martes, 28 de junio de 2016

411. No hay que cansarse


No hay que cansarse
sino tenderle al milagro
silenciosamente
como a un pájaro
la mano.    
Hilde Domin 

Y, como escribió Benedetti:

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas.                

16 comentarios:

ÍndigoHorizonte dijo...

Lo intentamos. Cuesta. Después del domingo, cuesta, cuesta mucho más aún. Mucho, mucho. Nadie dijo que la vida era fácil pero a veces...

Isabel Martínez Barquero dijo...

Sin palabras, tocaya. Prefiero no hablar, aunque, con Benedetti, digo que no nos falte la alegría. Sin ella sí que estamos perdidos.
Un abrazo

Myriam dijo...

Preciosos ambos textos.

Amén

Besos

Teresa dijo...

Muy lindos Isabel. Besitos.

NáN dijo...

¿Y por qué no cansarnos, Isabel? Sólo un poquito, ¿vale? Es humano. Como tener hambre tras mucho tiempo sin comer; o sed, si no hemos bebido. A mí me cansa, sobre todo, el miedo. Sólo actuamos como pueblo sin miedo después de que nos hayan dado un buen susto. Felipe González no habría ganado clamorosamente en el 82 de no haber sido por el intento de Golpe del 23-F. Después de ese miedo grande, los pequeños miedos miserables desaparecieron. Y, en contra de lo que se decía, la Izquierda no nos quitó una vaca. Se decía, seriamente, que cuando llegaran esos jóvenes nos quitaría a cada familia una de las dos vacas que teníamos. Y resulta que no teníamos vacas, ni dos ni una, pero nos asustaron igualmente. Hasta que vimos al del tricornio con pistola en el parlamente. Fue entonces cuando dijimos: ¡A la mierda la segunda vaca, me arreglaré con una!

Y ahora, ¿qué nos iban a quitar? Ah sí, el papel higiénico, como en Venezuela. Nos íbamos a quedas sin papel higiénico. Así que mucho mejor seguir con los Campeones de la Corrupción, pero con el culo limpio. Al menos, que no nos quiten la dignidad de ir limpios.

Y ahora sí me entra el miedo a mí. ¿Qué espanto nos tiene que suceder para que se nos quiten los falsos, pequeños y miserables miedos? Ya me pilla mayor y ese gran espanto me da miedo. Y cansancio.

Pero solamente un poquito de tiempo, ¿de acuerdo? Como el tiempo de una gripe tenaz.

En dos semanas, seguro que estoy como nuevo.

virgi dijo...

Es que ya no sé si seguir tendiendo la mano o meterme en una cueva y olvidarme de tanta asquerosidad (vd perdone). Al menos que la alegría nos sobreviva.
Besitos, tesoro.
(buena la pintada, pocas palabras para una realidad que no logramos entender)

VERONICA LEONETTI dijo...

Qué difícil hoy en día defender la alegría. Pero no hay que perderla.
Tus palabras y las de Benedetti juntas, pura belleza!

Isabel dijo...

Sí que cuesta, Indigo, pero la vida sigue y la lucha por un mundo más justo y esto va para largo. Mil gracias y besos.

Isabel dijo...

Isabel, a veces nos quedamos mudos, a veces gritamos, ante tanta injusticia porque siempre les toca a los de siempre pagar y a los demás se van de rositas.
Por eso y porque no sé construir poemas tan bellos busqué a estos dos poetas, para calmarme.
Gran abrazo, tocaya.

Isabel dijo...

Sí, Myriam, a mí me transmiten bastante.
Más besos de vuelta para ti.

Isabel dijo...

Gracias, Teresa, y besos.

Isabel dijo...

¡Ay, NáN, qué bien tu explicación! Y la comparto, claro, pero es que no salimos de una cuando es otra corrupción, se están cargando el país y ya lo han hecho con la vida y el futuro de muchos y a mí lo que me cabrea es la impasibilidad de la gente y me digo a mi misma, ¡pero si hace nada era para muchos ponerse una medalla defraudar a hacienda!

Yo me canso como tú, después de enfadarme todos los días, porque la edad no perdona pero no quiero que se cansen los jóvenes. Y desde aquí aprovecho, porque el poema de Hilde va por otros derroteros, no pueden esperar al milagro, hay que seguir como los corredores de fondo.
No me gustaría que nadie tirara la toalla en esta lucha, y son ellos los que con su sabiduría y su convencimiento pueden seguir empujando. Y nosotros, a veces, tenemos que recuperarnos con pequeñas cosas, cada uno a su manera, sin perder la alegría y la ilusión y mucho menos las fuerzas para acompañarlos.
Si de algo estoy orgullosa es de ellos, y eso me hace creer en un futuro mejor en el que la mentira y el miedo no sigan infectando tanto.
Mil gracias, amigo, por extenderte y un abrazo.

Isabel dijo...

virgi, perdón? Es que para no olvidarnos tenemos que respirar después del enfado, tú con tus paisajes, que hasta por la rendija de cualquier cueva seguro puedes contemplar. No pares de mostrarnos tu mirada, esa que a mí me ha relajado tantas veces, y tú ánimo y tu ejemplo.
Gran abrazo.
¡Que no nos falte la alegría!

Isabel dijo...

Vero, qué gusto verte por aquí. Mis palabras son estas que escribo.
Estaba tan indignada que, además de que no sé hacer poemas, busqué las palabras de Hilde y Benedetti como un sedante, como un respiro para recuperarme.
Porque hay que seguir defendiendo la honradez, al menos eso es lo que me enseñó mi padre y no voy a claudicar.
Gran abrazo.

Unknown dijo...

Me encantó encontrarme con estos fragmentos, amo a Benedetti pero no conocía Hilde Domin, así que gracias por reunirlos, me has llenado de energía la mañana!! Sigo buceando en el costurero. Abrazo!

Isabel dijo...

Pues no sabes cómo me alegro, Verónica. Creo que entre tanto sufrir por tantas injusticias hay que buscar el aliento de los poetas para seguir con ilusión y fuerza.
Gran abrazo.