Ahí están llenando el parterre. Son las collejas, insistentes, tanto da que no se siembren. Las hay silvestres naciendo y renaciendo como las mareas en las calles denunciando lo que no es justo,
y como el apio que, cada día, surge más reluciente, frondoso, y victorioso.
Eso sí, hay que seguir regando y cuidando.