Trabajaban juntos. Él decía que la adoraba. Ella esperaba siempre que le regalara un ramo de flores, como por ejemplo, rosas rojas sin tarjeta.
No era un día cualquiera. Salió de su casa contenta y feliz. Sería la primera en llegar para tomar nota de las reservas a punto.
En el mostrador de recepción había pegada una nota con su nombre:
“Para que no te falten nunca”.