No os lo toméis al pie de la letra, pero sí, a veces me llaman raro porque soy diferente. Soy muy independiente. Por ejemplo, no me gusta cuando en uno de mis paseos oigo gritar a los pescadores desde sus embarcaciones:
-Lanzad la red que viene un banco de peces.
Ni en plural quiero yo que me llamen banco, entonces, me muevo rápido, planeo y me escapo. A veces me llaman “raro”. Me gusta ir por libre y no soporto que impidan mi libertad. Cuando me acerco a la orilla de noche y me asomo para buscar las constelaciones, veo con mis ojos planos la intención en algún paseante de cogerme con sus manos; me quedo quieto, veo su sonrisa y justo ahí me zafo.
Entonces quien se ríe soy yo porque se quedan mirando el agua y ya no estoy en ella porque soy un pez volador. De quien más huyo es de los japoneses, que persiguen sobre todo mis huevas para el famoso sushi y es que el humano es el mayor de los depredadores.
10 comentarios:
Interesante relato y foto que muestran que el humano depreda... pero se niega a aceptar que lo hace. El humano, un animal más... y cada vez más animal en el mal sentido del término. ¡Qué se lo digan al pez!
Abrazo grande, Isabel.
Me ha encantado tu relato. Besos.
Gracias, Índigo, Tú siempre tan amable. Un fuerte abrazo también.
Teresa muchas gracias y más besos para ti.
Muy buen relato acuático, con sorpresa final, como tiene que ser.
Abrazos.
Me ha gustado mucho¡¡ Mil besos de UVA
ethan, muchas gracias. No le veía yo mucha garra, pero me sirvió para la denuncia.
Abrazo.
Uva, qué bien tu visita. Me alegra y te mando muchos besitos.
Releo la historia de este pececillo. Reitero que me gusta.
¡¡Y por el camino que vamos, me alegro que tenga alas!! Si le falta agua debe ir aprendiendo a mutar. Besos de UVA
Gracias por tu relectura y un fuerte abrazo.
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