A sólo sabe trabajar, correr y nadar. Sólo recuerda la primera letra de su nombre, un dolor muy, muy fuerte, sangre y, agua, mucha agua.
Ahora estoy aprendiendo cosas -dice A- cuido a Ingrid, una anciana bondadosa. Me ha enseñado los números y ha puesto una letra al lado de cada uno.
Dice que me llamo 1 7 23 5 4 1. Ella tiene el suyo tatuado en el antebrazo, pero yo lo he escrito en mi pie; me gusta más.
Ahora peino a Ingrid mientras lee un libro que se llama como un mes; el mismo en que yo llegué al sur de España. Le gustan mucho los almanaques; mira uno y dice que hoy es mi santo, yo no sé lo que es eso, pero ella ha cogido mi mano muy fuerte y me ha dicho.
-Águeda, Águeda “si el mundo se convierte en mar o te vuelves pez o te ahogas”.
-Hace tres meses que Ingrid se murió. Ahora no tengo trabajo; pero mientras encuentro otro, nado todos los días en el río y, por las noches, sigo aprendiendo a leer en el libro de Ingrid: Octubre, octubre. Hay cosas que no entiendo, pero en él están todas las frases que ella me repetía.
12 comentarios:
hola de nuevo
aquí estoy como te dije, siguiéndote. Hacía mucho tiempo que no leía un relato tan inspirado como Yo vengo del agua. Gracias
besos
Marta M.
Maribel que placer me das leindote mucha poesia y sensibilidad
tambien es una invitacion a la meditacion (asi se dice en castellano ?)
hasta pronto
todo mi carino dulce amiga
Pez, sigue contando de los fondos. Ni porta que no sepamos lo que es. Sabemos del sentimiento que produce. Cada escrito que llega es un golpe en nuestro corazón de piedra.
ni porta = no importa
Y ese libro, Octubre, octubre, qué maravilla (allí en Sevilla lo leí hace mucho, y cómo lo disfuté).
Yo vengo del agua, qué bonito.
Sólo vengo a darte las gracias por el apoyo que me has dado por ahí en otros sitios... Ya te contesté en el blog en cuestión.
¡¡Un abrazo!!
Un post enternecedor que invita a la reflexión. La sensibilidad que tienes la has volcado en estas hermosas palabras. Sigue así.
Parece que en esos días que has escrito este post, aún en la distancia, nuestras musas se pusieron de acuerdo¿coincidencia? Besitos.
¡Qué bonito! Y muy tierno. He visto en Ingrid muchos rostros sonriéndome, muchas manitas arrugadas aceptando una caricia. Hoy mismo.
Sigue deleitándonos, hija.Uva.
Marta bienvenida, me encanta tenerte aquí y gracias por tu opinión.
Un abrazo
Colombe si da que pensar, he conseguido algo además de enlazarlo con el micro original. Besos amiga
NáN, puede que no haya sabido explicar lo que pretendía. He querido hacer una continuación con esta entrada:
http://elcosturerodeisabel.blogspot.com/2008/03/21-el-relato-microscpico.html
No sé si lo he conseguido, pero te agradezco tus palabras.
Lara yo también lo leí hace años, pero me acordaba de esa frase y también de la sensación esperanzadora que te deja la lectura de J. L. Sampedro. Muchos besos.
emegé y Uva, gracias, os quiero.
Hola Isabel, hacía muchísimo tiempo que no entraba en tu bloc, pero me ha encantado este relato.
Lo encuentro actual, sencillo, comparando de esa forma tan bonita a esos países tan necesitados con algo tan vital como el agua.
Has retratado nuestra sociedad, y el problema de la inmigración, pero dejando un pequeño hueco para la esperanza. Un beso Mª José
Hola MªJosé, me alegro de tu visita y te agradezco el comentario tan bonito que me haces.
Besos, espero verte pronto.
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