domingo, 5 de julio de 2009

83. Toneladas de hierro

Tolerado, pasajero, ajeno, también estaba él, impotente y absurdamente móvil, como un insecto oscuro que agitara patas y antenas en el aire de leyendas, de peripecias marítimas, de labores desvanecidas, de invierno.
Al fin todo se pudre, todo cría cáscara y hay que tirarlo o venderlo.


...y el barco gris, sucio, alijado, con nombre de mujer descendió del río y vino a echar anclas frente al astillero.

Juan Carlos Onetti, El Astillero

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué hermoso , Isabel.
Nosotros tenemos también un puntito de barcos , a veces a la deriva...

Pablo dijo...

Sí, hay objetos que son como cronistas del tiempo, seres inamovibles que están ahí, sin decir una palabra, pero simbolizándolo todo.

Por cierto, me encantan las imágenes de agua.

Un saludo. Pablo.

Barbi dijo...

Toneladas de hierro: Tremenda descripción de la vida, cualquiera que sea su aspecto.
Puede ser así su final: conformista, derrotado por el peso y la huella del tiempo que le impide seguir luchando. Solo quiere descansar, esconderse, no existir.
Pero como si de un lienzo se tratara, el arte de navegar también tiene sus luces y sus sombras. Puede modelar el oleaje o desdibujar los envites de la mar. Depende de la maestría del artista. Un gran beso para mi amiga Mª Isabel.Decirte que disfruto con todos tus escritos. Bárbara.

Isabel dijo...

No dejo de asombrarme con alegría de lo buenos escritores/as que hay tras estos comentarios, mucho mejor ¡qué duda cabe!que la autora del post, en este caso simple anotadora de la literatura de Onetti.

Como Reyes, esa deriva, que tú describes tan bien y con tanta gracia y humor en tu blog para hacernos la vida más llevadera.Besazo.

Pablo, bienvenido, un acertado comentario, estoy de acuerdo contigo. Gracias por pasarte por aquí, yo también te saludo.

Barbi, si eres la Bárbara que yo conozco me has dejado de piedra, ¡qué digo de piedra! muy al contrario: blandita, blandita.

La sorpresa es un elemento que me encanta en las relaciones, porque implica un deseo de agradar a la otra persona. Cuando hablo de sorpresa no me estoy refiendo a un regalo material, sino al regalo del crecimiento personal porque ese irradia más que ninguno en las personas que queremos y nos quieren.

Bienvenida, Barbi, yo también te quiero.

emege-e dijo...

Querida Isabel, leer estas lineas es como un resumen después de mi reciente experiencia, eso es exactamento lo que he dejado atrás: toneladas de hierro; mi barco no echará anclas, seguirá navegando hacia nuevos horizontes.Besitos.

Isabel dijo...

Je, je, sólo espero que no cojas la misma maleta y te vuelvas.

Besos