martes, 13 de diciembre de 2011

226. Rabo de lagartija

Con esta edad, mis preocupaciones no eran como las de Pepito, mi amigo, que no está en la foto porque salió con cara de bobo, y como yo me reía de él, la cortó. Ese día, ya tan lejano, le di un susto de muerte. Sí, sí, de muerte, la palabra mágica, ¿qué pasaba después de la muerte? Era el problema que nadie quería explicarme.

Antes de hacernos la foto, habíamos estado jugando a cortarles el rabo a las lagartijas. Me gustaba observar cómo se seguían moviendo después de cortárselo. Pepo, como yo lo llamaba, volvía la cara para no verlo. Pero yo seguía sus coletazos hasta que el rabo dejaba de moverse, entonces, cogía la lagartija que me daba más pena, la guardaba en una caja y la cuidaba hasta que le crecía uno nuevo. Jugábamos en la parte de detrás de la casa. Mi madre, mientras tendía la ropa, hablaba con la vecina.

-¿Que se ha muerto Antonio? –decía mi madre sorprendida- Pero si no puede ser, si desde que le cortaron la pierna pareció revivir.

-Pa que veas, Lola, si es que no somo nadie. Ya lo están velando. Arréglate y vente conmigo porque tú ahí tendrá que cumplí, que e pariente de ustede –le contestó la vecina.

-Lucía, ¿qué le han hecho a Antonio? –me preguntó Pepo con cara de susto y soltando las tijeras de golpe.

-Chistt..., calla que no me entero –le contesté bajito.

-Pero ¿qué ez velando? -me dice al oído.

-Mira que eres burro; velando tiene que ver con velatorio, que es como una merienda donde las mujeres se reúnen y se ríen mucho, y hay una caja grande con unas velas muy altas...

-Y ¿hay muertoz? -me interrumpió tirando la tapadera de su caja, el muy torpe.

-Solo uno, pero seguro que se ha muerto de la risa. Anda, tira ya los rabos, que esos sí que están muertos y vamos a ver qué pasa.

-Yo no voy, zi... ezzz que... mi madre no me deja -dijo con esa voz de cazurro y pataleando.

-Y ¿crees que a mí sí? Dile a tu madre que la mía te ha pedido que juegues conmigo porque..., tengo fiebre... no, no, creerá que te voy a contagiar, porque... tengo un juguete nuevo.

Ya había pasado un rato y mi amigo no venía, así que me colé en el patio de la vecina y de allí por la azotea hasta la casa del muerto; las mujeres estaban en la cocina en plena merienda. Todo mi afán era saber si las personas eran como las lagartijas y si les crecían las partes que le cortaban. Encontré el cuarto por el olor de las velas, habían arrimado la cama a la ventana para hacerle sitio a la caja, que ocupaba el centro de la habitación. Al otro lado estaba el armario de tres puertas con la luna del espejo en el centro.

Me subí a la cama y miré por la ventana por si alguien venía por la calle. En los pueblos no para el correveidile de las gentes en los entierros. Estaba de suerte, nadie, sólo Pepo que llegaba corriendo con sus pies planos y asfixiado de subir la cuesta.

-Quédate aquí y vigila. Me avisas si viene alguien –le dije.

Le vino de perillas quedarse fuera y se agarró a los barrotes de la ventana para observarme.

Sólo se escuchaban las risas de las mujeres y el ruido de las tazas en el fregadero. La cama, donde me encontraba de pie, estaba retirada de la caja del muerto. Tenía la tapa quitada y estaba cubierto por una sábana. Salté y caí dentro, en una especie de hueco que debía ser la pierna cortada. Por instinto me subí a la otra pierna, como cuando mi padre me cogía en cabritos, y estirándome intenté retirar la sábana de su cara. No me dio tiempo averiguar si estaba frío como dicen que están los muertos. Me vi disparada a través del espejo al tiempo que un grito, el de mi amigo, alertaba a todo el mundo. No paraba de mirarme, estaba como en un bocadillo entre la pierna levantada y el cuerpo incorporado del Antonio que había resucitado. Sentí que alguien me levantó por la espalda como a los gatos, y con brío me sacó a la calle echando pestes de mí.

Mi amigo corría como alma que lleva el diablo, y yo más detrás de él, diciéndole a voces...

-¡No corras tanto! ¡Esperaaa! ¿Ves como yo tenía razón? Está vivo y le está creciendo la otra pata como a las lagartijas.

A mi madre, la niña de la foto y la voz que narra.

Cuento incluido en la novela "El beso de las nubes", en construcción.

34 comentarios:

Elvira dijo...

¡Qué guapa! Con su mantón y su peineta. Y un 10 a tu narración, Isabel.

Besos

Maria Dolors dijo...

Fantastica la narración y encantadora
la foto, felicidades.

Un abrazo.

Pilar Vidal Clavería dijo...

Buenísimo!!! solo un niño es capaz de arriesgarse de esta manera a realizar las comprobaciones que le rondan por la cabeza.

Genial la historia, me has hecho reir un buen rato.

Besos de lagartija

Juglar dijo...

Estupenda entrada.
La historia, bien narrada, no tiene desperdicio y la foto, encantadora.
Me he reído con ganas.
Un abrazo.

Dol dijo...

Jajaja muy bueno...


besitos.

emege-e dijo...

Me ha encantado verte de niña, una deliciosa foto. Los recuerdos de la niñez, a veces, son difíciles de olvidar y menos aún las travesuras como la que cuentas. Es una historia preciosa. Besitos.

Myriam dijo...

¡Qué anécdota! preciosa la foto.

Besos y mucho éxito con la novela.

Isabel dijo...

Elvira, es mi madre de pequeña. En esa foto está muy graciosa.
Nunca pongo cuentos porque se hace largo de leer, por eso te agradezco la paciencia y tus palabras.
Más besos para ti.

Maria Dolors, me alegra te guste.
Gracias y otro abrazo.

Tienes razón, Pilar, ella era muy traviesa, contaba que en una ocasión el cura la cogió en volandas porque se había caído encima de la caja del muerto en un entierro. Eso me dio la idea del cuento.
Gracias y besos.

Juglar, qué bien haceros reir como está el patio. Gracias por tus palabras y besos.

Pues si a ti te gusta, Reyes, yo encantada.
Besos.

emege, que tú me conoces y no soy tan vieja. ¡Es mi madre!
Bueno, te perdono, jajaja.
Besos.

Isabel dijo...

Myriam, no había visto tu comentario.
Lo único que deseo es tener tesón para acabarla, más que nada para ver cómo se hace, es la primera y cortita, sólo intento aprender.
Gracias y besos.

Myriam dijo...

¡¡¡¡Y bien traviesa!!!! jajajajaja pobre el niño....

virgi dijo...

Todo precioso. La foto, encantadora. Y el relato, tierno y simpático.
Suerte con la novela.
Besos, Isabel.

Marta dijo...

Genial, Isabel!

Y que bueno descubrir que la de la foto es tu madre.
Me ha encantado el cuento tienes mucho talento.
Un besito

Susana Camps dijo...

Precioso cuento, lleno de complicidades. Me ha gustado mucho, como la foto. Lo enmarca muy bien.
Abrazos.

marce dijo...

Estoy de acuerdo contigo en lo que dices del río, de la idea que teníamos de él y que es real, existe.

No te he leido, lo haré y cometaré..

un abrazo.

marce dijo...

Gracias, muchas gracias, me has hecho reir,, jajjaja, que travesuras se hacían y, qué ficción la de los niños !.Una cosa es la literatura y otra la ficción, decía ayer Rabal en una peli.

un abrazo.

Maria Dolors dijo...

Isabel, me he releído tu relato
y me encanta,muy bien escrito y muy divertido, con este acento
andaluz que yo tanto quiero...
Precisamente el jazmín que me comentas lo puse porqué además
de gustarme, huele a Andalucia.

Un abrazo

Isabel Martínez Barquero dijo...

Me ha gustado mucho el relato, Isabel. Es entrañable y sigue los meandros de la mente infantil, sus razonamientos, sus suposiciones, sus aventuras llenas de hazañas para recordar siempre. La imagen de la niña caída sobre el muerto es buenísima.

La foto de tu madre es muy resalada. Una criatura encantadora, con esos ojos que sonríen con pícara inocencia. Además, es tan graciosa... Me ha parecido que llevaba un guardapolvos de esos de escuela y la peineta y la mantilla le quedan que no veas... Ah, una dulzura.

Mucho ánimo con la novela. Si ya la llevas algo avanzada, seguro que no te dejará escapar, porque son absorbentes, totalmente absorbentes, tanto que preferimos estar en el mundo novelado más que en la realidad, quizá porque ese mundo es más real mientras se construye que el físico que nos rodea.

Un abrazo agradecido por el disfrute de la lectura.

Miguel Baquero dijo...

Excepcional el cuento. Está narrado con una gracia y una inocencia contagiosas. Muy bueno.

Sue dijo...

Je,je. Vaya gracia que tiene la niña.
Muy bueno.
Besos.

ethan dijo...

Muy bueno el relato, y muy bien narrado. Repito los ánimos para que sigas con la novela.
Un abrazo.

Isabel dijo...

virgi, gracias, la necesito porque estoy pegaita en este berenjenal que me he metido.
Besos.

Marta, me alegra te guste y de talento nada, más bien tozuda en querer aprender.
Besos

Susana, que a ti te guste no sabes lo que me tranquiliza.
Gracias y besos.

marce, eso quería, arrancaros una sonrisa, con eso estoy más que contenta. Otro abrazo para ti.

Maria Dolors, gracias por tu relectura y más besos.

Isabel dijo...

Isabel, qué bien me lo explicas.
Gracias por tus ánimos, estoy en el nudo. Tenía el principio desde el curso 2003-04 que hice un curso de Escritura Creativa y publiqué el comienzo en el libro del taller; después la dejé y este verano la retomé a ratos, lo que me impulsa es el deseo de aprender cómo se hace algo para mí largo, porque yo me encuentro más cómoda en el cuento.
El agradecimiento es mío por haberlo leído y comentado.
Un abrazo.

Miguel, que tú me digas eso. ¡No veas lo gorda que me he puesto!
Gracias y besos.

ethan, gracias por triplicado.
Otro abrazo.

mjromero dijo...

Me voy con ese gesto medio risa medio sonrisa...
Un abrazo

Isabel dijo...

mjromero, yo también me quedé con su sonrisa hace tiempo, además, te diré que siempre la conservó.

Gracias y besos.

Inma Cañete dijo...

Qué buena idea has tenido para escribir este cuento. Lo haces muy bien. Lo de la novela es estupendo. ¿Dónde te formas para escribir? Suerte, seguro que es buena.
Un beso

Myriam dijo...

Paso a dejarte un gran abrazo aquí en tu casa que dure todas las fiestas, hasta el inicio del 2012.

Josep Vilaplana dijo...

Una precisa historia en blanco y negro escrita con todos los colores necesarios. Con tu permiso, Isabel, regresaré de puntillas para observar por tu ventana las palabras que propones.

Salud y alegría para todos tus ahoras.

Enric Batiste dijo...

Los juegos tantas tardes de la infancia

Y un beeeso de feliz navidad

Isabel dijo...

Ladelmedio, me alegra te guste. Lo de la novela, hice un curso de escritura creativa y allí empezó, que la termine es algo que quiro realizar, a ve rsi lo logro.
Besos

Myriam, si ya me encanta verte por aquí, si lo repites, como ahora, ni te cuento.
Abrazos.

Josep, a mí las historias en blanco y negro me parecen, no sé, como más de verdad.
Entra de puntillas o como quieras, pero que yo no te eche en falta.
Me gustan tus deseos, y para ti también.

enric, ¡cuánto nos enseñan los niños! Por eso no queremos dejar de jugar.
Más besos para ti.

giovanni dijo...

Ella es Sevillana, tu madre? Y se llama Lucía? Qué atractivo, no, escribir un cuento o una novela! Veo que tú también empezaste hace bastante tiempo. Hay un cuento muy bueno, o es más bien una novela corta (en holandés la llamamos 'nouvelle' y la novela la llamamos 'roman'), de Giorgio Bassani, que a mí me gustó tanto que la he leído varias veces: "Lida Mantovani". Está incluido en "Il romanzo di Ferrara". Le costó a Bassani 18 años antes de que se quedara contento con el texto.

Besos

Isabel dijo...

giovanni, siento el retraso, estos días ando más liada.
Sí, es mi madre, pero la novela no va sobre ella.
He tomado nota del cuento y lo buscaré porque no lo he leído, si te gusta seguro será bueno.
Yo espero terminar antes de los 18, más que nada por aprender algo que es lo que me mueve.
Más besos para ti.

Isabel dijo...

Sue, al entrar en comentarios para borrar los no deseados me he dado cuenta de que el tuyo no se publicó en la fecha que lo pusiste, y por eso no te contesté. Ya me ha pasado otras veces con los tuyos.
Lo siento y te doy las gracias por pasar.

Y un fuerte abrazo.

Maria Dolors dijo...

Me gustó muchísimo tu narración, y me ha hecho reir de nuevo al releerla, está pero que muy bien
escrita, la curiosidad infantil
no tiene límites, y la foto es preciosa.
Un abrazo grande Isabel.

Isabel dijo...

Maria Dolors, mis disculpas por no haber vuelto por aquí antes de comentar en tu blog. He comprobado que ya habías pasado y ahora vuelves, no sabes lo que te agradezco tu constancia.

Un gran abrazo.