miércoles, 17 de diciembre de 2014

362. La improvisación


Estamos dominados por la razón, y es preciso entender que ésta no es la única vía para crear. Más bien, frecuentemente, se convierte en una fuente de bloqueos, cuando, agobiados por la presión de ser “originales y buenos”, descartamos una tras otra todas las primeras imágenes, ideas e impulsos para comenzar un ejercicio. Y finalmente, recurrimos a alguna pregunta para disfrazar nuestra incapacidad de arrancar desde el raciocinio.
Un psicólogo norteamericano de finales del siglo XIX, William James, sostenía que “las respuestas automáticas del cuerpo al estímulo son la emoción misma, adelantándose así a la percepción mental de la emoción”. Y ponía por ejemplo la siguiente frase: “Yo veo un oso, corro y me viene el miedo”. Hay que dejar, pues, que nuestro cuerpo dirija también de vez en cuando a nuestro cerebro. Y la improvisación es una buena oportunidad para hacerlo.
Otro de los problemas, derivado del anterior, cuando improvisamos con otros, es el de la falta de escucha al compañero. Se cae en el error de considerar que la responsabilidad de que la improvisación avance es sólo de uno mismo y de esa manera se arruinan iniciativas brillantes de los otros porque nuestra concentración no está en ellos, sino en encontrar nosotros la “gran idea”. Se acude presto a la llamada de nuestro ego y al reclamo de nuestro narcisismo, lo cual nos conduce, a veces, a considerar al compañero más como un rival que como un cómplice. Es preciso entender que el compañero y yo estamos en el mismo barco y si se hunde uno se hunde el otroPor tanto, lo mejor que podemos hacer es estimular la imaginación del otro, concentrando en él toda nuestra atención y energía. Hacer progresar sus iniciativas desde la aceptación para, a partir de ahí, hacer nuestras propias aportaciones y, juntos, conseguir que progrese la improvisación.

Jesús Jara, El Clown, un navegante de las emociones.

12 comentarios:

mpalmam dijo...

Dejo huella de mi paso y mi lectura. Un beso, Isabel.

Elvira dijo...

Buenísimo, Isabel. Un beso

Isabel Barceló Chico dijo...

Muy interesante, sí. Comparto la idea de que hemos de dejarnos llevar también por las emociones, que la razón no puede gobernarlo todo. Felices fiestas y que el nuevo año nos traiga cosas buenas.

NáN dijo...

De acuerdo con El Clown. No negar la conciencia emocional y escuchar al otro me parecen dos principios de sabiduría en la vida, de aportar algo en el Arte.

Isabel dijo...

Miriam, me alegra tu visita. Estoy leyendo a Herta Müller (En tierras bajas) y es un estilo que me da ideas.
Gracias y besos.

Isabel dijo...

Qué bien que te guste Elvira.
Más besos para ti.

Isabel dijo...

Isabel, sí que lo es, no solo para el teatro, sino para la vida.
Te deseo lo mejor, querida tocaya.
Muchos besos.

Isabel dijo...

NáN, en las clases de teatro trabajamos la improvisación,la escucha, etc. Me apetecía poner algo sobre ella como un guiño a nuestra querida Aquí. El teatro nos enseña tantas cosas sobre nosotros mismos que me encantaría que todo el mundo lo practicara.
Abrazos.

Homeronica dijo...

Estoy de acuerdo con vos; si potenciaramos la iniciativa y creatividad colectiva; eso de "sentirnos parte de un todo" lograríamos cosas maravillosas. Feliz Navidad. H.

Isabel dijo...

Y yo contigo, Homero, todo iría mucho mejor y se evitaría tanto sufrimiento.
Gracias por tus deseos que también son los míos. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Tarde pero te sigo la pista, querida Isa. Besos de UVA.

Isabel dijo...

Uva, que es este día especial para ti entres aquí me hace mucha ilusión.
No pierdas mi pista que yo te iré dejando miguitas por si...

Abracitos y felicidades siempre.