Hoy es uno de esos días de verano de los de calma chicha: no se mueve una hoja, que decía mi madre. Es una quietud rara, como de bochorno, aire caliente del estío, pero aquí no sopla ni caliente, y mucho menos frío.
En realidad la calma chicha es la ausencia de viento que hace desesperar a los marineros.
Mario Benedetti expresa mejor esta calma chicha, porque define una quietud más amplia, esa de la que espero que salgamos cuando pasen las calores:
Esperando que el viento
doble tus ramas
doble tus ramas
que el nivel de las aguas
llegue a tu arena
esperando que el cielo
forme tu barro
y que a tus pies la tierra
se mueva sola
pueblo
estás quieto
cómo
no sabes
cómo no sabes
todavía
que eres el viento
la marca
que eres la lluvia
el terremoto.
17 comentarios:
Hermoso poema. A veces no conocemos nuestra fuerza. Besos
La calma chica presagia tormentas que en algún momento llegarán, llegarán. Todo llega, el otoño también.
Besos
Pd Cuándo ande por Sevilla, dale, me cuentas esas historias de infancia, si es que no las has publicado en tu Costurero antes ¿Vale?
A mí me gusta tu descripción de esa calma chicha. Muy bien escrita.
Besos
Calma chicha, asfixiante, pegadiza,
bochornosa, no se si presagia tormentas pero sería fantástico
por que por aqui está todo seco..
menos mal que Mario Benedetti
con su bello poema repleto
de sensibilidad nos anima y nos
deja recrear en sus hermosas palabras.
Un abrazo.
El honrado Benedetti se desespera porque no sabe que el pueblo se ha transformado en multitud sin que nos hayamos dado cuenta.
Aquí en la montaña del norte, una brisa anuncia jersey para mañana (si no para esta noche).
Calma chicha siempre me ha recordado a las novelas de marinos y piratas.
Ahora mismo aquí estamos así.
Un buen beso, Isabel.
¡Qué bien lo expresó Benedetti!
La calma chicha que precede al vendaval y la tormenta.
En todos los sentidos.
Un beso muy fuerte, costurera guapa.
Cuando las cosas se paran o se quedan quietas, es porque algo se cuece, ya sea movimiento, respuestas, presagios, son antesalas de lo que va a venir, La calma chicha, mosquea, porque se sabe que en algo y algo cambiará. A mi me sabe a presagio. Besos
Cuando por aquí decimos "las calores",ya sabemos lo que somos capaces de aguantar, lo peor es la "chicha", con güasa ,es esa que nadie sabe por dónde va a salir. Esperemos, con paciencia, que los vientos serán favorables.El Ave Peregrina no sabe dónde va a anidar. Un fuerte abrazo.
Gracias por traer al grande de Mario. Leyéndole, leyéndote, me dio la sensación que se movía algo del aire...
Resistiremos.
Un beso, Isabel.
A mí también me gusta tu escrito, no solo el poema. Que conste. :-)
No me gustaría ser ave de mal agüero, pero esta calma chicha en la que nos mecemos como patos con doble ración de tranquimazin, no parece que de muestras de amainar (en realidad se trata de una tormenta de caspa; un temporal de mediocridad; un tsunami de circo y mentiras). Todo apunta que este sofoco va para largo.
Un beso enorme, Isabel, desde mi pequeño estanque.
Hola Isabel Respondo a tu pregunta en casa: Esos olivares son de Galilea.
Besos
Cuidado con los días de calma que después viene la tormenta!
Se me enfrían los pies leyendo, señal de que está cambiando el tiempo.
Gracias por vuestras versiones de la calma que aguarda, en ese aguardando estoy, pero intento disfrutar de lo que me ofrecen los últimos días de este agostto distinto de otros veranos.
Abrazos multiples.
Ya mismo se acaba esa calma chicha. Setiembre es la curvita que toma la Tierra en su paseito, es como ir doblando la esquinita camino de ¿algo mejor?. Siempre me ha encantado jugar a "ver eso" en setiembre. Besos de Uva. (¿ves?, ya mismo la vendimia)
Uva, si es que tú con tu mirada lo anuncias todo.
Eso de la curvita que toma la tierra, aínnn, que "mancantao".
Besos.
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