llena. Me puedo dar cuenta del bullicio de las calles; la gente que va de un lado a otro; los coches, los pitidos, ruidos, olores, como algo que está en un escenario pero yo sigo y sigo, nada va conmigo, miro sin mirar. Algunas veces me para la vistosidad de un escaparate, pero pronto paso de largo. Mis piernas siguen moviéndose. Sigo con mis manos en los bolsillos.

Todos mis sentidos perciben muchas y diferentes sensaciones y yo sigo andando, andando, respirando cada vez mas hondo y mi ser se va relajando.
Poco a poco, sin pretenderlo me voy encontrando conmigo misma e incluso en ocasiones una luz interior me ilumina y aclara.

Pero eso no importa, yo sigo sin perseguir nada, y sin desear nada, mirando sin mirar; escucho el ruido de la puerta de una casa que se abre a mi paso y una señora que sale; el ruido del tráfico de tantos autobuses, coches y carruajes. A veces, he de parar y dejar paso a un coche que interrumpe el movimiento de mis piernas o esperar en un semáforo. Veo en una terraza a la gente tranquilamente desayunando o tomando una cerveza, sentados en las mesas o arremolinados de pie en torno a un alto taburete.
Al filo de las aceras unos altos árboles se alzan majestuosos dándolo todo: sombra, vistosidad, colorido, perfumes y también alergia y, a propósito de ésta, una señora muy perfumada pasa por mi lado y me hace estornudar; un chaval pasa fumando y me echa el humo encima, (entonces desprotico). Mas yo sigo andando. Mis piernas siguen moviéndose.
Mirando sin mirar, empiezo a observar que las aceras están llenas de rampitas para que pase el carrito de aquel hombre inválido que se acerca y que él sólo conduce, o para permitir la entrada de los coches a los aparcamientos de la casa y, cómo todo esto me obliga a subir y bajar continuamente del acerado.

Y entonces ocurre el milagro: sin seguir proponiéndomelo me siento dentro de un mundo del que no soy diferente, del cual formo parte. Pero no me precipita, no me saca de mí atolondradamente. Domino mi mente y mi cuerpo ya relajados y siento una paz y una armonía que es parte de la paz y armonía del universo hacia el que me proyecto, rompiendo mi introversión y encerramiento.
Cuando vuelvo a casa he movido, no sólo las piernas, sino el corazón y mi sangre. Mi vientre y mi digestión se hacen más rápidos. Mi cuerpo está cansado, pero no importa, me siento bien, muy bien, mi mente se ha esclarecido y mis sentimientos templados. La calle y el ejercicio me han proporcionado tal cantidad de sensaciones que me han aportado VIDA y me siento llena de energía para reanudar todas mis tareas sean cuales fuesen".

12 comentarios:

C.G. dijo...

No sé a ti, pero a mí me han entrado unas ganas de andar increíbles después de leer esto.

Un abrazo y feliz caminata, si te decides :)

NáN dijo...

Soy de mucho andar, pero por la ciudad.

A esa forma de hacerlo, dejándote llevar sin saber por dónde, los situacionistas lo llamaban "deriva".

¡Anda que...!

Anónimo dijo...

Sabes? Una vez que estaba enamorada (mira que soy pesá ) perdí 6 kilos sólo caminando por los parques y por el campo ....me sentó muy bien .
Como tu post fresquito.
Oye esa amiga tuya que esribe tan bien , no serás tú?
Jejej.
Que tengas buena feria.
Besos.

Anónimo dijo...

Dos buenas piernas, dí que sí, nos da la naturaleza como regalito. Me ha gustado lo que has escrito. Ya sabes lo amante que soy de las caminatas. Besitos. Uva.

Máster en nubes dijo...

Hola, ayer hablábamos de esto mismo, de andar, y cómo te ventilas andando (si no hace un calor de muerte, claro). Yo creo que es lo más barato y lo más fácil, aunque en ciudades como Madrid sólo el ruído ya te hace pesado andar. Prefiero el campo.
¿No había una escuela filosófica, los peripateticos o así, que andaban y filosofaban? No sé si me lo he inventado yo ahora, en fin...
Un abrazo y gracias por la entrada...
Aurora

Isabel dijo...

¡Vaya, como cunde lo de andar!, yo escuelas no conozco ninguna, pero sí se ha dicho siempre que quien mueve las piernas mueve el corazón o, ¿no era así?

Ya no sé, vengo cansada también de andar y esta vez por la playa.

Lo que sí es verdad es lo que digo sobre el post, es de mi amiga, nunca mentiría sobre las autoría de algo.

Seguiremos andando, gracias por vuestras opiniones y besos a tod@s.

aixa__ dijo...

Orgullosa me siento de aquellos que desean andar por andar, sentir por disfrutar e intentan ver mas alla...
Orgullosa estoy de ti, mama!

poetabululu dijo...

Es cierto que resulta muy saludable lo de andar, además crea una especie de adicción, pero también es verdad que hasta que uno empieza se cuestiona muchas veces: ¿Andar...? ¿Para qué? ¿Adonde...? ¿Con qué objeto he de caminar y caminar...?
Luego se te pasa y, sencillamente, andas...
Bonita entrada, Isa, un besito.

Isabel dijo...

Y orgullosa se habrá sentido tu madre, la autora de este expresivo y bonito texto, al leerte.

Me encanta verte por aquí, Aixa, y también lo que le has escrito a tu madre.

Un abrazo.

emege-e dijo...

Me ha encantado este post, y sobre todo lo que cuenta tu amiga de las cosas que se pueden hacer andando, y hay muchas más. Ya sabes que es una de mis prácticas, aunque disfrutaba más cuando salia de senderismo. Aún sigo sin comprender a las personas que dicen que salir a andar es un aburrimiento. Yo cada día me lo paso estupendo, sólo salir a la calle ya me da vida. Una hora diaria, te proporciona salud. Sino que nos lo digan a nosotras.

tu prima dijo...

Vale que no tod@s tienen el privilegio de tener un paseo marítimo al lado de casa por el que dar largos paseos a la vez que respirar aire puro. Pero tu amiga me ha estresao un poco, con tanto trajín de pitos, coches,etc. etc. No sé dónde vivirá, pero que busque un sitio más saludable para las caminatas (para no perjudicar a sus pulmones), y si me acepta una sugerencia: que se saque las manos de los bolsillos y mueva también los brazos (venden unos bastones altos, tipo los de sky, que usan mucho los extranjeros), así el ejercicio será más completo. Besos.

Mar dijo...

Acabo de venir de dar un paseo por el Retiro de hora y media. A paso ligero, con musica. Es una maravilla. Ahora estoy cansada pero merece la pena.
¡Animo!