jueves, 18 de diciembre de 2008

56. El ensayo

¿Quién, en su primeras lecturas, al ver la palabra ensayo en la cubierta de un libro no ha tenido la tentación de dejarlo? Bien porque ha pensado que sería un tostón o, porque se ha visto leyéndolo con los codos en la mesa y la cabeza entre las manos como si de un libro de texto se tratara.

Como en todo género hay ensayos buenos o menos buenos, pero si el iniciador del género, Montaigne con sus Essais (Ensayos, 1580) consigue que una amiga mía, en los días que puede, desayune a la par que lee uno de sus Essais es que su contenido lo merece.

Y es que resulta que, a diferencia de otros géneros más particulares, el ensayo es una obra de arte. Aparecen en él materiales de construcción y técnicas afines a otras formas de expresión, como la carta, el diálogo, la confesión, el diario, la prosa didáctica y el tratado científico
Y además, tiene que cumplir unas características que hace que el escritor no pueda irse por las ramas al expresar, desde su punto de vista personal y subjetivo, temas diversos con gran flexibilidad.

En el bosque del espejo. Ensayos sobre las palabras y el mundo. Escrito por Alberto Manguel, es un libro ameno que se lee como si de cuentos se tratara. Incluso las ilustraciones hacen mención a los clásicos Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo. Hago mención al ensayo de Manguel para enumerar dichas características que el ensayo debe tener:

-Brevedad: está compuesto por pequeñas piezas en las que Manguel, a través de sus experiencias personales, nos hace reflexionar sobre los placeres y responsabilidades de nuestro quehaceres vitales.

-Carácter sugeridor e interpretativo: la alusión a los dos libros antes citados en forma de frases introductorias como su ilustración ya son de por si bastante sugerentes pero Manguel va más allá cuando expresa, para mi las palabras de una página le dan coherencia al mundo. Las palabras nos dicen qué creemos.

-Intención dialogal: este libro explora los vínculos entre el mundo en que vivimos y las palabras que utilizamos para denominar sus particularidades. Alberto Manguel, que ha cultivado del mundo de la letras prácticamente todas sus facetas, nos dice aquí que "hay una ética de la lectura, una responsabilidad en como leemos y que más allá del diálogo que se establece entre las intenciones del autor y las esperanzas del lector, un libro nos puede hacer mejores y más sabios".

-Carencia de una estructura prefijada: el ensayo, al contrario del tratado científico, no tiene un orden sistemático. Aquí expresa Manguel sus experiencias con otros escritores como cuentos o hace alusión a las charlas que quizá fueron. Piezas sueltas que representan una vivencia personal a la vez que encuentro con la literatura.

-Variedad temática: lenguaje, vidas, experiencias, erotismo, economía, ciencia, escritura etc… para componer un mosaico de palabras en las que nos reconocemos.

-Voluntad de estilo: ésta es una característica imprescindible en el ensayo y Manguel con el suyo, lúcido y ameno, y una prosa elegante, nos conduce por un viaje erudito e irónico a través del corazón subversivo de las palabras. Dice Alberto Manguel que "el conocimiento es como el Everest: hay que escalarlo". No obstante, en este libro ha hecho que la subida sea leve y agradable.

8 comentarios:

emege-e dijo...

Con tu post me abres las puertas para adentrarme en esa lectura, que tanto recelo me produce. Ya te comentaré. Besitos.

NáN dijo...

De Manguel he leído otras cosas. ¡Pero los Essais! Los estoy lyendo de hace casi un año, a trocitos, repitiéndolos.

Por emege-e, le aconsejaría que, también de la editorial Acantilado, leyera primero el libro sobre Montaigne que escribió Estephan Sweig desde Brasil, huido de la Europa nazi, siabiendo ya que al terminarlo se suicidaría. Abre totalmentre la perspectiva de la lectura de esos ensayos.

NáN dijo...

lyendo = leyendo
Estephan Sweig = Stephan Szweig
siabiendo = sabiendo

Isabel dijo...

Seguro lo disfrutarás emege-e, además al ser piezas cortas y sobre experiencias son de fácil lectura.
NáN de Zweig he terminado hace poco "Novela de ajedrez", una novela corta que también está en Acantilado, muy curiosa.
Llevas razón en el libro que escribió sobre Montaigne, aunque póstumo e inconcluso por su muerte.

Anónimo dijo...

Y a mí que me lo regaló mi amiga...y lo tengo encima de la mesa...de lectura. Y lo cojo un dia y diez no...y en otras ocasiones cambio su lectura por un rato de tejer una bufanda. ¿Falta de tiempo? ¿falta de interés?.
Confieso que me cuesta algo de trabajo hacerme con él. Para mí si es cogerme la cabeza entre las manos y apoyar los codos. Prometo retomarlo. Estoy segura me enriquecerá. Gracias de nuevo. Uva.

Isabel dijo...

Uva gracias por tu opinión, es verdad que leer ensayo no es igual que leer una novela en la que, si la historia es buena y está bien contada, te dejas atrapar facilmente. Pero yo pienso que nos enriquece la variedad y, a veces, es bueno leer otras cosas.
De todas formas si tu amiga pasa por aquí comprobará que es mejor regalar lo que le gusta a la persona que lo recibe y no sus propias preferencias.
Besos

Anónimo dijo...

Me, ha gustado mucho, de hecho, me has recordado que Los Ensayos, tienen un valor imperecedero, porque su lectura, hecha en distintas épocas,por generaciones y generaciones,les da un carácter universal, y esto es mucho.El mismo Montaigne no imaginaba que hoy lo leyeramos. Para decir las cosas más desnudas, no era preciso hablar franca y directamente, sino sugerir y dar a entender.Gracias por el libro de Manguel, no lo conocía, le has quitado mucho hierro a lo que es un ensayo. Brava!!!!!!!!!!!!!!!
Rosa

Isabel dijo...

Gracias Rosa, prefiero contestarte aquí. Como bien dices lo que está bien escrito perdura a través del tiempo, como lo que escribió Montaigne, de eso tú sabes bastante.
Sugerir y dar a entender, ¡bonitas e interesantes palabras!
Besos