Primeras horas de la
mañana y un verano más asomándome a él. La enea lo tiene casi
cubierto y le da un aspecto salvaje y descuidado. Lo atravieso por un
pequeño puente, hago fotos, avanzo hasta encontrar la casa de mi
abuela en la orilla de la que vengo. Está en alto, cuesta trabajo
mirarla de frente porque el sol me da en la cara. Casi cubierta por
árboles crecidos en años no distingo la ventana de la cocina por la
que nos asomábamos para contemplar las crecidas del río en
invierno.
Continúo el paseo, compruebo el abandono, la
despreocupación humana por la naturaleza, ésta se recupera si la
dejan pero nuestro paso por ella es corto para comprobarlo.
Pienso en la
intención: dar un paseo, pero el conflicto ha surgido sin evocarlo... No hay desenlace, el
tiempo, ese gran escultor, como decía Marguerite Yourcenar lo mostrará.
10 comentarios:
¿Y por qué todo ha de tener un desenlace? ¿No basta en ocasiones con el gusto de narrar, de describir una mera situación, de apresar lo poético del instante, la magia del recuerdo?
Un texto muy sugerente, tocaya.
Besos, muchos.
Estoy de acuerdo con tu tocaya. Más allá de la nostalgia, está la belleza del instante.
Eso digo yo, tocaya, me alegra estar de acuerdo y que te guste.
Abrazos.
Indigo, más que nostalgia es crítica a la ceguera institucional.
Me alegra que estemos de acuerdo las tres.
Abrazos.
Y este triple cuatro de tu entrada
¿pudiera ser banqueta o taburete
que a ti te sostuviera tu escribir
para que no nos dejes, no abandones
labores que tú tejes, y tus hijos
que cambien este mundo, que lo cambien,
costura a costura y canción...?
Saludos, Isabel.
enricbatiste@gmail.com
644498713
Qué buen recorrido haces, enric.
Muchas gracias, tú siempre tan amable.
Te deseo un agosto fresquito que es lo que escasea por ahora.
un recorrido hacia el pasado....
hacia los lugares de la infancia...
y la abuela,
Besos
Muy bonito. Nostálgico también. Y, sí, obligación de denunciar. Pero tristemente, se quedará sólo en tu pataleo dialéctico. Besito.
Pues sí, esto es el cuento de nunca acabar, pero por mí que no decaiga.
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