martes, 4 de agosto de 2009

88. Caramel


Esta mirada es la de la directora libanesa Nadine Labaki y su primer filme, Caramel, en tono de tragicomedia, es la historia de cinco mujeres en torno a un salón de belleza de Beirut. El título se refiere al método más utilizado en su país para depilarse, una mezcla de agua, zumo de limón y azúcar que, después de hervir y convertirse en caramelo, se deja enfriar en mesas de mármol antes de aplicarla en las clientas.

"He crecido con todo ese ritual: mi madre, sus amigas, mis primas, las vecinas... Las recuerdo en la cocina de casa preparando la pasta, y mi hermana pequeña y yo espiándolas de niñas, deseando ser lo suficientemente mayores como para iniciarnos en aquellas reuniones. Por supuesto también están los métodos modernos: cera, láser... Pero gana en popularidad la depilación con caramelo. Por eso el aroma de un salón de belleza tradicional libanés es dulzón. Relajante, reconfortante e hipnotizador”.

Visto así podría parecer otro filme de mujeres o hecho para mujeres, sin embargo, no retrata un universo cerrado. Muy al contrario. Muestra cómo se puede hacer buen cine con poco presupuesto, con actrices debutantes, y hablarnos con naturalidad, casi sin decir, sobre: solidaridad, homosexualidad, seducción, deseo, generosidad, sensualidad, infidelidad, senilidad, tradición y todo regado con un fino sentido del humor.

La misma Labaki dirige, actúa y contrata intérpretes neófitas. Muchos riesgos para una primera película. "Desde cría he soñado con crear mundos que no tuvieran nada que ver con mi propia realidad, mi rutina vital. Rodar una película que no hable de la guerra ha sido intencionado, quería mostrar una realidad de Líbano que no se conoce tanto. Un salón de belleza es una isla de libertad. Esos locales me fascinan tanto a mí como a los hombres, que desean curiosear tras sus puertas: les hacen imaginar cosas. Para las mujeres, en cambio, son un sitio de esperanza. Salen de allí con mucha más confianza en sí mismas, más bellas. Puede parecer superficial, pero es muy importante”.

Hay ciudades viejas, pueblos viejos, casas viejas que parecen que van a caerse como las letras de algunos rótulos. Y es ahí, dentro de ese decorado caduco, donde la vida late con más fuerza, donde las historias están mejor contadas como ocurre en Caramel: sensual, sincera y sabia.

Y luego está la banda sonora, otro personaje más, -me enamoré tanto de la partitura, que acabé casada con su creador Khaled Mouzanar- dice Nadine con esa mirada...

5 comentarios:

ana maria parente dijo...

Y ese método de depilaciòn no hace salir ampollas.?
Gracias a Dios soy poco peluda ,de bello fino y rubio,solo me depilo con maquinita.
Yo soy bastante grandecita como para haber conocido a la PARIS DEL ORIENTE ,fuí acompañando a mi papá en una misiòn comercial de Argentina .Era una ciudad tan bonita.Nunca perdonarè a la guerra.
Los libaneses tienen una caràcter de caramelo ,son dulces.
Es tan horrible ver en foto la parte de la costa ,parece que tardaran muchìsimo es restituirle su esplendor.Tenía unas vistas desde hoteles en partes altas que eran soberbias.

Isabel dijo...

No lo sé, Ana María, en la película esta pasta más bien daban ganas de comérsela.

Es muy bonito lo que dices sobre los libaneses y una suerte haber conocido ese esplendor.

Gracias por opinar y bienvenida.

Miguel Baquero dijo...

Yo he visto fotos de la Beirut de que habla Ana María y la verdad es que es una lástimna que la guerra acabara con todo eso y una suerte que haya gente que quiera reconstruirla, o rememorarla al menos, por encima del conflicto.

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu post.
Las pequeñas historias son mis favoritas.
Un beso.

Isabel dijo...

Miguel, estoy de acuerdo contigo.

Reyes, me alegra verte por aquí, sabiendo lo ocupada que debes estar.

Besos a los dos.