Dicen algunas personas que me conocen que soy una hormiguita, así que haciendo honor, he decidido subirme al alambre. La verdad es voy de lujo y espero coger oficio con la practica. Algunas veces me he cansado de ser hormiga, pero como no sé cantar nunca he podido imitar a la cigarra, ella siempre presumiendo de lo que no tenía.
Lo que no sabe la cigarra es que estoy haciendo proyección de voz en el taller de teatro y, quién sabe, quizás algún día, cuando me retire, me suba al árbol. Más que nada para probar otra perspectiva.
Me gusto tanto en mi alambre que he decidido quitar el río de la derecha, aquí estamos jartitos de agua, y ponerme yo, a ver si en el 2011 hago el recorrido de una vez.
Foto tomada en el museo de miniaturas de Besalú, un pueblo precioso, si tienen oportunidad, no dejen de visitarlo.



