
No me pregunten el sitio, o mejor sí, voy a leer o releer a Clarice Lispector.
“Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí donde voy. La punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espada magia: es allí donde voy. En la punta del pie el salto. Parece historia de alguien que fue y no volvió: es allí donde voy. ¿O no voy?. Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas”.
Es allí donde voy de, Silencio.
“Tal vez ése haya sido el esfuerzo más grande de mi vida: para comprender mi no-inteligencia, mi sentimiento, me vi obligada a volverme inteligente. (Usamos la inteligencia para entender la no-inteligencia. Pero después el instrumento –el intelecto- por vicio del juego sigue usándose y no podemos coger las cosas con las manos limpias, directamente de la fuente)”.
El uso del intelecto de, Aprendiendo a vivir.