A mí me gustan también esos bancos. Quizás los voy a hacer dentro de poco (digamos dentro de un año). Todavía tengo bastante madera amontonada en el cuarto por debajo del cuarto (soterráneo?) en donde tecleo estas letras. Besos
En dos bancos parecidos cruzamos muchas noches de invierno el fuego y yo; noches en que parece establecerse una tregua de silencio en el ruidoso sinsentido.
¡Qué bien! Estoy contenta de que estemos de acuerdo. Los que nos estafan con comisiones y demás servicios impuestos por ellos mismos, y confabulados por las grandes empresas de suministros con la complicidad política, ya han demostrado de sobras de lo que son capaces. ¿Qué nos queda? Reafirmarnos e ir cambiando la forma de hacer. Mis bancos me gustan porque están hechos por mis hombres, con sus manos, por eso me gustan tanto, y porque sirven para descansar y no para darte sablazos.
...Y a mi
ResponderEliminarPor aquí las llamamos banquetas, mi padre era un maestro. Les hizo a mis hijos unas cuando eran pequeños, todavía las conservamos.
Besicos,amiga
¡Y a mí!
ResponderEliminarManos 1, máquina 0.
¡Qué sencilla, pero espléndida y significativa entrada!
Así me gustan a mí también, pequeñitos y de madera.
ResponderEliminarsalud
Francesc Cornadó
Y a mi....muy buena entrada Isabel.
ResponderEliminarBesos.
Ja, ja, isabel, pero ahí no te ingresan la nómina. ¿O sí? Besazos.
ResponderEliminarMe encantan porque me recuerdan a mi abuelo. Que las sabía hacer y siempre tenía en casa.
ResponderEliminarUn beso
A mí también me gustan esos, pero precisamos de los otros. Creo que no sabríamos vivir ya sin ellos (pagos domiciliados, ingresos...).
ResponderEliminarUn abrazo.
Los bancos de ARTE SANOS con oficio...
ResponderEliminarMuy buenos estos dos BANCOS. En el pueblo aún conservamos algunos de estos BANCOS. Los otros... a tirarlos.
ResponderEliminarA mí me gustan también esos bancos. Quizás los voy a hacer dentro de poco (digamos dentro de un año). Todavía tengo bastante madera amontonada en el cuarto por debajo del cuarto (soterráneo?) en donde tecleo estas letras.
ResponderEliminarBesos
Los de toda la vida, sencillos, populares, prácticos.
ResponderEliminarPegados a la gente, los ayudan a descansar, no como los otros.
Besitos
En dos bancos parecidos cruzamos muchas noches de invierno el fuego y yo; noches en que parece establecerse una tregua de silencio en el ruidoso sinsentido.
ResponderEliminarUn beso, Isabel.
Estos son de fiar. :-)
ResponderEliminarBesos
¡Y a mí!
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué bien! Estoy contenta de que estemos de acuerdo.
ResponderEliminarLos que nos estafan con comisiones y demás servicios impuestos por ellos mismos, y confabulados por las grandes empresas de suministros con la complicidad política, ya han demostrado de sobras de lo que son capaces.
¿Qué nos queda?
Reafirmarnos e ir cambiando la forma de hacer.
Mis bancos me gustan porque están hechos por mis hombres, con sus manos, por eso me gustan tanto, y porque sirven para descansar y no para darte sablazos.
Gracias y abrazos.
Tarde, pero añado mi acuerdo:
ResponderEliminarBabcos para la gente.
Comida sana para la gente.
Casas para la gente.
Sonrisas para la gente.
Y risas y abrazos para quienes los merezcan.
A mí también!!!
ResponderEliminarMe apunto!
Esos bancos aún a la sombra lográbamos ponerlos, estos otros es imposible...
Besos, Isabel.
A mí también. Se parecen a los que hacía mi abuelo!
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