Primera película a la que asistimos en el Festival de Cine de Sevilla con una incidencia nunca vista: overbooking por haber vendido entradas, también al publico, en la sección de acreditados. Subsanada la cuestión, nos cambiaron a otra sala más grande y disfrutamos de la cinta.
It Must Be
heaven, De
repente, el paraíso, rodada
en Nazaret, París y Nueva York, se llevó el premio
de los críticos de la FIPRESCI y la Mención Especial del Jurado en
el Festival de Cannes 2019 y
fue
seleccionada para representar a Palestina en los Premios Óscar de
2020.
Elia
Suleiman,
guionista,
director y protagonista de
esta película, desde
la primera escena nos prepara
y
confunde para arrancarnos la sonrisa, a la vez que con su ironía nos
irá
mostrando, siempre en clave de humor,
lo absurdo y temerario del mundo en que vivimos. Ese
absurdo lo
refleja en
su entorno más cercano con las
escenas que va mostrando
de
su Nazaret natal,
pasando
por París
y Nueva York
para
buscar
la financiación de su película.
En
su muda observación y
desde
su extrañeza
pone de manifiesto lo más relevante
y negativo para criticarlo. Una mirada sutil y aguda que
dice
mucho con muy poco para
mostrar lo que le interesa.
Es
también una
narración personal y semi autobiográfica, con imágenes y canciones
hermosas.
Suleiman,
heredero del cine mudo no habla, sólo contesta “soy palestino” a
un taxista en Nueva York.
“Lo
que sabemos o lo que creemos afecta a cómo vemos las cosas”
dice
el
escritor británico
John Berger, cuya obra Modos
de ver
le abrió literalmente al mundo a
Suleiman.
Berger, al que le unía
una larga amistad, tuvo una profunda influencia en el inicio de su
recorrido profesional y
le
dedica
el film
en los títulos de créditos.
4 comentarios:
No está mal la cinta de Suleiman. Muy ácida, pero parcial. ¡A por otra!
Muy interesante Isabel. Besitos.
ethan, a nosotros nos gustó, sí es parcial. Suleiman dice en una entrevista que "solo trataba de decir que el conflicto ha extendido sus tentáculos a todos los demás lugares del mundo, y que hay una "palestinización" global del estado de cosas".
El tema como muchos planteados en tantas películas da para hablarlo.
Ahora iré a ver lo que has visto, que me informará de lo que no he podido ver por problemas de horarios.
Teresa, sí que lo es. Lo bueno de los festivales es la tremenda variedad que ofrecen y que no podemos ver porque coinciden en horarios.
Yo suelo escoger siempre películas que no van a poner en las salas de cine a lo largo del año porque no suelen ser comerciales, y, además, las complemento con encuentros con sus directores y actrices. Esa cercanía me encantan porque, a veces, tendemos a idealizarlos y si rascas ves que son personas corrientes como todas.
Más besos para ti.
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