La
princesa está triste . . .
La
princesa está pálida en su silla de oro,
está
mudo el teclado de su clave sonoro;
está
presa en sus tules,
en la
jaula de mármol del palacio real,
un lebrel
que no duerme y un dragón colosal.
Ya no
quiere el palacio,
quiere
ser golondrina, quiere ser mariposa,
o
perderse en el viento sobre el trueno del mar.
De la sonatina de Rubén Darío en su aniversario.
21 comentarios:
Al menos una, la mujer del Undargarín, seguro que está triste...
y avergonzada.
Besos, Isabel
Un precioso homenaje. Y ese título, tan juguetón!
Me encanta la entrada, me recuerda los cuentos que leía de niña.
No, ya no es lo que era. :-)
Beso
Bella conjunción de imagen y palabra!
No no es y no debiera serlo, o no debiera ser, a secas.
Abrazo
Bonito homenaje, tanto por las palabras como por las fotos.
Abrazos
Myriam, avergonzados deberían estar todos, y que se fueran de una vez, porque para los ejemplos que dan.
Besos para ti también.
Ladelmedio, el título va con una mijita de cachondeo.
Besos
Patricia, gracias y besos.
Susana, ¿quién no tiene esta sonatina en la cabeza desde el bachiller antiguo?
Abrazos.
jaja, muy irónica y oportuna... Todas están un poco tristes, yo creo que hasta la reina. ¿Sabes? Que se hagan un viajecito de años bien lejos, a ver si se animan, las pobres. Y que se los lleven a ellos.
Las fotos geniales.
La princesa está triste porqué habita en el palacio equivocado. Apenas unas millas hacia ningún lado, se encuentra ese chamizo en el que las sombras bailan alegremente y se bebe el vino necesario; ese chiringuito en el que las ranas no permiten que príncipe alguno las pueda besar (sólo algunos sapos y la risa las pueden sacar a bailar).
La princesa esta triste por miedosa y por princesa.
Beso desde la charca.
Ay Isa, qué bello. ¿quién se acordaba de Rubén Darío? y ahí está el tierno poema. Me voy a quedar con lo que imagino:una muñequita de carnes rosadas(como Maribel)o, fantaseando más, como yo misma cuando no llego a ser golondrina. Y "a la desmesura del mal en el mundo"...que le vayan dando. Un beso de una Uva moscatel.
La tristeza poco se le cambiará. Se ha metido con el caballero equivocado.
Pobrecilla.
Besitos
Pero antes y ahora les iba la marcha con los elefantes...
El papá de la princesita tenía un rebaño. Esperemos que al de ahora no le dé por diezmarlo... ;-pp.
Un beso bien grande, costurera.
Puede que alguna princesa tenga que quedar recluida en una torre... Quién sabe. O que el cuento de la vuelta y sea el príncipe el encerrado y ella la que lo consuele desde el jardín. Besos, querida amiga y gracias por recordarnos a Rubén Darío, que supo tratar a las princesas como nadie.
Está triste por ser princesa y olvidar el tiempo en que vivía en libertad por las calles madrileñas oyendo zarzuelas y no viviendo en en ella.
Premio a la sutileza
Besos
Paso a dejarte un beso y agradecerte especialmente tu comentario de hoy en casa.
Muy bueno, pero esa no creo que sea nuestra princesa Letizia, porque vivir sin dar un palo al agua está muy bien, los mismos que sus reales cuñadas.
Besicos.
Eastriver, los reyes, princesas y príncipes donde deberían regresar es a los cuentos de hadas, hoy día como que no pegan.
Las fotos están hechas en Cadiz, en los dos castillos que guardan la playa de la Caleta. Gracias y besos.
Josep,si tú lo dices...
Te aseguro que si no desde la charca, un poco más arriba se lo pasaría mucho mejor, porque esta playa pequeñita es una playa de barrio, el de la Viña, donde se vive y disfruta de otra manera.
Besos desde la charca con la marea alta.
Uva moscatel, luchemos contra la desmesura del mal en el mundo.
¿Te acuerdas del moscato? pues eso.
Besazo.
virgi, pero ella no está en la inopia, aunque lo parezca.
Besos.
Freia, quizás lo único bueno que tienen las crisis sea que es la forma de enterarnos de qué le va la marcha a muchos, aunque sólo sirva para cabrearnos aún más.
Abrazo grande.
Isabel, creo que darle la vuelta al cuento, a las crisis, a la vida en suma, siempre da buenos resultados, porque da paso a lo nuevo.
Gracias a ti y muchos besos.
Aquí, seguro, jejeje.
Un gran abrazo.
Myriam, no hay de qué. Otro beso para ti.
Ana, se referirá a las princesas en general, supongo.
Gracias por pasar y besos.
Las princesitas asoman por las ventanas del palacio y con un pañuelito amarillo dicen adiós a su príncipe que anda de aquí para allá, de un consejo de administración a otro y ellas están tristes pero yo creo que no están avergonzadas, ya que la vergüenza no forma parte de su condición principesca tan elevada.
Salud
Francesc Cornadó
Francesc, quizás tengan que caer las torres y que se sientan plebe para que lo hagan.
Gracias por pasar y SALUD.
La princesa del cuento tiene de qué estar triste y llorar de pena, la nuestra debe de hacerlo hasta de risa, al ver que sigue chupando del bote tras las trastadas que la Casa donde habita nos inflige cada día, mientras nosotros, sus súbditos, somos incapaces de tirarle el zapatito con la aguja de tacón en la cabeza...
Besos, Isabel.
Si es son tan reales los cuentos...
pero no será por falta de ganas, que conste.
Abrazos, Eva.
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