Iban por la autopista, el tráfico a
esa hora era denso. A ella le gustaba observar a los conductores y
tipos de vehículos que los adelantaban mientras él le hablaba, casi
siempre, de música o de política. Selma se asustó al ver un camión
enorme que les pasó casi rozando. No pudo distinguir al conductor de
la cabina, pero sí le sorprendió el container trasero, negro y
hermético, con puertas bien encajadas, en las que se adivinaba el
revestimiento de goma, que no dejaría pasar el aire, y se imaginó
un posible acolchamiento interior, como en un ataúd múltiple de
lujo.
En ese momento la insistente música de
Karl Jenkins, Palladio, dejó de sonar y las palabras de Raúl
brotaron con más fuerza: “no se han enterado todavía que la vida
es cambio, siguen pensando lo mismo, aferrándose a sus manejos y no
se dan cuenta que se han quedado atrás, están muertos, o pronto lo
estarán”.
Conectó de nuevo la grabación y el
estribillo sonó como el mejor para un cortejo fúnebre.
14 comentarios:
¡Uf, se me han erizado los pelos! Me venía a la mente la imagen de esa pobre gente todos apretuñados intentando llegar a algún lado.
Mejor te abrazo.
Como ha indicado Virgi, es escalofriante.
Mientras van encerrados en remedos de ataúdes, la vida sigue como si tal cosa para el resto, tal y como ocurre en tus líneas narrativas (muy conseguidas, oye; transmiten y conmueven), en tu micro, porque como tal lo calificaría.
Un beso
Mejor vivir la vida con plenitud y conciencia,
no? y mientras, disfrutar el camino,
sin cortejos fúnebres, en lo posible.
Besos, Isabel
virgi, lo siento, aunque provocar algo me gusta, para que nos vamos a engañar.
Y te agradezco mucho tu interpretación porque es lo que más me maravilla de la escritura: cómo cada persona desciframos a razón de nuestra mirada. Ese extrañamiento del escritor cuando le devuelven distintas versiones de lo que para él significó otra, lo más seguro, distinta.
Un fuerte abrazo.
Isabel, tocaya, que tú me digas que transmiten y conmueven me alegra mucho, como me estimula saber que lo calificas de micro, porque es un género que admiro y encuentro muy difícil.
Muchos besos.
Bueno, Myriam, creo difícil evitar los cortejos fúnebres, a mi la verdad me gusta más vivir como dices, pero es que a veces los que gobiernan de manera injusta y corrupta te impiden hasta trabajar que es el derecho más elemental para sobrevivir.
Abrazos.
Cerrada. Y a cal y canto, la vida. ¿Dónde la blancura? ¿Dónde el trino? ¿Dónde el olivo?
Muertos, muertos, no están, pero tocados, muy tocados, sí. Algo es algo.
Me ha gustado
Índigo, pienso en las personas que dejan esos parajes de ensueño para llegar a nuestras costas, demasiados sin vida, ¿cómo estarán de desesperados? Unos por el hambre, otros por la guerra. Todo eso se une a mi indignación porque no son sólo ellos, sino todas las esperanzas de un futuro mejor cercenadas para muchos jóvenes de nuestro país, que tan preparados están, y se tienen que ir fuera a trabajar en lo que sea por un mísero salario.
Por eso no me costó ningún esfuerzo encerrar en ese "ataud múltiple de lujo" a todos los corruptos que han tirado literalmente el dinero de esa España que tanto pregonan. No le deseo la muerte a nadie, pero sí que los encierren y le priven de eso precisamente, de la blancura, el trino, el olivo...
Gran abrazo.
Noite, los cambios, cuando se producen a veces son lentos. Pero sí, por fin la justicia está actuando aunque haya tantas trabas todavía.
No sé, ahora que leo de nuevo el micro (me gusta que Isabel lo califique así), lo corregiría, pero lo dejo porque es, precisamente eso, la inmediatez del blog y del estado de ánimo momentáneo lo que me impulsa a escribir. Y, cómo no, vuestras opiniones que me animan.
Gracias y besos.
Uf, qué mal rollete, pero qué bien escrito :)
un abrazo!
Jejeje, Sue, así salió, qué le voy a hacer.
Gracias y besos.
Hola; después de un tiempo me paso por aquí (suele pasarme) y me quedo con el final del texto. Es muy sentencioso y, dicho de paso, muy oscuro. Saludos.
Y tan oscuro, hasta el container lo puse negro.
Saludos de vuelta, Pablo.
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